El Sacudón del 30
Por Tanguito - Tuesday, Sep. 17, 2002 at 4:38 AM

La trampa que nos tiende Duhalde

1 - La jornada nacional del 30 sacudió el país. Mostró la constitución de un frente que denuncia la trampa electoral; frente que convocó a más de 100.000 personas en plazas, calles y rutas de todo el país. La jornada fortaleció al frente, que ahora, el 20, va por más.

El ninguneo del sistema hacia la mayoría popular que se opone a la trampa desnuda la esencia, el caracú, de lo que se proponen con estas elecciones truchas. Veamos las cifras.

Las encuestas reales dan un 58% de argentinos que se dispondrían a no votar, votar en blanco o nulo. En el 42% restante incluyen a los que votarían por Carrió o Zamora, que están actualmente en el frente contra la trampa. Por lo que el porcentaje real sobre el que están midiendo la adhesión a los candidatos que entran en la trampa apenas alcanzaría al 30% del total de votantes.

Ningún candidato supera hoy el 25% en intención de votos. Pero ese 25% se daría sobre el 30% del padrón que votaría por candidatos. Pero incluso si el 40% votara por candidatos, esto significa que el gobierno que se proponen imponer —que ellos mismos reconocen que no sacará más del 25% de los votos a candidatos— tendrá el apoyo de poco más de un 10% de los argentinos. Es la mitad de lo que tuvo Illia en ese gobierno que nació herido de muerte por la proscripción de la mayoría electoral. Y la mitad, también, de los votos que tuvo la Alianza, y así le fue.

2.Empantanados

El derrumbe político del gobierno “de transición” de Duhalde-Alfonsín-Ibarra ya es inocultable. Se lo acaban de escupir en la cara el FMI y los yanquis. De ahí la urgencia de los de arriba para montar una trampa electoral de la que pueda surgir un nuevo “gobierno de transición” que le dé un mínimo de legitimidad para hacer las porquerías que Duhalde ya no puede hacer porque no tiene fuerza política para imponerlas al pueblo.

Un puñado de monopolios imperialistas y de oligarcas terratenientes han seleccionado a los candidatos del sistema. La prensa “seria” y los fondos de esos monopolios y oligarcas para las campañas electorales les garantizan la presencia en los medios. Tratan de arrastrar a las urnas a una parte de los argentinos, para que “legitime” al “gerente” que han seleccionado esos monopolios imperialistas y esos oligarcas.

Pero los de arriba chocan con la realidad de que “ninguno tiene un candidato potable”, según confesó un alto funcionario del gobierno nacional al diario Río Negro, (8/9). En el caso de Adolfo Rodríguez Saá, el único candidato que ha ganado ciertas simpatías, “sectores económicos con fuertes inversiones en el país han comenzado a inquietarse. Hasta hace poco tomaban al caudillo puntano con ironía, pero su constante presencia en la política ya ha motivado varias reuniones en la última cima del poder económico” (La Nación, 8/9).



Un gerente, para ir a fondo

Si la trampa electoral llegara a triunfar, el candidato impuesto no podría ser más que un gerente a sueldo de los de arriba. No tendría ningún poder real para mejorar las cosas, sólo tendrá poder para hacer maldades. Principalmente, que les garantice dos objetivos: 1) garantizar la entrega final del sistema financiero, en particular con la privatización de los cuatro bancos estatales (proceso que ya se ha iniciado con la negociación de la venta del 10% de las acciones del Banco Nación). En La Plata, más de 4.000 personas hicieron un abrazo al Banco Provincia. 2) Negociar el canje de deuda externa por tierras: los 25 millones de hectáreas hipotecadas por los bancos estatales, los parques nacionales (ya se está negociando la entrega de la Península de Valdez); y de máxima, algún estatuto de “autonomía” para la Patagonia.

El futuro presidente estará prisionero del Congreso, que vetará cualquier proyecto de ley progresista, y que, desde el Senado, garantizará la supervivencia de la Corte Suprema y de todos los puestos de la alta burocracia estatal (organismos de contralor, jueces, mandos militares, etc.). La Corte Suprema tendrá en sus manos declarar inconstitucional cualquier decreto presidencial que no se ajuste a ese plan. Todo esto, en un país acosado por el hambre y la quiebra, con juicios de los acreedores externos de numerosos países, y vencimientos acumulados de la deuda externa por 25.000 millones de dólares.

Por eso, si la trampa pasa, será más difícil la lucha popular.

Además, no se puede romper la trampa desde adentro. Pensar así es, en el mejor de los casos, una ingenuidad, y en el peor, esa vieja “picardía” de llegar con promesas y gobernar haciendo lo contrario de lo que se prometió. Esto último es algo que hoy los de arriba consideran muy peligroso, en un país en donde “la enorme mayoría social sale a buscar soluciones por su cuenta” (La Nación, 8/9).



3.Completar la tarea

No hay otro camino que romper la trampa electoral y completar las tareas que quedaron a medio hacer el 20 de diciembre, cuando el pueblo en las calles derrocó a un gobierno hambreador, entreguista y corrupto, pero no alcanzó para imponer otro, de unidad patriótica y popular.

Como se ha debatido en el frente contra la trampa, no basta con reclamar que se vayan todos los responsables del hambre y la entrega. No se irán por su propia voluntad, sino los echa el pueblo. Tampoco alcanza con cambiar los hombres: sino se barre con el Estado que sostiene la política y los gobiernos responsables del hambre y de la dependencia.

La unidad, hoy, para romper la trampa electoral, es la primera condición para avanzar. Porque esa trampa es el eje de la política de las clases dominantes. Los de arriba se están empantanando con la trampa. Y el surgimiento y fortalecimiento del frente contra esa trampa, opositor y combativo, demuestra que es posible romperla, para que avance el pueblo por el camino del 20 de diciembre. Esto creará, también, mejores condiciones para enfrentar cualquiera de los proyectos golpistas represivos, fascistas, que se traman en capillas menemistas, en sectores trasnochados del gobierno, y en generales nostálgicos del “Proceso”.



4. Vamos por más

Como en mayo de 1810, como en octubre de 1945, como en el Cordobazo, como en diciembre de 2001, hay un camino trazado. Hay que hacer tronar el escarmiento sobre este gobierno hambreador para terminar con la política de ajuste y entrega que practica, y barrer el Estado oligárquico-imperialista. Es decir, sobre los pilares que sostienen este infierno.

Eso sólo es posible con un nuevo Argentinazo, de una enorme amplitud en su protagonismo popular y patriótico, basado en una fuerte organización mediante las asambleas populares, multisectoriales, cuerpos de delegados y demás formas de democracia directa, y una coordinación unitaria que garantice el establecimiento de un gobierno de unidad patriótica y popular. Un gobierno que resuelva el hambre y demás urgencias populares y convoque a una Asamblea Constituyente soberana, para que ésta asuma todos los poderes y decida el país que quieren los argentinos.

Con esos objetivos, vamos al plan de lucha trazado, garantizando la gran jornada de lucha del 20 de septiembre. Para romper la trampa electoral y unir fuerzas para un nuevo Argentinazo. Para acabar con este Gobierno y esta política de hambre, imponiendo un gobierno de unidad patriótica y popular. Luchando para que cada fábrica que pretenda cerrar sea ocupada y puesta en producción con control obrero. Para impedir los despidos y conquistar aumentos de salarios. Para acabar con el clientelismo imponiendo planes sociales y alimentos para todos los desocupados. Para enfrentar a los parásitos dueños de los grandes latifundios, saciando la sed de tierras de cientos de miles de familias del campo. Para conquistar becas, comedores y el boleto estudiantil, como han hecho punta los jóvenes mendocinos, ocupando la Legislatura y organizando sus cuerpos de delegados. Para impedir los aumentos de tarifas y conquistar las tarifas sociales. Para hacerle el corte de manga a los usureros imperialistas y nacionalizar la banca. Para decirle no al ALCA, defender nuestras tierras y nuestra integridad territorial y promover la unidad de los pueblos y naciones latinoamericanos.

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