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Mireya Figueroa, prisionera politica mapuche
Por una - Thursday, Mar. 13, 2003 at 11:12 PM

¡LIBERTAD A TODAS LAS PRISIONERAS POLÍTICAS!

Como una forma de homenajear a todas las mujeres (mapuches y chilenas) en el marco de la celebración del Día Internacional de Mujer, nuestro Kolectivo Lientur presenta una entrevista exclusiva realizada a la lamngen Mireya Figueroa, presa política detenida en la cárcel de Temuko y acusada de infracción a la Ley Antiterrorista por el Ministerio Público de la IX Región.

A través de su valioso testimonio de lucha y consecuencia entregado por la lamngen a la Agencia Mundo Posible, queremos saludar también a las hermanas mapuche Carmen Paine, Angélica Ñancupil, Bernardita Chacano y Patricia Troncoso; y a las compañeras chilenas Elizabeth Núñez, Oriana Alcayaga, Marcela González, María Concepción Pincheira, Karina López y Marta Uroga, todas ellas prisioneras políticas en esta supuesta "democracia" laguista.

"Podrán apresar mi cuerpo, pero no mis ideales"

Por Patricio Aguilar / Agencia Mundo Posible

Marzo de 2003

Mundo Posible visitó a Mireya Figueroa, presa política en la Cárcel de Temuco, acusada injustamente por "asociación ilícita terrorista". En ella conocimos a un fiel reflejo de su pueblo. Una serenidad que se mezcla armoniosamente con la firme determinación de resistir, hasta vencer en lo que sabe que será "una larga lucha".

Un guardia, con amabilidad, nos abre la reja de fierro y nos da la pasada. Me invita a dejar mi maletín en un rincón detrás de una salamandra. "Ahí cerca es más seguro" dice, y luego, una gendarme toma los datos de rigor. Pregunta a quién vamos a ver. "A Mireya Figueroa", contesto. Luego de la revisión de rutina, ingreso junto a Javier Chávez, dirigente del Partido Comunista de la Novena Región, a un pequeño salón de unos tres por cuatro metros.

No menos de cuarenta personas hablan en voz alta, reunidas en pequeños grupos. Es la hora de visita del Centro de Detención Femenina de Temuco. Mireya está junto a su hija y otros cuatro familiares y compañeros. La cantidad de gente y la poca ventilación hace el ambiente un tanto incómodo. Me presentan y nos sentamos juntos. Trato de hacer una entrevista que apunte a lo esencial. Sé que estoy quitando un tiempo valioso a la visita familiar.

Tras dos meses de detención, Mireya Figueroa mantiene una vitalidad que contradice, en apariencia, con su modo tranquilo de mirar y recibir a la gente que, cada día de visita, llega a entregarle su solidaridad y compañía. Su mirada es apacible y dulce, pero su gesto se fortalece al confirmar la certeza de su inocencia frente a las acusaciones de que es objeto.

"Me detuvieron bajo la acusación de pertenecer a la Coordinadora Arauco-Malleco, lo que no es efectivo. La Fiscalía agregó el cargo de "asociación ilícita de carácter terrorista" y ahora están agregando el cargo de "incendio". Los querellantes son Forestal Mininco y la Gobernación de Malleco. Lo curioso de esto es que, con la Gobernación, siempre he estado dialogando. Me conocen como dirigenta de mi comunidad, la Reducción Mapuche de Tricauco en Ercilla, la que tiene incluso reconocimiento de la Conadi". (Comisión Nacional de Desarrollo Indígena, entidad creada por el Estado. N. De la R.)

MP: ¿Qué pruebas han presentado en su contra?.

MF: Ninguna. Se supone que me detuvieron como consecuencia de ocho meses de investigación por parte del Ministerio Público. Sin embargo, han pedido seis meses más, porque aún no tienen elementos suficientes. Eso demuestra la persecución que hay contra nuestro pueblo.
MP: ¿Ha habido algún tipo de apremio en su contra?.

MF: Sicológicamente sí. Han intentado presionarme para que delate gente, para que entregue nombres, pero yo no conozco a nadie que les interese a ellos. Además, hace sólo unas semanas (el 22 de enero) llegaron Carabineros a mi casa y allanaron. No hicieron daño físico, pero estaban solos mis hijos, todos menores de edad. No tuvieron respeto con los niños. No sé qué andaban buscando. Si eran armas, no tengo.

Sin embargo, Mireya distingue la diferencia de trato que ha tenido por parte de la fiscalía ("en especial el fiscal Chamorro, que ha tenido una conducta racista") y la actitud de Gendarmería ("me han tratado muy bien, con mucha deferencia") y de las demás presas ("nos respetan por ser mapuche y por ser presas políticas", nos señala con orgullo).

Siempre de cara al pueblo

Mireya, madre de cuatro hijos, uno de ellos becado para estudiar medicina en Cuba, tiene 42 años y más de veinte dedicados al trabajo social;. "Siempre he sido una dirigenta que ha trabajado de cara a la gente. Llegué hace veinte años a mi comunidad. Aunque mi apellido se perdió, soy descendiente de mapuche, llevo sangre mapuche en mis venas. Mis abuelos eran mapuches. No soy, como dicen algunos, una huinca metida en las comunidades. Además, mi comunidad está en conflicto de tierras desde hace más de cien años. El conflicto no empezó cuando llegué yo. Es de muchos años antes", nos señala.

"He hecho talleres laborales, he sido presidenta de la Unión Comunal de Talleres Laborales, he participado con PRODEMU, ANAMURI. Además, soy miembro de la Comisión Nacional del Pueblo Mapuche del Partido Comunista". Mireya reivindica su calidad de militante comunista con orgullo y decisión. "El gobierno, como no ha sabido manejar el tema mapuche, necesita encontrar culpables de lo que ha pasado en el último tiempo. Por ello trata de vincular al Partido Comunista con el movimiento mapuche y eso es otro error. El Partido es una herramienta. Está con el pueblo mapuche, apoya su causa, pero los mapuche no re ciben órdenes del PC", enfatiza.

"Siento que volvimos a los tiempos de la dictadura. Ni en dictadura ha habido tantos presos políticos mapuche como ahora con la Concertación. Por ser comunista soy perseguida. Soy una presa política, porque tengo mi militancia, mis ideas, pero tengo claro que podrán tener presa a mí cuerpo, pero no a mis ideales. Estoy dispuesta a seguir hasta las últimas consecuencias, porque tengo el apoyo de mi Partido, de mi comunidad, de muchas organizaciones que me han venido a visitar, incluso gente de gobierno que sabe que los cargos en mi contra son falsos", nos recalca.
Mireya tiene el convencimiento que la lucha del pueblo mapuche será larga y demandará muchos sacrificios. Cree que, sean o no culpables ella y los demás presos políticos, serán condenados porque el gobierno necesita dar una muestra de poder, un escarmiento que intente paralizar la lucha, pero su voz se alza con claridad y firmeza al decir mirando fijamente a los ojos que "a futuro va a haber cambios. Esto no para aquí. La lucha continúa".

Antes de despedirnos, entendiendo la necesidad de dejarla sola unos momentos con sus familiares, queremos saber si tiene algún mensaje que enviar. Sin dudar un solo instante replica "a todos mis hermanos mapuches les entrego mi solidaridad, aunque tengamos ideas distintas".
La mirada de cariño y orgullo de su hija nos dice que llegó el momento para permitir un poco de intimidad, aunque sea en una sala de tres por cuatro metros, con cuarenta personas hablando sin cesar. Sabemos que el amor todo lo puede. Mireya se nos queda en la mirada mientras a lo lejos nos alza la mano en lo que esperamos sea sólo un "hasta pronto".

Kolectivo Lientur

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