Julio López
está desaparecido
hace 6401 días
versión para imprimir - envía este articulo por e-mail

Pronunciamiento mapuche sobre el proyecto minero de Esquel
Por Werken Mauro Millán ((i)) fw: - Friday, Feb. 07, 2003 at 8:02 PM

Mari mari kom pu che, Inche ta Mauro Millan ta ñi piñgey.

Antes de la llegada del conquistador Pedro de Valdivia a nuestro Wallmapuche (territorio ancestral mapuche) en el siglo XVI, nuestro pueblo habitaba un extenso territorio que iba del Atlántico al Pacífico. Desde el Río Maule hasta la Isla de Chiloé, en la Gulumapu, hoy estado chileno. Y en la Puelmapu, actual estado argentino, desde el sur de Mendoza, Santa Fe y Córdoba, buena parte de Buenos Aires, las provincias de La Pampa, Río Negro, Chubut y norte de Santa Cruz, compartiendo este espacio territorial con otros pueblos.

Nuestra forma originaria de organización estaba basada en la familia. Cada familia conformaba un lofche o comunidad, y cada lofche se relacionaba con el resto de los pu lofche, formando extensas redes, ya que no teníamos una organización centralizada. Los pu lofche se reunían tanto para ejercer la espiritualidad, en los Nguillantun, Wiñoy Tripantu, Kamarikun; como para la resistencia durante los siglos de invasión española y posteriormente criolla (chilenos y argentinos). Durante la guerra conformamos una instancia mucho más amplia de organización política y militar como fueron los Ayllarehue (nueve comunidades aliadas política y espiritualmente) o los Aukin Wallmapu Ngulam (consejo de todas las tierras), que era una de las máximas formas de organización mapuche.

Los miles de pu lofche, que conformábamos la gran nación mapuche teníamos y tenemos una unidad idiomática, cultural, filosófica y política basadas en normativas milenarias. Dentro de estas normativas debemos mencionar nuestro Ad Mapu o las leyes de la Naturaleza. Como principio fundamental el Ad Mapu expresa “que el mapuche es parte de la naturaleza y no dueño de ella”. Es decir, que el che mapu (la gente mapuche) interactúa con el Itrofillmogen (los diferentes elementos de la naturaleza), teniendo la responsabilidad de mantener el equilibrio.

El winka a su llegada impuso otro paradigma, otra filosofía de relación con la Tierra y la Naturaleza, donde el hombre está por encima de todo. Entonces él no ve el bosque, no ve el río, no ve el cerro; sino que ve recursos a explotar y beneficios económicos a obtener. Esta realidad no sólo se da en el Wallmapuche sino que es planetaria. Desde la formación de los Estado-Nación a partir del siglo XIX se impulsó la reproducción ilimitada de esta lógica, homogeneizándose a los pueblos y eliminando los escollos del anti progreso, como se nos consideraba y considera a los Pueblos Originarios. Es decir, uniformando, globalizando.

En las últimas décadas del siglo XX los diferentes estados nación comenzaron a diseñar normas internacionales para el reconocimiento de nuestros derechos, producto de la emergencia política y cultural indígena, es decir, del fortalecimiento mundial de las luchas protagonizadas por los Pueblos Originarios. El documento de mayor trascendencia política hasta el momento es el Convenio Nº 169 de la OIT, en él se reconoce nuestro derecho a practicar la cultura, espirititualidad, cosmovisión de nuestro pueblo y, principalmente, a tener un territorio donde hacerlo.



Este Convenio está en vigencia en la Argentina desde julio de 2001, asumiéndose el compromiso de implementarlo en todo el territorio nacional. En la misma dirección se pronuncian el artículo 75 inciso 17 de la Constitución Nacional y el artículo 34 de la Constitución del Chubut. Sin embargo, no se ha dado cumplimiento a esta legislación. En el ámbito de la provincia se da una situación totalmente adversa, ya que no se han implementado estos derechos consagrados.



Desde la asunción de Carlos Maestro a la gobernación de la provincia se fortaleció una política monocultural, que es continuada por la actual gestión. Un ejemplo es el llano incumplimiento de la leyes que este mismo estado sanciona, como la 3657, que promueve la creación del Instituto de Comunidades Indígenas, y la 3765, por la que se crea la Comisión de Tierras Indígenas.



Todo esto nos demuestra que la provincia ha sancionado una batería de leyes que no está dispuesta a cumplir, pero que le sirven para presentarse formalmente como una administración progresista. Hoy, con la excusa de la emergencia social y la promesa de crear fuentes de trabajo, el gobierno está impulsando la rapiña por parte de capitales argentinos y trasnacionales en nuestro territorio. La explotación minera y de hidrocarburos tiene un impacto directo sobre nuestra cultura.

Durante la crisis lanera de los ´80, comenzó un importante proceso migratorio de la población rural al conurbano de la ciudad de Esquel. En 1970 la población urbana, en el departamento, era de 13771 personas, en 1991 de 26800. El mayor porcentaje de población migrante es de origen mapuche. Este intenso movimiento migratorio de las zonas rurales hacia la ciudad en busca de una mejor calidad de vida, tiene varias causas, pero una de las principales es la falta de una política acorde a la realidad cultural de la provincia. La promesa de nuevas fuentes de trabajo, alienta a una nueva corriente migratoria hacia la ciudad debido a la falta de expectiva de la población rural Mapuche.

Además del impacto social que producen estas actividades extractivas, hay que destacar el impacto ambiental. El caso neuquino es un claro ejemplo de que a los gobernantes no les tiembla el pulso al momento de hacerle pagar a la población el costo humano y ambiental producido por sus políticas. Debido a las extracciones de hidrocarburos realizadas por Repsol YPF en Loma de la Lata, fue contaminado el suelo, aire y agua en las comunidades Kaxipayñ y Paynemil. A raíz de lo cual se registró un caso de anancefalía en la comunidad Kaxipayñ, es decir, que en el vientre de una lamgien se estaba formando un bebé sin cabeza. Esta situación de contaminación se repite en la comunidad Gelay Ko, cercana a Zapala, donde la petrolera Alberta S.A. contaminó el territorio. Todo esto ha sucedido con la anuencia de los diferentes gobiernos neuquinos que nunca dudaron en defender a las compañías por los supuestos beneficios que daban a la provincia.



El publicitado anuncio de que la minera Meridian Gold comenzará en enero las obras civiles en el Cordón Esquel, sin esperar los resultados de los Estudios de Impacto Ambiental (EIA) y la realización de la Audiencia Pública, demuestra el espíritu corporativo de los medios periodísticos, el gobierno (provincial y municipal) y la minera. El silencio al que se intenta confinar a las voces disonantes alimenta las sospechas de que, con las excusa de las fuentes de trabajo y las regalías, se aplicará una política de dejar hacer y dejar pasar sin importar el costo humano, social y ambiental.



En este marco también Meridian Gold está realizando tareas de prospección en territorio de la comunidad mapuche Huisca-Antieco, en Alto Río Corinto, sin la previa consulta a sus miembros. En este caso tanto el gobierno que lo permite, como la compañía que realiza las obras, están violando las constituciones nacional y provincial, y acuerdos internacionales como el Convenio 169.



¿Cuál es el precio que el Estado en crisis está dispuesto a hacernos pagar? Por su incapacidad de generar trabajos genuinos y beneficiosos para la comunidad. ¿Cuál es el precio que quieren imponernos a cambio de las migajas que piensan obtener? Estas políticas rapiñeras continuarán ampliándose a medida que se agudice la crisis si no cambiamos el rumbo.



Una sociedad que está supeditada a un solo patrón cultural y que no puede ver y valorar la diversidad está condenada al sometimiento de un sistema que sigue alimentando y centralizando el poder en unos pocos, llevando a la marginalidad total a la gran mayoría.

En los últimos siglos hemos escuchado las mismas voces y nos han impuesto las mismas ideas. Es hora de que nos dejen hablar a los 5000 pueblos originarios que existimos en el planeta, si pretendemos hacer de este mundo un mundo más respirable.

Fey kay muten

Mauro Millán
Esquel, 7 de septiembre de 2002.

agrega un comentario