Julio López
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Bolivia: Huanuni, corazón de revolucionarios
Por sebastian hacher ((i)) - Wednesday, Nov. 05, 2003 at 8:30 AM
sebastian@riseup.net

Aquí donde nació la consigna "fusil, metralla, el pueblo no se calla".

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Seiscientos sueños de liberación llegando hasta Ventilla, ofrendando su sangre sobre el pavimento el 8 de Octubre del 2003. Ocho mil manos levantadas ese sábado 18, jurando ser por siempre combatientes del pueblo. Dos mil, tres mil puños haciendo tronar el cielo con dinamita en Patacamaya, Zenón Arias y su vida apagada cargado en hombros por sus compañeras, velado sobre la ruta antes de seguir el combate. O esos puntos blancos, perdidos en la negritud más negra del socavón, donde las voces se llegan antes que las miradas. O la historia obrera inmortalizada en los monumentos; la mirada rabiosa, la revolución en la sangre, el taladro devenido en fusil, el casco de trabajo convertido en uniforme de miliciano.

Es muy difícil encontrar el eje, desentrañar las claves de una historia que, nos avisan "esta hecha de movilizaciones y masacres por aquí y por allá".

"Necesitaríamos charlar dos o tres días sin parar para darte un panorama mas o menos completo", contesta un minero cuando le preguntamos cual es el hecho más importante que asociado al nombre de Huanuni, ese cerro mineral que todavía hoy sigue siendo el yacimiento de estaño mas rico del mundo.

Imposible contar la historia entera, desde la primera bala hasta el último cachorro de dinamita hiriendo la montaña, arrancando un pedazo de mundo para sacarle la riqueza que luego será triturada en los ingenios, y clasificada por manos expertas.

Hay que caminar 600 metros hacia adentro, y después bajar 120 metros hasta el primer yacimiento, o a veces unos dos kilómetros por esa cueva enorme, y descender hasta los 240 metros hasta los socavones arrancados del corazón del cerro. Y siempre, no hay que olvidarlo, hay que dejarle un regalo al guardián y dueño de la mina; El Tío, pidiéndole que sea una buena jornada y, sobre todo, que nos deje vivir un día mas. En el camino, pequeñas luciérnagas adelantan las linternas en los cascos de los demás compañeros. Y allí, taladro y dinamita, coca y pañuelo, están los mineros; los únicos que tienen derecho a repetir como un salmo milenario "Nayaj han asjariritua". Yo soy el sin miedo.

Y no se trata de un "sin miedo" místico o religioso; el mismo trabajo es el que permite que los mineros, a la hora de actuar, sean temidos por los gobiernos y aclamados por los otros sectores sociales. El trabajo en la mina es tan peligroso como sólo saben las esposas de los trabajadores. "El temor como mujeres y madres es que cuando entren a la mina ya no vuelvan a nuestras cosas. Nosotras sufrimos esperando a nuestros compañeros todos los días".

Durante la crisis que terminó con el gobierno de Sánchez de Losada, hubo dos hechos que marcaron cambios importantes, y ambos estuvieron protagonizados por trabajadores de este distrito minero. El primero fue la llegada de los obreros de la ahora mina estatal Huanuni a Ventilla el 8 de Octubre, agregando un elemento más a la radicalización del conflicto en El Alto. El segundo fue la ruptura del cerco militar en Patacamaya el 16 de Octubre, a varios kilómetros de La Paz, por parte de una movilización encabezada por 2500 cooperativistas de Huanuni. Aquella vez fue, directamente, el comienzo del fin del gobierno.

Y, a pesar de que la minería está vista como un oficio de hombres -años atrás, por ejemplo, las mujeres tenían prohibida la entrada la mina por cábala- las protagonistas esta vez fueron ellas. Un ejército de trabajadoras y "armas de casa", como ellos mismos las llaman, que garantizaron la infraestructura, participaron de las movilizaciones junto a sus esposos y compañeros y pusieron el pecho a las balas para parar la represión.

Con ellos y ellas hablamos, para conocer un poco más de la historia y la realidad de estos hombres y mujeres que han prometido y demostrado ser portadores de una semilla de futuro.

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-La revolución en la sangre.
Por sebastian hacher ((i)) - Wednesday, Nov. 05, 2003 at 8:30 AM
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-La revolución en la...
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"Mientras un minero exista en Bolivia, entonces el pensamiento hacía el socialismo sigue". Así habla Rafael Lineo, director de la radio nacional de Huanuni, una emisora sostenida por los trabajadores desde hace 40 años, siempre con la misión "de convocar a la lucha mas que de informar".

Cuando uno escucha por primera vez la palabra socialismo en boca de un minero, todos los mecanismos de defensa mental acuden en su ayuda; que se trata de un militante de una corriente de izquierda, de un dirigente o de un recuerdo de tiempos mejores. Pronto todo ese prejuicio desaparece; lo común allí es que todo trabajador se considere a si mismo revolucionario.

La cara del Che Guevara, que dicen anduvo por los pueblos de la zona, es testigo de ello desde las pintadas en la entrada de la mina, los murales y cuadros del sindicato y la radio, y hasta en los cascos de los trabajadores, incluyendo a los de vigilancia.

"Valió la pena, yo lo volvería a hacer, porque nosotros tenemos una línea revolucionaria y ahora, viendo los resultados, se está fortificando aún más; nos sentimos mas envalentonados para volver a recuperar, en principio, las empresas que antes eran estatales". El que habla es Erwin Quispe Gutiérrez, tiene 30 años y sabe lo que dice; camina con dificultad porque su pierna derecha fue atravesada por una bala del ejército en la represión en Ventilla el 8 de Octubre del 2003.

Por qué conoce la "idea minera" siendo tan joven lo explica Dario Gutierrez, que trabaja a 240 metros de profundidad desde antes del nacimiento de Erwin. "A poco de entrar los mas viejos nos orientaban diciendo que los mineros siempre nos hemos orientado a la revolución. Hoy los viejos que nos vamos a ir mañana o pasado estamos enseñando lo máximo que hemos aprendido, y esto va a servir de experiencia para todos los mineros".

La historia y las tradiciones que trasmiten los viejos no es poca y, sí, hacen falta más de dos días de intensa charla para que el nuevo trabajador conozca quienes son sus compañeros. En Huanuni los hitos son varios; allí se consiguieron por primera vez las 8 horas de trabajo en 1919, se fundó la Federación de Mineros en el 44, se resistió a la "masacre blanca" de los varones del estaño en el 46, y luego a todas las dictaduras militares. De allí partieron, en 1952, milicias obreras que en la revolución de ese año terminaron torciendo la balanza a favor de los insurrectos. En el 71, los mineros también protagonizaron la Asamblea Popular, un parlamento obrero que por momentos pareció reemplazar al poder del estado capitalista. Luego nuevamente las dictaduras; los distritos mineros siempre eran el último bastión de resistencia armada, y siempre los primeros en levantarse.

Huanuni, Catavi, Siglo XX, Llallagua; son todos nombres de distritos mineros cargados de historia de revoluciones, levantamientos y masacres.

Pero en 1985 la suerte de los mineros empezó a cambiar. Una movilización de miles de ellos mantiene cercada La Paz y pone en jaque a las fuerzas de represión con gran apoyo de la población, pero obtienen poco y vuelven a sus distritos. En 1986, una movilización que intenta repetir la misma hazaña es detenida por el ejército en Kalamarka. El movimiento derrotado, deja el camino libre para la aplicación del famoso decreto 21.060, la ley de capitalización que termina con las empresas estatales y deja miles de trabajadores en la calle.

En las minas, 26.000 obreros son "relocalizados"; enviados a diferentes zonas del país con magras indemnizaciones, convertidos en campesinos pobres o desocupados.

El efecto de esta última "masacre blanca" fue demoledor para el movimiento minero, que se vio reducido a su mínima expresión y con sus empresas privatizadas. El masivo éxodo también ayudó a reconfigurar el actual movimiento social que recorre Bolivia; los relocalizados engrosaron y transformaron las filas de los cocaleros en Chapare, de los Sin Tierra en todo el país, y de los pobres urbanos en El Alto.

"Nosotros ya no somos cantidad, pero seguimos siendo calidad", apunta Dario Gutierrez. En el 2001, comenzaron un proceso que terminó recuperando la mina de Huanuni, luego de que la empresa Allied Deals, de origen inglés, quebrara en medio de un escándalo. En esa ocasión, los mineros cortaron la ruta con Oruro armados con dinamita y la resolución del conflicto terminó con el estado haciéndose cargo nuevamente de la empresa a través de una intervención. En el 2002, nuevamente, los obreros de la mina nuevamente estatal, junto a 2000 cooperativistas y comerciantes realizaron un nuevo bloqueo para, esta vez, sacar a las autoridades locales acusadas de corrupción.

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-Cumplir con nuestro deber.
Por sebastian hacher ((i)) - Wednesday, Nov. 05, 2003 at 8:30 AM
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-Cumplir con nuestro...
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La relación entre las palabras y los hechos no parece tener contradicción aquí. A principios de Octubre, en Huanuni se realizó un ampliado de la COB que votó la huelga general indefinida para recuperar el gas, y los trabajadores de Huanuni fueron los primeros en acatarla a rajatabla. Ellos comprenden bien lo que significa perder los recursos naturales: durante años, dicen, se llevaron todo el estaño las multinacionales, y en Huanuni nunca quedó nada". Roberto Chávez, ejecutivo del sindicato de mineros de Huanuni, también dice que "el gobierno quería regalar el gas a Chile primero y a Estados Unidos después. El interés de los mineros es que se industrialice en el país, para generar las fuentes de trabajo que tanta falta nos hace a todos los bolivianos".

Con la huelga general declarada, los mineros no podían quedarse quietos. Una vez que la mina estaba totalmente paralizada decidieron marchar hasta Oruro "con la determinación de que se escuche nuestra voz". En Huanuni dejaron piquetes integrados por mujeres para proteger la mina y la radio minera de posibles represalias.

A mitad de camino, cuenta Chávez "las fuerzas de represión no nos cercaron diciendo que los mineros no podíamos ir a Oruro, y mucho menos a La Paz, pero rompimos el cerco". Por caminos de herradura, atravesando montes y cerros ocultos, a pie llegaron hasta la ciudad, para realizar un cabildo abierto en la calle y, allí mismo, decidir su destino final; la capital del poder.

El 8 de Octubre, finalmente, 700 hombres de casco y dinamita y 100 mujeres llegaron hasta la localidad de Panduro luego de caminar durante cuatro días, y desde allí fueron en camiones hasta Ventilla, una provincia en las afueras de El Alto.

Junto con ellos también llegó una comisión de esposas encargadas de la logística, que tuvieron que atravesar piquetes militares y bloqueos campesinos para unirse a sus compañeros. Si los mineros pasaron esquivando los retenes, las mujeres tuvieron que usar la astucia a veces, y la autoridad minera otras, para llegar a destino. "Cuando nos paraba el ejército decíamos que yo me casaba, y que las demás eran mis cocineras. Como llevábamos montón de comida nos creían", cuenta una dirigente de 25 años de edad, miembro de la comisión de amas de casa del sindicato, que agrupa a 700 mujeres; un "arma de casa" por cada minero trabajando.

Pero no era sólo el ejército lo que había que sortear; muchas veces se topaban con caminos bloqueados por campesinos. "En uno de los bloqueos nos encontramos con un montón de piedras y sin nadie. Bajamos del camión para correrlas y poder pasar, y salieron montones de campesinos de todos lados a tirarnos con las hondas". La apedrada se congeló, dicen, cuando lograron explicarles que eran de Huanuni, y que llevaban la comida para sus compañeros.

"En Ventilla -cuenta Chávez- nos recibieron con mucha alegría. En cada lugar donde llegábamos, decíamos nuestro lineamiento; un cambio social, un gobierno de los trabajadores y los campesinos. Las circunstancias no estaban preparadas para eso, pero por eso los trabajadores particularmente hemos dicho que nuestra tarea es concientizar al pueblo sufrido para llegar a ese cambio que queremos todos los bolivianos".

Los que no los recibieron con alegría fueron el ejército y la policía. Erwin Quispe recuerda que "En la mañana hicimos una asamblea para entrar marchando pacíficamente a la ciudad de El Alto. A eso de las 8:30 interviene el ejército. Nosotros también teníamos nuestra armada correspondiente, y teníamos esa visión; si había un enfrentamiento, nosotros los mineros estábamos dispuestos a darlo. Y de esa manera nos hemos enfrentado. Se han acabado sus gases lacrimógenos, sus balines, y nos han comenzado a meter balas".

"Tuvimos una baja, 16 detenidos y 10 heridos de bala", enumera Chávez. Entre los detenidos, nueve eran mujeres de Huanuni que se habían plantado frente al ejército para amortiguar la represión. Rosario, una de ellas, cuenta que "estábamos un grupo de mujeres en el medio del camino, entre los trabajadores y los militares. Los mineros lo único que hacían era defenderse. El ejército lanzaba disparos a matar. Nosotras las mujeres no envolvimos en nuestro emblema nacional, y hemos estado en el medio para apaciguar la situación, para protegernos, y nos han atacado con la bandera, nos pisaron, nos han golpeado a toditos, no podíamos escapar ni nada. Había soldados de todos lados."

Otras mujeres, que habían saltado un cerco para refugiarse en la casa de un campesino, pronto volvieron al combate. "Entramos a una casa, sin tener miedo de un perro que había, y atrás nuestro llegó el ejército diciendo que no le abran a nadie, pero los compañeros de Ventilla, que son tan revolucionarios como nosotros, nos acogieron....Después vimos al esposo de una compañera herido, nos desesperamos y tuvimos mas fuerzas para ir a ayudar a los heridos".

El compañero muerto, los heridos y detenidos no fueron suficiente para derrotar a los mineros. José Chomacero, palero en el nivel menos 120, dice que "Ahí tuvimos nuestras primeras bajas, y en una asamblea discutimos que teníamos que ir hasta las últimas consecuencias, pase lo que pase, haya muertos o mas heridos, pero con esa determinación; que el gobierno salga del país".

Romper el cerco esta vez no era fácil, y no alcanzaba con buscar caminos alternativos y ocultos para rodear las fuerzas del ejército. Chávez dice que "Prácticamente era una guerra sin cuartel, porque hasta con aviones nos atacaban. Entonces nosotros hablamos de tácticas militares para poder llegar a la ciudad de El Alto. Fue una estrategia que nosotros llamamos hormiga, para que todos los trabajadores vayan por caminos de herradura y lleguen a un punto para reunirse. Las fuerzas armadas estaban tratando de emboscarnos y por eso llegamos como hormigas. Luego hicimos contactos con todas las organizaciones y seguimos avanzando". Chávez también sostiene que la represión y la resistencia de los mineros terminó de "encender la mecha en El Alto, porque todo el pueblo reaccionó". Allí, aclara, viven algunos miles de mineros relocalizados.

El avance a partir de allí fue más sigiloso todavía. Se mezclaron y confundieron con las organizaciones y pobladores de El Alto. En la clandestinidad, durmiendo en la universidad o en cada de amigos y aliados, los mineros y mineras se fundieron con su pueblo, aportaron su experiencia y su valentía para ayudar a tirar abajo al gobierno de Sánchez de Losada. Sólo volvieron a Huanuni cuando la tarea estaba terminada y las lecciones aprendidas. Roberto Chávez lo resume diciendo que "hemos planteado en estos conflictos que los mineros no sólo podemos defendernos con dinamita. Si queremos llegar realmente a un cambio, seguramente vamos a tener que pensar como no tener bajas. No podemos hacer frente al ejército nada más con piedras y palos. Nosotros no vamos solamente por el cambio de gobierno, el avance que hemos hecho no se queda ahí".

Otra de las cosas que ganaron fue la experiencia para los más jóvenes. Cristina, de la comisión de amas de casa y 25 años de edad, se emociona diciendo que "es mi primera experiencia, pero yo soy hija de minero y mujer de minero, soy joven y me he iniciado por el sindicato, y seguiré luchando porque tengo corazón de revolucionaria". Su compañera concluye resumiendo lo mucho que han aprendido. "Ahora -dice- sabemos que podemos derrotar a un gobierno".

La historia de los mineros de Huanuni no termina aquí. El 16 de Octubre, un día antes de la caída del gobierno, 2500 cooperativistas del mismo distrito encabezaron un enfrentamiento en Patacamaya, que terminó quebrando al ejército y marcando el fin del régimen de Sánchez de Losada. Pero de eso habla la próxima parte de este relato que, por más que se lo proponga, no terminaría nunca de volcar al papel el corazón de los soldados del pueblo.


Huanuni, Bolivia, camino a Buenos Aires, Argentina.
Octubre y Noviembre del 2003.

Sebastián Hacher ((i))
sebastian@riseup.net

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Por sebastian hacher ((i)) - Wednesday, Nov. 05, 2003 at 8:30 AM
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Excelente!
Por Cristina - Wednesday, Nov. 05, 2003 at 9:53 AM

Lográs que estemos ahí, con el corazón en la boca. Tenés que publicar.

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emocionante, mas sin palabras
Por uno más - Wednesday, Nov. 05, 2003 at 11:35 AM

Se pianta el lagrimón, obvio.,
¡viva Latinoamérica unida!
¡proletarios del mundo, uníos!
("las ideas no se matan" Sarmiento)

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NO SARMIENTO NO!!!!!
Por mazorca - Thursday, Nov. 06, 2003 at 3:16 AM

EL QUE DIJO QUE NO HABIA QUE AHORRAR SANGRE GAUCHA.

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más información
Por Fabian Arancibia - Thursday, Jul. 01, 2004 at 10:54 AM
fabyanyan@hotmail.com 77563107 Z.Mutual la Primera

Al parecer no existe información del estado economico y social actual (2004) de este centro minero "Huanuni", desearía publicaciones con más profundidad e interés

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BUENO
Por HUGO - Monday, Jun. 27, 2005 at 12:20 PM
hugo@ag-alarcon.com.ar 059-11-4342-1944 tacuari 660

bueno pero un poco oscuro, la lucha por la tanto añoran no es tal como se la ve - son solo palabras que nunca pasará a la práctica por uqe lo poco o mucho que gane siempre será mal gastado, ....
donde empesar, es tener más presupuesto para la educación si es posible duplicar o triplicar como mínimo
solo de ese manera se logrará grandes cambios porque sin la enseñansa primaria y secundaria obligatoria estaremos fuera de todos los sistemas
atte hugo alarcón

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No olvidemos al tahui
Por Ronald Zárraga - Sunday, Jan. 08, 2006 at 3:40 AM
romizavi@hotmail.com 71859011 Huanuni, av. arce ·143

Es importante recordar a nuestro amigo Jose atahuichi quien ofrecio su vida por mejores días un día antes el se comunico con su familia y un amigo quien le dijeron que se cuidara, pero el destino fue tan cruel que al día siguiente una explosión se lo llevo lejos de los seres a quienes más quería. ventilla lugar del tragico accidente del cual nuestras almas nunca olvidaran.

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Octubre Boliviano
Por indymedia buenos aires - Friday, Nov. 11, 2011 at 6:21 AM

aquí disponible el documental ON LINE

para ver y/o bajar

http://www.archive.org/details/OctubreBoliviano

dura 26 minutos y recoge el testimonio de varixs de lxs protagonistas de la guerra del gas ocurrida en el 2003

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PERO...
Por LOS BOLIVIANOS DEFECAN EN LAS CALLES - Saturday, Nov. 12, 2011 at 7:33 PM

DEJENSE DE JODER BOLIVIOFILICOS.....

.....ARGENTINA DEJO DE SER BLANCA Y EURPEA GRACIAS A LOS 7 MILLONES DE BOLIVIANOS QUE ESCAPAN DE ELLOS MISMOS, Y DE TODO LO QUE NO SABEN HACER...

....SALVO DEFECAR EN LAS CALLES Y LIMPIARSE CON SUS PROPIAS ENAGUAS....

....MI GATA HACE EN LAS PIEDRITAS...Y HASTA LO TAPA....

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ah
Por bueno - Sunday, Nov. 13, 2011 at 11:10 PM

y tu vieja donde caga? porque vos tenés mierda en el cerebro...

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al idiota de arriba
Por SOROS DUEÑO DE INDYMEDIA - Monday, Nov. 14, 2011 at 9:10 PM

Mi vieja hace en el hinodoro y se limpia el culo con papel higienico, y despues tira la cadena...o aprieta el boton...

...seguro tengo mierda en la cabeza....pero hasta mi gata defeca mejor que ellos...

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hagan como yo
Por Supremo Kumazawo - Monday, Nov. 14, 2011 at 10:23 PM

hagan como yo...
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que cago todo lo que toco

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ajajaja buenisima la foto
Por Alejandro - Monday, Nov. 14, 2011 at 10:43 PM

jajaja me cague de risa con esa foto

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cyense pedofilos
Por hunaqui lapsi lunanca - Tuesday, Nov. 15, 2011 at 1:44 AM

Cayense inorantes...antisemitas...defecar en la calle es un derecho de los pueblos originarios...

bolivia e israel un mismo sentimiento...

http://www.youtube.com/watch?v=TuSSlFZ8cfA

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