PARA QUE SE VAYAN TODOS, CONSTRUYAMOS UNA ALTERNATIVA POLÍTICA
Por Partido Comunista - Saturday, Sep. 28, 2002 at 12:32 AM

DECLARACIÓN DEL PARTIDO COMUNISTA

PARA QUE SE VAYAN TODOS,
CONSTRUYAMOS UNA ALTERNATIVA POLÍTICA

A nueve meses de las históricas jornadas de diciembre, el reclamo de que se vayan todos continua sintetizando el estado de ánimo y el deseo del conjunto de la sociedad argentina.

Para transformar en realidad este reclamo, resulta imprescindible que las distintas experiencias de lucha que los trabajadores y el pueblo desarrollaron en estos meses logren sintetizarse en una alternativa política unitaria, sustentada en la construcción de poder popular, que imponga a través de una Asamblea Constituyente libre y soberana, las soluciones urgentes que el pueblo está demandando. el compromiso

Resulta necesario establecer una correcta caracterización de la situación actual y un fuerte compromiso de las izquierdas, los sectores populares, los asambleístas, los piqueteros y el conjunto de los movimientos sociales en la construcción de la herramienta política a través de la cual pueda lograrse este objetivo.

CRISIS ORGANICA DEL CAPITALISMO

La crisis orgánica del capitalismo argentino tiene que ver con el agotamiento del mecanismo de acumulación económica, social y política del neoliberalismo vigente en las últimas décadas, que ha cumplido su ciclo imponiendo un terrible proceso de concentración económica y desigualdad y afirmando un regresivo modelo de exclusión. Los sectores que más ganan se llevan 46,6 veces más que los de menores ingresos y la destrucción de fuentes de trabajo ha dejado a 5.700.000 personas con problemas de empleo, con una tasa de desempleo superior al 21%.

Para ello, a la vez que se desmantelaron las funciones sociales del Estado, se incrementó su influencia como agente, gestor y garante de los negocios del bloque dominante, mientras se desarrollaba el mayor proceso de extranjerización de la economía argentina en toda su historia.

Hoy, una vez despejado el espejismo "primer mundista", sustentado durante la década menemista con la convertibilidad, el único objetivo económico del gobierno de Duhalde consiste en achicar el mercado interno, recaudar cuanto se pueda sin tocar a los sectores más poderosos y aprovechar la devaluación para, a través de las divisas generadas por la exportación, generar un superávit comercial destinado al pago de la deuda externa, bajo la atenta vigilancia de los EE UU.

Así, con una política económica que beneficia a los acreedores externos, al sector agro exportador, a los grupos económicamente concentrados y a la banca extranjera, se continua configurando en la Argentina un modelo de dos plantas, donde entre un 20 y 30% queda dentro del sistema, gozando a distinta escala de sus beneficios, mientras el resto de la población sufre la precariedad laboral, el acotamiento de sus derechos, o pasa directamente a engrosar las filas de pobres e indigentes que, según admiten las propias cifras oficiales, alcanzo en el mes de mayo a 18.500.000 argentinos pobres de los cuales 8.700.000 son indigentes.

Entre octubre del 2001 y mayo del 2002, 5,2 millones de personas cayeron debajo de la línea de pobreza. Esto significa que cada 4 segundos el sistema genera un nuevo pobre.

A esta exclusión económica y social intentan coronarla ahora con un proceso de exclusión política que vaya aun más allá de las restricciones a la ciudadanía hoy existentes.

Las campañas impulsadas desde el poder mediático, intentando dejar involucrada a toda la actividad política en el bien ganado desprestigio de los partidos del sistema, no tiene otro objetivo que consolidar estructuralmente la exclusión política de millones de personas.

El objetivo es imponer un sistema político que pueda garantizar al bloque de poder mantener los privilegios obtenidos en las últimas décadas, a la vez que la cobertura necesaria para consolidar un nuevo modelo de acumulación para los próximos años.

De este modo buscan consolidar una democracia restrictiva que combine rasgos del modelo político estadounidense - como el bipartidismo y una muy baja participación electoral - con lo peor de nuestra sistema político, esto es, reforzar el presidencialismo, gobernar por decreto y mantener subordinados al parlamento y a la justicia, apuntando a la consolidación de una verdadera dictadura civil.

Que este es el camino elegido por el bloque de poder, queda claramente explicitado en el aumento de las prácticas autoritarias que van desde la represión directa, como sucedió en Avellaneda y en Jujuy, al intento de reestablecer el terror en la sociedad al mejor estilo de la dictadura militar, como los demuestran el atentado contra Estela Carlotto y los asesinatos de jóvenes a manos de una policía que no ha hecho otra cosa que institucionalizar prácticas represivas, delictivas y corruptas con la complicidad del poder político.

En el plano internacional el gobierno de Duhalde continua impulsando el vergonzoso alineamiento con los EE UU, siguiendo al pie de la letra todas sus imposiciones, admitiendo tropas y bases militares de EEUU en nuestro territorio e integrándonos a las políticas agresivas e intervencionistas en América Latina y otras partes del mundo, como Irak. Desde los EEUU, a su vez, pretenden ahondar la crisis del país para utilizarla como ariete para deprimir a Brasil y al MERCOSUR y facilitar así la instauración del ALCA.

ES NECESARIO TERMINAR CON LA CRISIS DE ALTERNATIVA

Vivimos un proceso de crisis y de intentos de recomposición de la dominación capitalista donde "lo viejo no termina de morir y lo nuevo no termina de nacer".

Pero debemos ser concientes de que este proceso no es natural ni esta predeterminado, y que para que lo viejo realmente muera, y para que lo que nazca tenga un signo realmente popular y revolucionario debemos ser capaces de contraponer a los intentos de recomposición capitalista una alternativa de poder unitaria, incluyente, popular y de izquierda, algo que todavía es una carencia del movimiento popular.

A partir del 19 y 20 de diciembre se han producido importantes avances en este sentido tras la irrupción en la política de un sujeto social popular que puede contribuir a llevar adelante tal proceso de construcción.

La ruptura político – cultural evidenciada en esos días comenzó a marcar el final de la etapa defensiva del pueblo, que recuperó protagonismo en las calles y comenzó a ensayar nuevas formas de organización y representación.

Ello resulta expresión manifiesta de una recuperación de la ofensiva a través del surgimiento de elementos de poder popular cuyo fortalecimiento es imprescindible para hacer realidad el que se vayan todos. En este sentido, consolidar la movilización popular, afianzar la autonomía de movimientos como las asambleas y los piquetes, avanzar en el respeto mutuo entre los partidos de izquierda y los movimientos sociales es fundamental en el necesario proceso de construcción de un bloque popular alternativo que pueda crear las condiciones para expulsar y relevar al poder al bloque dominante.

La ausencia de esta herramienta de poder popular es la que dificulta el surgimiento de un centro coordinador de las luchas entre las asambleas, los piquetes, las experiencias de control obrero en fabricas recuperadas por los trabajadores, los partidos de izquierda y antiimperialistas, y otras experiencias organizativas. Esto constituye un factor negativo y demuestra que el "que se vayan todos" abrió un debate que no esta cerrado y que solo puede desarrollarse positivamente a la par de la construcción de la herramienta política capaz de llevarlo a cabo.

En esto resulta fundamental el aporte que podemos hacer los partidos de izquierda y antiimperialistas para la consolidación del movimiento popular, levantando la bandera de la unidad, sin vanguardismos autoproclamados, enfrentando tanto los intentos de hegemonismo como las ideas antipolíticas que solo logran consolidar la fragmentación y dispersión del movimiento popular.

En esta nueva fase de la lucha, cuando el movimiento evidencia algunas de sus limitaciones y reclama un nuevo impulso de organización y combatividad, será decisivo combinar la movilización con el debate y la construcción de la herramienta política. Se abre una gran oportunidad para las izquierdas a condición de avanzar en la unidad de sus distintos sectores, partidarios o no, porque se han creado mejores condiciones para un desarrollo de la acumulación de fuerzas y para avanzar desde la izquierda que hoy tenemos hacia una izquierda de mayorías, capaz de constituirse como una fuerza de peso real en todos los entramados de la sociedad argentina.

La importancia y la calidad de las luchas que están llevando adelante los pueblos latinoamericanos nos deben servir como marco de referencia para orientar nuestra tarea. La firme posición de la Revolución Cubana, el fracaso del golpe de estado promovido por los EE UU en Venezuela, el inminente triunfo del frente encabezado por el Partido de los Trabajadores en Brasil y las luchas de los pueblos en Bolivia, Paraguay, Perú y Ecuador entre otros marcan el camino que debemos abonar con nuestro accionar para la liberación de nuestros pueblos latinoamericanos.]

REFORMULACION DEL SISTEMA POLÍTICO

El deterioro del sistema de dominación neoliberal en la Argentina y la imposibilidad del mismo de sostener el consenso sobre el cual se cimentó en las últimas décadas, le impone a las clases dominantes una reformulación del sistema político de dominación.

Sin capacidad de gobernar ocupando a la vez los espacios de oficialismo y oposición, el PJ y la UCR van conformando un Partido Unico del Sistema. Los acuerdos entre Duhalde y Alfonsín, como los anunciados en estos días entre Rodriguez Saa y Melchor Posse, resultan una clara muestra de cómo estos sectores deben reagruparse para mantenerse en el poder.

Ahora, además, generan una "nueva derecha" que, con Macri, López Murphy y Patricia Bullrich, les cubre las espaldas y defiende las políticas que continúan llevando a la práctica, al tiempo que les permite mostrarse con una imagen de centro.

Este nuevo escenario en la representación política ha dejado al espacio de la oposición a una "centroizquierda" que se propone "humanizar" al capitalismo y una izquierda anticapitalista que, fortalecida y con mayor presencia en el debate político y en el movimiento social y asambleario, ha modificado la relación de fuerzas en el espacio opositor. La posibilidad de consolidación de este espacio pasa por la capacidad que demostremos en la construcción de unidad y de un bloque popular alternativo de poder.

EL LLAMADO A ELECCIONES

Ante el reclamo generalizado de que se vayan todos, el gobierno plasmó un llamado a elecciones presidenciales que, lejos de responder a las expectativas de la sociedad, no hace más que demostrar el intento del bloque dominante de que algo cambie en lo formal para que todo siga igual.

Con el adelantamiento de las elecciones realiza una concesión a la presión popular, pero lo hace maniobrando y urdiendo un nuevo fraude. Al que se vayan todos, el Partido Unico del Sistema opone un ardid para quedarse.

Frente a esto, desde los sectores de oposición han surgido distintas posiciones que incluyen las posturas abstencionistas y desestructuradoras de la unidad y la organización popular , como la que encarna Luis Zamora, o la de participación resignada a las reglas de juego impuestas, como las que lleva adelante Elisa Carrió.

Desde el Partido Comunista hemos denunciado y movilizado desde el primer momento contra este llamado a elecciones parciales y realizado un gran esfuerzo para unificar a los sectores que dicen adherir al que se vayan todos, para lograr una verdadera renovación no solo de la representación política, sino también del sistema imperante a través de una Asamblea Constituyente verdaderamente libre y soberana. En esta tarea las izquierdas políticas, asamblearias, piqueteras, estudiantiles y de los movimientos sociales pudieron constituir espacios de coordinación que valoramos altamente y que jugaron un rol relevante en las movilizaciones que siguieron al 19 y 20 de diciembre, como las del 26 de junio en Avellaneda, la del 9 de julio y posteriores.

Por su parte, el gobierno, con este llamado a elecciones, intenta frenar el movimiento social surgido a partir de diciembre y el proceso de luchas que lleva adelante. Entendemos que las posturas abstencionistas terminan en última instancia, más allá de la voluntad de quienes la impulsan, siendo funcionales a la fragmentación y dispersión del bloque popular y a los intentos de exclusión política y de restricción de la ciudadanía, dejando además espacios vacíos que, si no los disputamos, serán ocupados por el elenco estable del sistema.

Los comunistas entendemos que el proceso electoral en marcha, más allá de sus características fraudulentas que seguiremos denunciando con toda fuerza, representa un momento en medio de la crisis de descomposición del sistema dominante que puede permitirnos librar un combate que fortalezca a las fuerzas alternativas. No corresponde abstenernos en momentos en que la izquierda puede alcanzar un fuerte crecimiento, alentador para las luchas y para todo el movimiento popular.

Es responsabilidad de las izquierdas dar batalla, aun en este proceso fragmentado y tramposo, como un terreno más de la lucha de clases, profundizando la denuncia e impulsando las líneas de acumulación de fuerzas de las izquierdas y de construcción del bloque popular, fortaleciendo Izquierda Unida y yendo por más unidad, por la vía de la conformación de un frente de carácter antiimperialista que, junto a un programa común, levante en las elecciones las banderas del que se vayan todos y la convocatoria a una Asamblea Constituyente verdaderamente libre y soberana.

Tal programa común debería incluir entre sus elementos principales el no pago de la deuda externa, la nulidad absoluta de las leyes de punto final y obediencia debida, una reforma tributaria que grave a los grandes capitales y riquezas, para que la recaudación deje de caer sobre el consumo de los sectores populares y la reestatización de las privatizadas para ponerlas bajo gestión de los trabajadores y usuarios..

Además, podría impulsar el compromiso de todas las fuerzas opositoras para que el primer acto de gobierno sea la convocatoria a Asamblea Constituyente, con reglas de juego democráticas y el establecimiento de una emergencia alimentaria, laboral, sanitaria y educativa. Y presentar una verdadera reforma del sistema político argentino, terminando con el presidencialismo, propiciando un sistema parlamentario unicameral, incrementando la representación política y reduciendo los sueldos de legisladores y funcionarios.

Los comunistas, que reafirmamos nuestra vocación de construir el socialismo en la Argentina, reafirmamos también nuestro compromiso con todas las luchas que libra nuestro pueblo, y ratificamos desde Izquierda Unida nuestra propuesta de avanzar con todas las fuerzas de izquierda y antiimperialistas, para presentar cada vez con más energía y en todos los frentes, incluido el electoral, un proyecto político unitario de poder alternativo. unitario e inclusivo. Estamos ante una gran oportunidad de solidificar y hacer crecer ese proyecto y nos comprometemos nuevamente a transitarlo con nuestras banderas en alto. Frente a esos desafíos no corresponde ni abstenerse ni resignarse.

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