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Comunidad Indígena de Amaicha del Valle: en el camino hacia la autonomía
Por Pablo Indio ((( i ))) - Monday, Mar. 10, 2003 at 1:04 AM
pabloindio@riseup.net

Luego de la represión hacia los integrantes del Consejo de Ancianos y sus adherentes, un intento de resumen de la situación política de esta comunidad del Pueblo Diaguita, localizada en la actual Pcia. de Tucumán.

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Foto de Rody Villalva

- (Improvisando) un poco de historia

Los Valles Calchaquíes, que atraviesan parte de lo que hoy es Tucumán, Salta y Catamarca, han sido habitados desde tiempo inmemoriales. Siguiendo los huellas arqueológicas, se sabe de presencia de humana en la zona desde hace más de 12.000 años.
En el siglo XVI, los distinos pueblos que se encontraban en los valles, como los Amaicha, Quilmes, Colalaos y Tolombones, formaban parte de lo que se conoce como la Nación Diaguita. Toda la región estaba comunicada mediante una red de caminos que se extendía por miles de kilómetros, vinculando a los distintos pueblos del mundo andino.
En los primeros días de enero de 1543 los pobladores originarios del Valle Calchaquí se encuentran por vez primera con el que sería su verdugo y el de todos sus hermanos del Abya Yala (América): el conquistador español.
Encarnado en la figura de Diego de Rojas, el usurpador hace uso del camino real del Qollasuyu (región sur del Tawantinsuyu -inkario-) y de los poblados calchaquíes para el transporte y abastecimiento de su hueste. Y a medida que va fundando sus poblados, reclama por la fuerza a los diaguitas su mano de obra para las minas, sembradíos, viñedos y servidumbre personal.
La lengua de los pobladores originarios era el kakan, hoy desaparecida. Se sabe que el Padre Barzana realizó unas gramáticas de ella en el período colonial hispano, pero el original y sus copias se han perdido, por lo que no queda registro de ella. Sólo perviven algunas voces, como la que da nombre a la región: "Calchaquí", nombre de un indio que por ser tan valiante "vino a dar nombre de a aquel valle de treinta lenguas que corre de norte a sur..." (Antonio de Barzana; 1594). Si bien su significado en kakan se desconoce, en quechua unas voces similares (calchac-ki) significa "provincia de los enojados".
Y es que los indios de la Nación Diaguita sí que eran bravos. Tal vez junto a los Mapuche, fue uno de los pueblos que más resistencia opuso al español. De 1562 a 1657, la región se vió convulsionada por una serie de alzamientos contra el invasor, como por ejemplo, la revuelta protagonizada por el gran Juan Chalimín y en la que participaron casi todos los Pueblos Originarios del NOA.
Como consecuencia de la "pacificación" de la zona (como les gusta decir a los colonizadores de ayer y de hoy), la población originaria se vió reducida en un 90 %. Y es en esta época cuando los españoles trasladan a los Quilmes a pie hacia Buenos Aires, como castigo por haberse sumado a la rebelión.


- La Comunidad Indígena de Amaicha del Valle

Como a los Quilmes, al resto de los pueblos que se rebelan se los traslada a otra región para explotarlos como mano de obra esclava. Pese a ello, los Amaichas logran quedarse en su territorio gracias a aceptar trabajar en la llanura próxima a Lules (a unos 150 km) para el entanciero Francisco de Abreu y Figueroa.
Para el año 1716 obtienen, a cambio del bautismo de su cacique, la posesión definitiva de sus tierras mediante una Cédula Real de la Corona Española. Unas 100.000 hectáreas que según el mismo documento, "en ningún tiempo nos han de quitar persona alguna". Allí se establecen los Lera, Velardez, Valderrama y Nieva.
La mitad de esas tierras fueron ocupadas progresivamente por distintos terratenientes, pero recientemente han sido recuperadas por originarios de la zona que han conformado la Comunidad India Quilmes. Como una ley natural, la pacha vuelve a sus viejas manos, aquellas que tanto supieron cuidarla y respetarla durante milenios.


- 3 siglos después

Uno entra a Amaicha y es difícil reconocerla como comunidad indígena. Mas allá de los papeles que la reconocen como territorio indio, la falta de autonomía en materia educativa y administrativa, entre otras, ha producido una profunda occidentalización que ha desmembrado los valores comunitarios. La desigualdad de la sociedad de clases de la Argentina, aunque tibiamente, se ha insertado en la comunidad. Su autoridad originaria, el cacicazgo, convive con las demás estructuras del estado nacional. Y lo que es más importante, y consecuencia de todo lo anterior, gran parte de su población ya no se reconoce como india.
Las prácticas clientelísticas también se han insertado en la comunidad. Su actual cacique, Miguel Santos Pastrana, actúa de hecho como un agente del PJ y es sustentado por éste. Elegido en elecciones hace 2 décadas, su poder radica en sus contactos con funcionarios del gobierno y en el manejo de los planes sociales (que maneja la comuna rural, a cargo de su hijo).
También, gracias al viraje de los últimos años en las políticas de los organismos internacionales hacia los Pueblos Originarios, es él quien administra los subsidios millonarios del Banco Mundial y otras instituciones. Subsidios que, hay que decirlo, generalmente tienen como única consecuencia (¿o fin premeditado?) fragmentar a las comunidades en su interior y enfrentarlas con comunidades hermanas, al ser producto de envidia y competencia.
Ante esta situación, un sector opositor en la comunidad, valiéndose de las tradiciones diaguita-calchaquí, ha conformado el Consejo de Ancianos. En Agosto del 2001, en una asamblea se nombró como cacique a Héctor Moya y se destituyó del cargo a Pastrana, quien gracias a sus prácticas punteriles logró permanecer en el cargo. Movió su pequeño aparato comunal y logró reunir a unas 200 personas de los caseríos de alrededor de Amaicha, los cuales lo ratificaron en otra asamblea. También fue apoyado por el Instituto Nacional de Asuntos Indígenas (INAI), cuyo presidente Jorge Pereda también está ligado al peronismo.
Las críticas y denuncias hacia Pastrana por parte de la oposición son muchas. Una de ellas, que los fondos que la comunidad recibe para distintas obras, es utilizado para otros propósitos, como financiar las campañas electorales del PJ. Efectivamente, si uno recorre la zona puede ver las obras a medio terminar, y los más grandes afirman que pese a la gran cantidad de subsidios internacionales recibidos en los últimos años, la Comunidad Indígena de Amaicha se ve igual que hace décadas.
Otra de las críticas que se le hace es que no defiende y fortalace la identidad india de la comunidad (tan resquebrajada en los últimos años), lo que debería ser uno de los principales objetivos de alguien que se hace llamar "cacique".

- Represión, ilegalidad y atropello a la autonomía indígena

Un ejemplo del accionar de Pastrana, contrario a los intereses de la comunidad, es que ha convertido una fiesta tradicional como es la de la Pachamama, en un mero espectáculo comercial donde los mismos pobladores de la comunidad no pueden disfrutar de la misma al no tener el dinero necesario para pagar la entrada.
Esto último fue lo que motivó que el martes 25 de febrero, los integrantes del Consejo de Ancianos y adherentes al mismo se movilizaran hacia al acceso a la comunidad, llevando una whipala (símbolo de las culturas andinas) y pancartas donde explicaban su rechazo a la fiesta organizada por Pastrana. Durante los días previos, la intención era cortar la ruta, pero viendo el reducido número de manifestantes, se había optado por colocarse en un costado de la ruta y dar a conocer su posición a las personas que transitan por el lugar: que la fiesta vuelva a un lugar público.
Al llegar al acceso, se vieron sorprendidos por un fuerte operativo policial, que reprimió y detuvo ilegalmente a los mismos. Allí comienza una serie de irregularidades.
Para empezar, fueron trasladados a la comisaría de Tafí del Valle, siendo que había una dependencia policial a menos de 1 km del lugar. A las 16 personas detenidas (entre los que se encontraban no sólo ancianos, sino niños y un discapacitado), se los obliga a firmar una declaración que jamás hicieron, donde se afirma que cortaron la ruta e insultaron a las personas que pasaban por el lugar. Por el miedo y la presión policial, las mujeres y personas mayores aceptan firmar la declaración para salir libres. Los 6 hombres que se niegan, quedan ilegalmente privados de su libertad durante dos noches. Durante ese lapso, se hizo presente Antonio Guerrero, ex Ministro de Gobierno y Justicia del actual gobernador de Tucumán, Julio Miranda, quien ofreció la libertad al cacique Héctor Moya a cambio de que desista de ejercer su cargo, y lo invitó a sumarse a las filas del peronismo. Como si hiciera falta, también le reconoció que la detención de todos ellos era política.
Finalmente, tras 36 hs de estar detenidos, y sin firmar la declaración que la policía pretendía, fueron liberados.

- El resurgir del gigante dormido. Un caso testigo

A la Comunidad Indígena de Amaicha del Valle la han privado de su identidad. Su falta de autonomía en estos siglos lo ha permitido. Pero no todo está perdido: ni el país más "europeo" de sudamérica pudo borrar los recuerdos de un pasado libertario.
Y allí esta el Consejo de Ancianos, recuperando lo mejor de las tradiciones diaguita-calchaquí, para intentar revertir la situación, recuperar su identidad y redescubrirse como Pueblo.
El cacique Pastrana, con prácticas que no hacen más que agilizar el proceso de asimilación a la cultura "nacional", es sólo un eslabón en la larga cadena de obstáculos que deberá afrontar la comunidad en su largo caminar.
De esto son bien concientes los hombres, mujeres y ancianos comuneros de la oposición, en cuya sangre late ese sentir de indio bravo que se resiste a perder lo que por derecho ancestral le pertenece.
Y como lo demuestra las noticias de los últimos años sobre las luchas de los aymaras en Bolivia, quechuas en Ecuador, Mayas en México y Mapuche en Chile y Argentina, el viento corre a su favor. O como dicen los kollas, después de 500 años de pachakuti malo, y por otros 500, ha llegado la hora del bueno.


Para comunicarse con la comunidad, envía email a: consejo_diaguita@hotmail.com

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