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¿Nuestra crisis es culpa del capitalismo?
Por Gustavo Matta - Tuesday, Jun. 25, 2002 at 12:51 PM

por favor dejenme sus comentarios . Gracias .

En los ’90 se privatizaron empresas públicas, se abrió la economía, se logró la estabilidad monetaria con la convertibilidad, se reformó el sistema de jubilación, se abandonó la tan mentada “tercera posición” y la Argentina se alineó con el mundo capitalista, entre otras cosas. Pero, finalmente, se terminó en la fenomenal crisis que nos rodea. Hay personas que entonces concluyen que todas esas políticas “capitalistas” no trajeron el tan ansiado bienestar, por lo que deberíamos ahora desandar el camino recorrido, revertir la extranjerización de nuestras empresas y bancos, protegernos de la globalización salvaje que sólo beneficia a los poderosos y hacer que el Estado retome la dirección de la actividad económica, para beneficio de los argentinos.

¿Es correcto este diagnóstico? Para dirimir la cuestión, conviene recordar que los fenómenos sociales son complejos y que la historia siempre presenta una constelación de hechos y políticas que concurren al mismo tiempo, produciendo efectos favorables algunos, desfavorables otros. Es decir, las políticas mencionadas pudieron ser muy positivas, pero quizá fueron contrarrestadas por hechos y políticas que jugaron en contra, al punto de traernos a la crisis actual.

Para ilustrar el concepto, imaginemos una persona que ha decidido ocuparse un poco más de su salud. Para ello ha comenzado una dieta adecuada y va al gimnasio tres veces por semana. También ha decidido fumar menos, aunque no ha logrado dejar totalmente el cigarrillo. Resulta entonces que, por andar desabrigada, esa persona se enferma de una gripe severa que la deja en cama quince días. Sería absurdo que esa persona concluya que se enfermó por la dieta y el gimnasio.

En el plano internacional, la década del ’90 presentó circunstancias que afectaron negativamente a nuestro país y que nos hubiesen complicado cualquiera hubiese sido nuestro sistema económico: la crisis mexicana del ’95, la crisis asiática del ’97, la caída de los precios de los commodities, la suba de la tasa de interés internacional, la crisis rusa del ’98 y la brasileña del ’99, por nombrar algunas de las más destacadas. Por supuesto, la mayor o menor medida en que tales eventos nos pudieron afectar no fue independiente de otras circunstancias internas de nuestro país.

En el plano interno, recordemos que nunca se logró reformar adecuadamente nuestra legislación laboral, frustrándose una vez más el logro de un sistema que favorezca la inversión productiva, la creación de empleos y el aumento genuino y sostenible del salario real. Algo similar ocurrió con nuestro sistema de salud y obras sociales. Tampoco se logró modificar la Ley de Coparticipación Federal, que genera incentivos perversos para el manejo de las finanzas públicas de Nación y provincias.

¿Qué decir, entonces, del gasto y el endeudamiento públicos? Entre 1991 y el 2001 el PBI, en moneda corriente, creció 56 por ciento. El gasto público consolidado creció 76 por ciento. Es decir, el gasto público subió 36% más que la producción de bienes y servicios. La deuda del sector público se incrementó 151%, pasando de constituir un tercio del PBI a superar la mitad de él.

La pregunta es, entonces, si la Argentina estaba en condiciones de soportar semejantes niveles de gasto y deuda. El procedimiento no es compararse con los EE.UU. o Europa e investigar si las relaciones deuda-PBI o gasto-PBI son semejantes. ¿Por qué no? Por diversas razones. La más relevante es que esos países tienen una estructura de capital acumulado mucho mayor que la nuestra, pues han venido invirtiendo en bienes productivos y tecnología durante muchos años. Por ello, el impacto del gasto y la deuda sobre la generación de riqueza es necesariamente mucho menor. En otras palabras, si uno vive en una mansión y tiene un millón de dólares ahorrados puede despilfarrar sus ingresos durante algún tiempo sin que por eso vaya a terminar en la calle. Pero si uno apenas puede pagar el alquiler de un pequeño departamento y no tiene ahorros, será mejor que gaste lo indispensable, evite endeudarse e intente ahorrar todo lo posible, si es que quiere progresar sin apropiarse de lo ajeno.

El gasto público hubo que financiarlo, y como no se podía emitir dinero las vías que quedaban eran los impuestos y el endeudamiento.

Cuando el Gobierno cobra impuestos, está tomando dinero de los particulares y empresas que producen. Dinero que podría haberse invertido para producir más, pero que, en cambio, se usa para pagar gastos de hoy. O sea, los impuestos capturan riqueza y frenan el crecimiento, y es por ello que desde tiempos inmemoriales, aun antes del advenimiento del sistema capitalista, fue complicado cobrarlos, cuando no fueron causa de guerras sangrientas. Es absurdo sostener que los impuestos no afectan la producción porque ese dinero se hubiese ido al exterior de todos modos. El dinero se va al exterior justamente para escaparse de la insaciable sed recaudadora del Gobierno. Si el país ofrece oportunidades, el capital no sólo no se va sino que viene.

Cuando el Gobierno se endeuda internamente está usando el crédito disponible. Crédito que las empresas hubiesen empleado para producir más, pero que el Gobierno usa para sus gastos de hoy. Por lo tanto, se produce menos. Pero la cosa no termina ahí, porque cuando haya que repagar la deuda en el futuro, habrá que aumentar los impuestos; y dado que la producción no creció tanto como hubiese podido, justamente porque el crédito se desvió hacia las actividades no productivas del Gobierno, esos impuestos ahogarán la producción y, probablemente, no se puedan recaudar. Pero, claro, se puede suponer que la deuda se renovará o, caso contrario, no se pagará. Con lo cual se compromete el crédito futuro porque los acreedores aprenden que si le prestan su dinero a nuestro Gobierno, lo pierden.

Cuando el Gobierno se endeuda en el exterior, el espejismo alcanza un grado superior. En efecto: el dinero así obtenido es el producto de extranjeros, por lo cual no representa un sacrificio actual para los residentes. Así que todo parece ir muy bien porque el costo no se percibe. Pero ese dinero, aun con convertibilidad, produce un efecto análogo al de la emisión de moneda: la mayor cantidad de dinero en circulación afecta los precios internos. Los hace subir o no los deja bajar, dependiendo de cuánto aumente la producción de bienes y servicios. Sea como fuere, la industria local pierde competitividad relativa frente a la industria extranjera. Y si estamos con un régimen de convertibilidad, se echa la culpa al tipo de cambio fijo. Al igual que con la deuda interna, llegará el día en que habrá que pagar la deuda externa, pero quizá se confíe en que se podrá renovar… o tal vez no pagar.

Es por ello que el gasto público desmedido y sus consecuencias, más impuestos y mayor endeudamiento, contribuyeron sustancialmente a la crisis que hoy vivimos. Sus efectos fueron tan devastadores que llegaron a cancelar los efectos positivos de las políticas mencionadas. La estabilidad monetaria, la apertura al mundo globalizado y las privatizaciones, aun con algunos errores que pudieron haberse cometido por inexperiencia, fueron políticas positivas que cambiaron el rumbo declinante de nuestro país y nos colocaron en la senda del progreso. No importa demasiado ponerle “nombre” a esas políticas; no es relevante llamarlas capitalistas, liberales, neoliberales o de mercado. Importa distinguir qué es lo que nos ayuda a crecer y elevar el nivel de vida y qué es lo que nos conduce a la pobreza y la desesperanza que hoy vivimos.

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Dago (el deslumbrado) Che Tuesday, Jul. 23, 2002 at 2:02 PM
Estoy deslumbrado... dago Wednesday, Jun. 26, 2002 at 2:41 AM
Capitalismo Che Tuesday, Jun. 25, 2002 at 9:58 PM
política vs. economía marcelo Tuesday, Jun. 25, 2002 at 5:47 PM
caspitaslismo. mercader fundamentalista Tuesday, Jun. 25, 2002 at 4:08 PM
El Capitalismo Asterix Tuesday, Jun. 25, 2002 at 2:38 PM
Es culpa del capitalismo Gustavo Gabriel Tuesday, Jun. 25, 2002 at 1:55 PM
sera asi ???????? pobre pero no gil.... Tuesday, Jun. 25, 2002 at 1:13 PM