Julio López
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MITOS SOBRE EL VIH/SIDA
Por Reenvio de Entropia, Boletin Informativo - Thursday, Dec. 01, 2005 at 4:06 PM

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MITOS SOBRE EL VIH/S...
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MITOS SOBRE EL VIH/SIDA


Hace ya veinte años que la epidemia de vih/sida se hizo presente en nuestra provincia y su constante crecimiento nos lleva reflexionar no solo a cerca las insuficientes campañas de prevención existentes, sino sobre las estrategias que permitan la construcción de un mensaje más adecuado para poner freno a la misma.

En este contexto es que aparece como imprescindible analizar algunos mitos que alrededor del vih/sida se han ido construyendo en el imaginario social y que se han transformado en barreras que no permiten una cabal comprensión del tema y por ende dificultan la adopción de conductas seguras en el cuidado de la salud por parte de la población.

Una de las creencias más difundidas es la que se refiere a la falsa convicción que gran parte de la población tiene sobre que es lo mismo ser portador de vih que enfermo de sida. El desconocimiento de que el proceso infección-enfermedad puede ser muy prolongado en el tiempo ( ya que una persona se infecta con el virus y luego de varios años recién aparecen los síntomas de la enfermedad) hace que no se tenga en cuenta el necesario cuidado con personas que, a ojos vista, aparecen como saludables pero que por estar ya cursando una infección asintomática son potenciales transmisores del virus.

La negación es otro de los problemas que dificultan una correcta actitud preventiva, ya que al considerarse, erróneamente, que esta enfermedad afecta solo a determinados grupos de la población ( creencia que surge por ser los homosexuales, adictos y personas con prácticas promiscuas quienes se vieron originariamente afectados por la epidemia) se cree que se esta lejos de la misma por no pertenecer a ninguno de estos grupos poblacionales y por ende libre de la posibilidad de contagio. No se tiene en cuenta el fuerte proceso de hetosexualización que en nuestra provincia ha tenido el vih/sida en los últimos años, lo que se ha traducido en una creciente participación de la mujer en la epidemia.
Los estereotipos que la gente ha construido a cerca de cómo son las personas afectadas por esta enfermedad, son la resultante de las imágenes que la población ha ido rescatando de películas que han sido vistas en nuestra provincia durante años y que mostraban, por lo general, a personas viviendo con vih/sida con un gran estado de deterioro físico. A partir de estas visualizaciones se tiene la errada convicción de que todos los que están afectados por esta epidemia tienen ese aspecto. Cuando en realidad muchas de éstas personas no pueden ser detectadas como tales ya que no solo pueden estar cursando una etapa de infección asintomática sino que debido a la eficacia de los tratamientos antirretrovirales, actualmente existentes, se la mejorado muchísimo su calidad de vida y por ende su condición física. Esto lleva a engaños a quienes bajan las medidas de protección con quienes consideran sanos solo por su aspecto exterior.

Otra de las cuestiones a tener en cuenta es la que se refiere a la pareja estable o pareja única, presentada por muchos años como una efectiva forma de evitar el contagio del vih, pero la realidad comenzó a demostrar que si esta estabilidad esta medida solo a través del tiempo de duración de la pareja sin que se le sume la fidelidad, esta formula presentada como segura abre paso a la realidad de las constantes y crecientes infecciones detectadas en personas que han sido engañadas mediante relaciones en las que no se ha usado profilácticos, lo que permitió que el virus ingresara en la supuesta relación segura que otorgaba la pareja estable.

No puede dejar de mencionarse la asociación que muchas personas hacen entre sida y muerte, esto como consecuencia de que durante muchos años se carecía de tratamientos y por lo tanto la mayoría de las personas afectadas por esta enfermedad terminaban muriendo. Pero esta triste realidad se comenzó a modificar radicalmente hacia 1996 con la aparición de los tratamientos antirretrovirales, que han permitido disminuir la mortalidad y mejorar calidad de vida de quienes están viviendo con vih/sida. El miedo a la muerte no permite que muchas personas que han tenido prácticas riesgosas y que desconocen su estado sexológico, resuelvan hacerse el análisis para conocer su situación e iniciar un temprano tratamiento con todas las ventajas que ello implica.

Todas estas cuestiones están fuertemente atravesadas por la discriminación, que producto de los miedos al contagio y los prejuicios, llevan a muchas personas de tener estas actitudes con quienes están afectados por esta enfermedad. Una correcta información sobre las vías de contagio y sobre la ausencia de riesgos que implica convivir en la vida cotidiana con una persona afectada por el vih/sida, son las formas que permitirán dejar de lado esta injustificable práctica.


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