Julio López
está desaparecido
hace 6436 días
versión para imprimir - envía este articulo por e-mail

INFORME ESPECIAL: EE.UU. Y LAS CLAVES ECONOMICAS DE LA INVASION A IRAK
Por (IAR) Información Alternativa en Red - Friday, Oct. 04, 2002 at 9:10 AM

La guerra que se aproxima

INFORMACION ALTERNATIVA EN RED
Director: Rodrigo Guevara - 4 de octubre de 2002 Año I  Nº 1

Contactos: 
mailto:iar_contacto@hotmail.com

Suscripciones:
mailto:iar_enred@hotmail.com

actualización 04-10-02
Las conexiones del poder contra Sadam

EE.UU. y las claves económicas de la invasión a Irak

Bush y sus aliados

(IAR)- Wall Street, el Complejo militar-industrial, las corporaciones transnacionales, y el rediseño estratégico de un capitalismo globalizado y en crisis que necesita expandir sus fronteras en la búsqueda de nuevos mercados y recursos para explotar.

Con la planeada operación bélica contra Irak se inicia un nuevo proceso de acumulación capitalista en el cual están implicadas las propias potencias "aliadas" que le retacean su apoyo en la ONU.

En suma, el mundo está frente a otra escalada de conquista de las  trasnacionales, que se dividen el planeta como un gran mercado, fabrican guerras como salida a sus crisis periódicas, y justifican sus  genocidios militares con  doctrinas del "bien" contra el "mal"

En este informe especial, trazamos un mapa de la intricada red de intereses y vasos comunicantes que se mueven detrás  del derrocamiento de Sadam Hussein, las claves estratégicas de los planes capitalistas para la región, y la estructura del poder de EE.UU. como potencia regente del capitalismo a escala mundial.

por Rodrigo Guevara


 

Guerra imperial y conquista económica  

 

Las guerras imperiales (como la que EE.UU. está por lanzar contra Irak) no se hacen por razones ideológicas sino por necesidades de conquista económica. Los proyectos del capitalismo transnacional -conquista militar territorial, sometimiento y explotación económica control político y social- nunca caminan por separado, son totalizados.

Siempre existe una relación concreta entre las guerras imperiales de EE.UU., el petróleo, la venta de armas, y la expansión del poder capitalista global concentrado en Wall Street y en  las metrópolis financieras europeas. 

 

Puede decirse, contradiciendo la opinión de algunos analistas, que  no existe un capitalismo petrolero-armamentista por un lado, o un capitalismo bancario-financiero por el otro. Ambos son la cara de una misma moneda. En las guerras como en la "pax" del imperio, las petroleras, el complejo militar-industrial y la catedral financiera de Wall Street funcionan desigual y combinadamente encuadrados en un mismo objetivo: la búsqueda de expansión y acumulación de la ganancia capitalista a escala planetaria.

 

Tanto las "cuatro grandes" contratistas del complejo militar-industria (Lockheed Martin, Boeing, Raytheon, General Dynamics), como las "cuatro hermanas" (Exxon-Mobil, Chevron-Texaco, Royal Dutch Shell y  BP) que monopolizan la extracción y comercialización del petróleo a escala mundial, cotizan sus acciones y se capitalizan en la bolsa de Wall Street.

Y como ya sucedió en Yugoslavia, en Afganistán, y ahora sucederá en Irak, detrás de los aviones, los tanques, y las "bombas inteligentes" siempre llega  un ejército de lobbistas, consultores y representantes de los bancos y grupos de inversión de Wall Street dispuestos a "invertir" en la reconstrucción de las infraestructuras e instalaciones destruidas por los bombardeos. 

 

Detrás de cada  cada guerra, están  los fabricantes de armas que extraen su ganancia capitalista del billón de dólares anuales destinados a los presupuesto militares; están las petroleras y gasíferas que explotan y regulan los mercados multimillonarios del petróleo y la energía; están los megabancos y megagrupos de inversión  de Wall Street (Citigroup, Goldaman Sachs y J.P.Morgan-Chase) que explotan el gigantesco negocio del capitalismo especulativo sin fronteras, cuya mayor tajada de ganancia son los intereses de las impagables deudas externas de los países conquistados y dependientes. 

 

Y están las poderosas trasnacionales industriales como Ford o General Motors, o  los megaconsorcios de la electrónica y de la informática como IBM o Microsoftlas líderes de la llamada "nueva economía" y de la tecnología de última generación, que suscriben contratos por miles de millones de dólares con el departamento de Defensa. 

 

Todo este complejo entramado de intereses capitalistas están entrelazados entre sí por medio de fusiones, de accionistas y de estructuras societarias anónimas, o  por el simple hecho de compartir los mismos directivos y accionistas.

Directivos que, a su vez, son funcionarios del Estado, de la Justicia o del Poder Judicial de la potencia hegemónica, cuya función en el cargo es la de hacer lobby en favor de los intereses de la red de transnacionales que representan.

 

Por medio de los entramados de accionistas y directivos,  los grandes grupos controlan  redes enteras de corporaciones diversificadas en todos los rubros de la economía.

Bancos, petroleras, gasíferas, fabricantes de armas, medios de comunicación, tecnología aeroespacial, informática, laboratorios, biotecnología, industria, construcción, electrificadoras, y todo lo que existe en el mundo del capitalismo globalizado y sin fronteras.

 

Los vasos comunicantes del capitalismo globalizado

 

Los megagrupos de inversiones desempeñan un  papel clave en la fusión y aglomeración de este capitalismo sin fronteras, cuyas filiales y casas matrices pueden estar en Europa, Asia, o en cualquier continente, pero sus redes operativas centrales tienen su terminal en Wall Street o en el Complejo militar-industrial de EE.UU.

 

En un excelente artículo de Héctor Mondragón, publicado en el periódico Rebelión, se consigna que el Citigroup y otros grupos poderosos como el J.P.Morgan-Chase ejercen control sobre numerosas empresas y en especial sobre redes de transnacionales claves líderes en su rubro. 

 

Los megapoderes del Citigroup y J.P.Morgan-Chase alternan con otros grupos a los que tienden a llevar a sus esferas, pero que a su vez representan intereses propios. Es el caso del conglomerado Coca Cola – American Express – Gillette – Great Lake Chemical – Washington Post, articulado en torno a las inversiones de Warren Buffet y del fondo Berkshire Hathaway. Este grupo tiene conexiones con el Citigroup y con J.P.Morgan-Chase, pero con una dinámica propia.

En el caso de Quaker – Pepsi Cola (Frito Lay, Gatorade), el cruce de accionistas con el Citigroup es notorio y éste, a su vez, está aliado con la estrella de los transgénicos, la suiza Novartis, ligada con el banco Credite Suisse. 

 

De acuerdo  con el informe de Mondragón, el presidente de la Exxon-Mobil,  integra la junta directiva del Morgan-Chase, corporación heredera de la Standard Oil quien llevó a los Rockefeller al liderazgo mundial. Otra petrolera figura en los cruces: la BP-Amoco, en la cual también hay otros accionistas importantes.

Originado en una coalición de familias millonarias (Stillman, Dodge, Grace, Harriman, Mc Cormick, Armour y otras), el Citigroup aplicó también la fórmula del rival Morgan y agrupó a más familias millonarias, acercando a su órbita a grupos tan importantes como Mellon (Alcoa), Dupont y Zankel y estableciendo una alianza con los Ford expresada en la presencia del ex presidente  en los cuadros directivos del grupo y en una vieja relación del Citibank con su cliente productor de automóviles.

 

Uno de los actuales directores del Citigroup -dice el informe- es director de la petrolera Chevron- Texaco, que tiene a una ex directiva, Condoleeza Rice, como Asesora de Seguridad del Gobierno de Bush. Tres directores del Citigroup lo son de la gigante de telecomunicaciones AT&T, dos de la transnacional química Du Pont y dos de la United Technologies que produce la mitad de los helicópteros del Plan Colombia y tiene como campo principal  de operaciones comerciales a la industria militar.

Otros dos son directivos del Banamex de México, punta de lanza del Citibank en América Latina y en las transacciones del tratado de libre comercio ALCA.

 

Otro es directivo de Alcoa, otro de Verizon y otro de Halliburton, empresa de la que fue gerente el vicepresidente Richard Cheney. Halliburton, contratista de las petroleras desde Asia central hasta Colombia, es un nodo donde se reúnen directores de Phillips Petroleum, petrolera de bolsillo del Citigroup, de Chevron-Texaco, Exxon; de las firmas de equipos Crown Castle y Corning; la química Lyondell; las electrificadoras American Electric & Power, San Diego Gas, Southern California y Mirant, la fabricante de ropa J.C. Penney; laboratorios Pfizer [ahora matriz de Monsanto]; Reader's Digest; Pepsi Cola y restaurantes Tricon.

La filial de Halliburton, Brown & Root's intervino con contratos en las guerras localizadas de Vietnam, Ruanda, Chechenia, Bosnia y Kosovo. 

 

En Turquía -continua el informe- tiene una sociedad para entrenamiento militar con Vinnell Corporation, una compañía de la transnacional de la industria militar TRW.

En Colombia Brown compró terrenos para almacenes de bodegas.Del consejo de Rand forman parte destacados ejecutivos, uno de los cuales es el expresidente del Citigroup, John Reed; otro es Frank Carlucci, ex secretario de Defensa de Bush padre, presidente del Carlyle Group que invierte en negocios militares y aeroespaciales, y ex presidente de la telefónica Nortel.

El presidente de Rand es director de Entrust, una corporación dedicada a la "seguridad en Internet", la encriptación de información y por ende de importancia esencial para el espionaje y contraespionaje en Internet.

 

Las empresas de gas y energía eléctrica que participan en privatizaciones, y que venden, revenden y transportan  electricidad, han sido receptoras de muchas de las inversiones de los fondos. Es el caso de Enron que además opera con cuantiosos créditos de J.P. Morgan-Chase y el Citibank.

Fue esta  la empresa a quien el gobierno de Pastrana quería vender a bajo precio el gas de la Guajira.

Enron estaba ligada a medio centenar de altos funcionarios de la administración Bush y estuvo mezclada en escándalos en varios países, desde la India a Bolivia, incluido los mismos Estados Unidos donde sobre facturó los costos de la electricidad para saquear a los consumidores de California y causar una crisis que afectó a las electrificadoras privatizadas de ese estado.

 

¿Qué tienen que ver los teléfonos móviles y las líneas de fibra óptica, la OTAN y los paramilitares legales ? Lo podría responder mejor el fondo Carlyle. Philip Odeen, directivo de su empresa de comunicaciones Relizon, es el gerente de la transnacional militar TRW. Los principales portavoces de Carlyle provienen del alto equipo del primer Bush incluido el ex presidente y James Baker, ex secretario de Estado y albacea del escandaloso resultado electoral de Florida que permitió a Bush hijo llegar a la presidencia.

Una gran sorpresa se llevó el público cuando el 8 de octubre de 2001 el Wall Street Journal reveló que la familia Bin Laden tenía importantes inversiones en el Fondo Carlyle y había obtenido grandes utilidades en él.

 

El complejo entramado de "vasos comunicantes" entre el capitalismo financiero, tecnológico, industrial, de servicios, informático y comunicacional - demostrado en el trabajo investigativo de Mondragón-, revela el grado increíble de concentración, diversificación, e intereses comunes de las megacorporaciones transnacionales que se dividen el planeta como un gran mercado, inventan guerras, justifican invasiones de conquista en doctrinas "civilizadoras" que combaten contra la "barbarie", y convierten a toda  la humanidad en un coto de caza  de sus tropelías imperialistas.

Leer informe completo en Rebelión

 

El poder "locomotora" del Imperio

 

Decir que las guerras imperialistas son particularmente "petroleras", o "armamentistas", o "financieras", es reducir la comprensión del fenómeno capitalista.

El capitalismo trasnacional funciona como un proyecto totalizado. No solamente conquista militarmente y explota recursos naturales y mano de obra  de los países dominados, también somete financieramente,  maneja y legitima gobiernos títeres funcionales a sus intereses, direcciona y modela conductas sociales mediante la prensa y los periodistas cómplices, y nivela necesidades de consumo iguales a para todo el planeta. 

 

Es ingenuo reducir el accionar del imperio angloamericano (potencia regente del capitalismo a escala mundial)  a una aventura de halcones-guerreristas-petroleros  nucleados en el gabinete de Bush. Los Cheney, los Rice, o los Rumsfeld, o el propio W. Bush son simples ejecutores de estrategias militaristas del Estado imperial, cuyos objetivos reales se asientan en las frías matemáticas capitalistas de los altos ejecutivos de las transnacionales y los bancos de inversión de Nueva York o de las metrópolis europeas.

 

Militarmente  EEUU se comporta como lo que es: la potencia regente unipolar, el Estado imperial del capitalismo planetario, el gendarme armado del mundo explotador, cuyo poder científico-económico-tecnológico-militar supera al de todas las potencias juntas de Europa o de Asia. La abrumante supremacía militar de EE.UU. es tan funcional y necesaria al capitalismo explotador, como la policía es necesaria para proteger de sus víctimas al usurero.

  Es imposible pensar la explotación del hombre por el hombre sin el poder militar detrás.

Estadísticamente, en el desarrollo histórico de todos los sistemas imperialistas de la humanidad, primero estuvo la conquista militar-territorial, luego la conquista y el sometimiento económico, luego la colonización cultural, y hoy, en la era de la informática y las comunicaciones, la colonización mediática, que cierra el círculo de dominación en la cabeza del sometido. 

 

Estados Unidos es el dueño de la moneda patrón del mundo: el dólar. Es el dueño de la Reserva Federal, del Complejo militar-industrial más poderoso del planeta, del poder tecnológico-informático mundial  situado en Silicon Valley, y de Wall Street (la meca del capitalismo mundial). Es el dueño real del FMI, de la ONU, de la OTAN y de todas las instituciones multilaterales de crédito. Su PBI anual es igual al de las nueve primeras potencias juntas.

Matemáticamente, su poder  representa entre el  50 y el 60% de todo lo que hay en el planeta, y es el propietario del arsenal nuclear y militar más grande del planeta (capaz de destruir decenas de veces la Tierra). Y por si eso no bastara, es el dueño de Hollywood y de las cadenas televisivas y radiales más poderosas del planeta.

EE.UU. invade militarmente, domina económicamente, controla y nivela mediaticamente un pensamiento universal a su medida, y entretiene al mundo con los espectáculos y las historias contadas por Hollyvood. 

 

El desarrollo expansivo del capital transnacional (industrial, tecnológico o financiero) está atado al rol y al poder  militar del Estado imperial norteamericano.

La expansión en el exterior de las corporaciones multinacionales se apoya en el arsenal nuclear y en la maquinaria militar de la potencia regente. El Estado imperial locomotora y los Estados  "vagones" de sus socios europeos, regulan los mercados, y protegen políticamente sus intereses en los Estados dependientes.

La fórmula de la locomotora imperial y sus socios de rapiña se resume en un axioma: libre mercado y destrucción de los estados nacionales en el mundo dependiente, Estado nacional y proteccionismo estratégico hacia adentro de sus fronteras.

 

Nucleados formalmente dentro de la OTAN, el gran Estado locomotora militar- imperial y sus países socios, protegen las estrategias depredadoras de sus transnacionales extendidas por toda la geografía dependiente de Asia, Africa y América latina 

Un informe del Financial Times de mayo de 2002, analiza que  casi un 48% de las mayores compañías y bancos en el mundo son de los EE.UU. y un 30% son de la Unión Europea, sólo 10% son Japoneses.

En síntesis, casi 90% de las mayores corporaciones que dominan la industria, la banca, y los negocios son estadounidenses, europeas o japonesas. Africa y América Latina no figuran en la lista. 

 

Cinco de los 10 principales bancos, seis de las 10 principales compañías farmacéuticas y/o biotecnológicas, cuatro de las 10 principales compañías de telecomunicaciones, siete de las principales compañías de tecnologías de la información, cuatro de las principales compañías de petróleo y gas, nueve de las 10 principales compañías de software, cuatro de las 10 principales compañías de seguros y nueve de las 10 principales compañías de comercio minorista, son estadounidenses.

La concentración de poder económico de los EE.UU. es aún más evidente en el círculo de las mayores compañías, donde los Estados Unidos tienen una abrumadora presencia y dominio.

 

Entre las 10 principales transnacionales del mundo: 90% son propiedad estadounidense; de las principales 25, 72% son propiedad estadounidense; de las principales 50, 70% son estadounidenses y de las principales 100, 57% son propiedad estadounidense.

 

Los flujos de los sectores financiero, farmacéutico, de software y de seguros están formados por las diez principales compañías estadounidenses y europeas.

Los mercados mundiales están divididos entre las principales 238 compañías y bancos de los EE.UU. y las 153 de la Unión Europea, y el 80% de las principales corporaciones de petróleo y de gas son propiedades estadounidenses o europeas

 

La concentración del poder económico mundial en las corporaciones y bancos norteamericanos,  y en menor medida, en los de la Unión Europea, revela claramente la condición de "socios principales" de los países europeos en los saqueos imperiales de EE.UU. por todo el planeta.

 

 Revela también que posición van a tomar las potencias aliadas en la ONU cuando EE.UU., Gran Bretaña e Israel, decidan lanzar la carnicería militar contra Irak. Algunas de ellas (como Francia, Rusia y China) "criticarán"  la invasión, otras se declararán "prescindentes", mientras sus bancos y transnacionales se lanzarán detrás de la tajada menor que les corresponde en el saqueo.

 

 Lo mismo que hicieron durante la Guerra del Golfo, Yugoslavia, y Afganistán. Entre bueyes no hay cornada. Y en el capitalismo, estadísticamente, los que mandan son los negocios.

 

Claves estratégicas de la conquista de Irak

 

Ninguna administración de Washington inicia una guerra, sin el aval o el consentimiento  del poder real del capitalismo norteamericano con asiento en Nueva York.

La maquinaria política y administrativa del Estado imperial está en función de las necesidades expansivas de sus trasnacionales. Los propios funcionarios, integrantes del Gabinete o legisladores son empleados o  altos directivos del poder económico.

 

Como ya se demostró más arriba, el capitalismo petrolero o armamentista del Pentágono, es parte integral y funcional del capitalismo financiero con sede en Wall Street y en las metrópolis europeas.

 

Bush y sus halcones militaristas, como lo fueron Clinton y su troupe bancaria, son operadores circunstanciales de las necesidades estratégicas de un capitalismo que, más allá de sus competencias internas, funciona en una interacción económica y  explotadora totalizada.

Clinton, Rubin,  y su banda del Consenso de Washington lanzaron la "burbuja financiera" de libre mercado y capitalismo sin fronteras, pero también lanzaron la invasión militar a Yugoslavia con el objetivo de expandir el capitalismo hacia los ex países comunistas de Europa del Este.

 

Bush y sus cruzados petroleros representan una extensión, por otras vías, de ese capitalismo transnacional que hoy ejercita una política expansiva de doble vía.

Por un lado articulan sus fechorías capitalistas con gobiernos títeres y democracias formales con las que legitiman sus saqueos; por el otro, el Estado militar-imperial y la CIA desestabilizan gobiernos rebeldes o invaden países al más puro estilo de los imperios militares más descarnados.

 

En los 90  la especulación financiera obró como la  fuerza motriz principal de la explotación capitalista, sobre todo en Asia y Latinoamérica. 

Hoy la conquista militar se dirige a  los centros estratégicos del petróleo y la energía, vitales para el futuro de la humanidad.

Estos nuevos polos de expansión y desarrollo capitalista son claves para la  superación del declive de la " burbuja" especulativa del capitalismo financiero de los 90.

Las " cuatro hermanas", o las cuatro contratistas mayores, son hermanas siamesas de los bancos y grupos de inversión sintetizados en el Citigroup o el Morgan-Chase. 

 

El poder económico, la base del Estado militar-imperial, se concreta en cifras estadísticas, en números, en los  billones de dólares del PBI y del presupuesto de los Estados Unidos. Billones de dólares aspirados principalmente por la explotación financiera y la monumental trasferencia de recursos desde los países dependientes.

Este proceso  fue  potenciado por el desmantelamiento  de los Estados nacionales y de sus legislaciones protectoras, realizado por el modelo de "libre mercado" con apertura irrestricta de sus economías, que dejaron a los Estados dependientes (Argentina como el caso más extremo) sin el manejo de sus recursos y en manos de la voracidad del capital financiero. 

 

Hoy la dinámica capitalista, con economías, tanto centrales como dependientes, en crisis y en recesión, orienta su reactivación hacia el petróleo y el desarrollo de la industria armamentista.

Desde la última Guerra Mundial, el gasto militar ha sido el instrumento privilegiado de la reactivación del Estado imperial y de sus asociados. El Complejo militar-industrial  con sus megaproyectos financiados por el capitalismo de Wall Street, fue el motor principal de la  reactivación económica estadounidense.

 

La recuperación norteamericana de 1982-90 se sostuvo en un incremento del 50% de los gastos bélicos, que a su vez determinaron un salto de la deuda pública de EE.UU., del 27% del PBI en 1980 al 63% en 1993. En ese lapso, EE.UU. llegó a invertir el 66% de su presupuesto de investigación en el área militar, contra el 19% de Alemania y el 9% de Japón. 

 

Nuevamente la reactivación económica del imperio apuesta a la economía bélica y a un avance de sus  trasnacionales montadas en la invasión militar.

En este proyecto estratégico, la conquista de Irak no está pensada solamente en función del petróleo y de  las armas. La posesión del petróleo iraquí obrará como fuente de inversión de un nuevo proceso de acumulación a través de la "reconstrucción" y la "modernización"  del país después de la destrucción militar.

 

Infraestructura, carreteras, electrificación, construcción , entre otras, conforman los sustentos básicos de gigantescos proyectos de inversión provenientes de los megagrupos y megabancos de Wall Street y de Europa.

Como dicen algunos patricios del capitalismo neoyorquino en la intimidad :"vamos a construir un nuevo Iraq con el petróleo iraquí"

 

Las transnacionales imperiales perdieron a Irán y su petróleo a fines de los 70.  Con Irán perdieron a su principal bastión de acumulación capitalista en la región. Veinte años después, avanzan  sobre Irak.

Después apuntarán a la  recaptura de  Irán y su petróleo, y desde allí intentarán reedificar un nuevo megaproyecto de acumulación capitalista similar al pensado para Irak. 

Con la ocupación militar de Irak, Irán quedará geopolíticamente aislado y militarmente rodeado por la maquinaria militar y las  bases  de EE.UU.

 

La futura invasión militar a Irán -tras la ocupación de Irak y derrocamiento de Sadam-  ya está escrita y planificada por los estrategas del Pentágono.

Y desde allí, como dicen en los círculos de la inteligencia militar estadounidense: "hasta el Asia Central, no paramos". 

 

El rediseño estratégico del Estado imperial norteamericano en el Golfo Pérsico, cuya primera escala es Irak, y la segunda Irán, comprende, en una tercera etapa, una escalada militar orientada al control de las reservas petroleras claves  del área caucásica y centroasiática.

Escudados detrás de la poderosa maquinaria bélica estadounidense, y a diez años de desaparición de la URSS, los sectores petroleros, las empresas armamentistas, y el capitalismo de Wall Street y Europa encuentran hoy una coyuntura apropiada para avanzar sobre las zonas petroleras de las ex repúblicas soviéticas. 

 

Planes son lo que sobran en el capitalismo depredador liderado por EE.UU.

Veremos que dicen al respecto los países árabes con sus contradicciones y oposiciones internas. Las organizaciones armadas del fundamentalismo islámico que tienen planeado un proceso de rebeliones y atentados contra los gobiernos cómplices de EE.UU. en la región, una vez que se desate la invasión a Irak. O el poder nuclear con su peligro siempre latente de guerra generalizada.

 

Irak puede convertirse en una carnicería quirúrgica realizada por las "bombas inteligentes", como sucedió en Yugoslavia o Afganistán, o por el contrario, y como lo predijo Sadam en la primera Guerra del Golfo, puede despertar a la "madre de todas las guerras".

Una especie de Vietnam, pero en versión árabe.

 

actualización 22-9-02
En el contexto de la nueva doctrina presentada por Bush

EE.UU. prepara un ataque relámpago contra Irak al margen de la ONU

 


El plan de ataque habría sido entregado a la Casa Blanca a principios de septiembre por el general Tommy Franks -quien comandaría toda la acción militar en Irak- y sería  ajustado en los próximos días, conforme avance la negociación de apoyo con los aliados en el Consejo de Seguridad de la ONU.
La justificación del plan de invasión por parte de los "halcones" del gabinete tuvo una "señal" concreta con el informe titulado "La estrategia de Seguridad Nacional de Estados Unidos" entregado por Bush al Congreso norteamericano.



El ataque relámpago contra Irak


(IAR) - Las fuentes del Pentágono y de la Casa Blanca son coincidentes: el presidente George W. Bush ha recibido del alto mando militar un detallado plan militar con alternativas tácticas y estratégicas para invadir Irak y derrocar a Saddam Hussein.

 

Estas especies fueron confirmadas  por las habituales usinas militares y de inteligencia de Washington, y publicadas en las portadas del New York Times y el Washington Post, los dos más prestigiosos representantes editoriales del poder real norteamericano con asiento en Washington D.C y en Wall Street.


Tanto el Washington Post (vocero de los ultrahalcones y del capitalismo belicista del Complejo militar-industrial) como el New York Times (representante del capitalismo financiero de Nueva York), coincidieron en que la administración Bush tiene en sus manos un plan de ataque relámpago que incluiría un desembarco de tropas aerotransportadas sobre Bagdad.


Citando como fuente a funcionarios de Washington, The New York Times dijo que el objetivo de un ataque  relámpago es eliminar o aislar a Hussein, e impedir que Irak haga uso de armas de exterminio masivo, ya sea contra la fuerza invasora o contra Israel, uno de los principales aliados de Estados Unidos.


El plan ultrasecreto, habría sido entregado la Casa Blanca a principios de septiembre por el general Tommy Franks, quien comandaría toda la acción militar en Irak, y sería  ajustado en los próximos días, conforme avance la negociación de apoyo con los aliados en el Consejo de Seguridad de la ONU.


Este general norteamericano, declaró el sábado 21, durante una inspección de las tropas norteamericanas en Kuwait,  que sus fuerzas están listas para entrar en acción. 
Por otra parte, voceros oficiales del gobierno de Kuwait dijeron a distintos medios internacionales que miles de soldados norteamericanos y kuwaitíes se preparan para iniciar un operativo de entrenamiento en gran escala con efectivos anfibios, terrestres, aéreos y navales.


Estas informaciones son coincidentes con declaraciones públicas de representantes del gobierno de Arabia Saudita, anunciando que desde las bases instaladas en su territorio partirán los primeros ataques aéreos contra Bagdad.

 

La entrega del plan de Franks entregado a Bush por el general Richard Myers, jefe del Estado Mayor Conjunto, fue revelada el sábado por el matutino New York Times.
Fuentes allegadas a la planificación-según el periódico neoyorquino- dijeron que el plan de ataque incluye el número de tropas terrestres, aviones de combate, escuadras navales, portaviones, misiles y bombas necesarios para eliminar las defensas aéreas y las comunicaciones del ejército iraquí, y luego tomar Bagdad.


Ante el Comité de las Fuerzas Armadas del Senado, el jefe del Estado Mayor Conjunto dijo que una de las preocupaciones centrales de los planificadores es que Irak ataque a Estados Unidos y sus aliados en la región con armas nucleares, químicas o biológicas de destrucción masiva.
Deslizó que los mediospreparados para lanzar esas armas, sean misiles o aviones, serían los blancos prioritarios al comenzar un ataque estadounidense.


La ejecución del  plan de invasión -según lo indican las fuentes de inteligencia militar y todas las "señales" emitidas por los "halcones" de Bush- estaría aprobado al margen de una resolución conjunta del Consejo de Seguridad de la ONU.
Con la sola aprobación del uso de la fuerza por parte del Congreso, como ha solicitado Bush, EE.UU. lanzaría un ataque unilateral destinado a derrocar a Sadam Hussein e instalar en Irak un régimen pro-norteamericano como sucedió en Afganistán.
 


El rechazo del gobierno de Irak (dado a conocer el sábado)  a someterse a un desarme como solicita EE.UU., es funcional a los objetivos de los "halcones" que promueven un ataque relámpago sin el consentimiento del Consejo de Seguridad. Por otra parte, la actitud rebelde de Sadam puede variar la posición de Rusia y China, potencias con poder de veto en el Consejo, hasta ahora renuentes al uso de la fuerza militar contra Irak. 


Las razones militares-estratégicas de un ataque relámpago de EE.UU. contra Irak se fundamentan -según expertos y analistas militares- en tres puntos principales:
 A)
dar una demostración  de fuerza contundente ante sus aliados y enemigos de Europa, China, Rusia y el mundo árabe, y conseguir sus objetivos de expansión económica montado en la nueva doctrina de supremacía militar.
B) evitar que, con una prolongación de la guerra, se desaten conflictos simultáneos en todo el mundo árabe promovidos por  Bin Laden y las organizaciones fundamentalistas islámicas.
C) neutralizar una posible guerra generalizada que podría sobrevenir en caso de que Irak alcanzara a lanzar su arsenal nuclear o biológico contra un país aliado, como podría ser Israel.

 

La estrategia de supremacía militar


La maniobra de justificación del plan de ataque por parte de los "halcones" del gabinete  tuvo una señal concreta con el informe titulado "La estrategia de Seguridad Nacional de Estados Unidos" entregado por Bush al Congreso estadounidense.

 

Los conceptos principales del informe fueron adelantados por The New York Times en su primera plana del viernes.
Según ese diario, la consejera nacional para la Seguridad, Condoleezza Rice, tuvo gran influencia en la preparación y redacción de los numerosos borradores. Y el texto final habría sido corregido por el presidente, considerando que contenía "párrafos demasiado arrogantes".


Sin embargo, otras fuentes calificadas de la Casa Blanca indicaban que en la redacción del texto intervinieron el vicepresidente, Dick Cheney, el secretario de Defensa Donald Rumsfeld, y el secretario de Estado, Colin Powell. Habría sido Powell, y no Bush, quien "suavizó" los tramos más conflictivos que pudieran producir más fisuras con los aliados del Consejo de Seguridad.

 

No faltan los que señalan la mano del ex presidente Bush padre (considerado el "presidente en las sombras de EE.UU.") en la aprobación del original presentado al Congreso.


La nueva doctrina militar contenida en el documento
termina oficialmente con  las estrategias de disuasión y contención que prevalecieron durante la Guerra Fría.
Considera que tras la caída de la URSS, el gran enemigo ahora es el terrorismo.
Advierte que evitará que potenciales adversarios intenten superar el poderío bélico de Washington.
Y deja en claro que Estados Unidos mantendrá su supremacía militar y política
a escala mundial, lanzando ataques preventivos contra todo aquél que pretenda amenazarlo, ya sean estados o grupos terroristas.


Sin ninguna duda, la nueva doctrina reafirma la condición de potencia unipolar de Estados Unidos y reinvindica una clara legitimación del ataque unilateral planeado contra Irak.

En otro tramo, y en una clara advertencia a  enemigos y aliados, el documento dice que "El presidente no tiene la intención de permitir a ningún poder extranjero el alcanzar o superar la gran ventaja que EE.UU. tiene desde que cayó la Unión Soviética hace diez años".
Luego el informe señala: "Nuestras fuerzas van a ser lo suficientemente fuertes como para disuadir a los potenciales adversarios y evitar que persigan un fortalecimiento militar con la esperanza de superar, o igualar el poderío de Estados Unidos".

Advertencia esta última  que se interpreta como dirigida a Rusia y a China, países con desarrollos militares y nucleares superiores al nivel promedio de las potencias aliadas.


La nueva doctrina 
destaca que los tratados de no proliferación de armas de destrucción masiva (vigentes durante la "guerra fría") serán reemplazados por acciones contra la proliferación militar.
Y que a partir de ahora Estados Unidos estará dispuesto a atacar sin antes haber agotado todos los esfuerzos diplomáticos.


Según el documento de la Casa Blanca, los conceptos de disuasión no funcionan contra el terrorismo, cuyas tácticas tienen por objetivo la destrucción y causar la mayor cantidad de víctimas inocentes.
Asegura que "la superposición entre Estados que patrocinan el terrorismo y aquellos que fabrican armas de destrucción masiva es lo que nos compele a la acción".
Y que "cuanto mayor es la amenaza, mayor es el riesgo de la inacción y la obligación de tomar acciones preventivas para defendernos, inclusive si permanece incierto el lugar y el momento en que atacará el enemigo".

La doctrina de la supremacia militar concretiza y sintetiza la nueva estrategia expansiva de los
sectores petroleros, las empresas armamentistas, y el capitalismo financiero de Wall Street, escudada en la lucha contra el "terrorismo internacional".

 

Después de Yugoslavia y Afganistán, convertido en potencia "locomotora" del capitalismo transnacional, EE.UU. avanza  hacia los antiguos baluartes de influencia rusa, ampliando su red de accesos y bases militares a las  regiones del Cáucaso y el Asia Central.

 
Las bravuconadas militaristas de Bush y sus "halcones" contra el "eje del mal", esconden un nuevo proyecto de desarrollo capitalista orientado a apoderarse de los recursos energéticos de Medio Oriente y avanzar sobre el control estratégico del  petróleo del Asia Central. 

Y como sucedió en Yugoslavia, en Afganistán, y en todas las guerras del imperio; detrás de
los aviones, los tanques, y las "bombas inteligentes" que atacarán a  Irak, llegará  un ejército de lobbistas, consultores y representantes de los bancos de inversión de Wall Street dispuestos a "invertir" en la reconstrucción de la infraestructura destruída por los bombardeos.

Y comenzará, una vez más, otro prometedor ciclo de "negocios" protagonizado por el petróleo, las armas, y el capital especulativo y sin fronteras nacido en las serenas tertulias del Consenso de Washington.


Vidas paralelas: Bush y Bin Laden

Detrás de supuestas ideologías "enfrentadas", de teorías cruzadas con la CIA en el campo del terrorismo y la acción psicológica conspirativa, el fundamentalismo islámico de Bin Laden está fabricado a la medida del fundamentalismo capitalista de George Bush y los "halcones" del Pentágono.


(IAR)- Si hay un personaje funcional a la estrategia de expansión militar-petrolera-armamentista norteamericana, ése es Bin Laden, afirman los expertos  de la inteligencia militar en el campo del terrorismo internacional. 

Detrás de supuestas ideologías enfrentadas, de teorías cruzadas con la CIA en el campo del terrorismo y la acción psicológica conspirativa, el fundamentalismo islámico de Bin Laden está fabricado a la medida del fundamentalismo capitalista sin fronteras de George Bush y los "halcones" del Pentágono.


Vidas paralelas.
Bush y Bin Laden quieren la desaparición de Sadam, pero por distintas razones. El presidente de Estados Unidos quiere invadir a Irak para apoderarse del petróleo iraquí, controlar militarmente el Golfo  y desde allí proyectarse
hacia el  control de los recursos energéticos del Asia Central. 

Bin Laden, quiere el derrocamiento de Sadam para infiltrar en Irak un régimen fundamentalista musulmán opuesto al laicismo del presidente iraquí, y (aún con un régimen pronorteamericano en el poder) desarrollar una estrategia funcional a sus proyectos de controlar el mundo árabe.

Las "coincidencias" (en un marco de enfrentamiento a muerte) de ambos no son de ahora. Después del acontecimiento terrorista del 11-S el terrorismo islámico de Bin Laden sembró el mundo con teorías conspirativas y amenazas de nuevos atentados en puntos estratégicos de Europa y Estados Unidos, considerados como cuevas del imperialismo "satánico".
Su meta perseguida era la de conseguir adhesiones masivas y militantes entre el islamismo "moderado" para incluirlos dentro del "antiimperialismo" norteamericano.

 

En la vereda de enfrente, Bush y la CIA hacían lo mismo, pero con otros actores y objetivos.
La CIA y el Departamento de Estado hicieron un aprovechamiento inverso de las campañas de terror psicológico sembradas por Bin Laden y Al-Qaeda desde la televisión árabe.

Le dieron un sentido contrario, y las utilizaron para consolidar consenso interno y una coalición internacional contra el terrorismo islámico nucleada en la nueva doctrina bíblica del "eje del mal".
El resultante fue la invasión a Afganistán, primera etapa de la nueva estrategia expansiva del capitalismo estadounidense nacida tras las explosiones de las Torres Gemelas.


En este contexto, y al calor de una nueva cruzada del fundamentalismo capitalista-civilizado contra el fundamentalismo islámico-barbarizado, EE.UU., las petroleras y el Complejo militar-industrial concretaron  la invasión y conquista de Afganistán. Primer escalón, en su objetivo de atacar y ocupar Irak para controlar militarmente el petróleo del Golfo Pérsico.

 

Como dicen los expertos: los fundamentalistas de Bin Laden son siempre funcionales a  los objetivos de la derecha fundamentalista, al Pentágono y a los "halcones" de la Casa Blanca.

 

Bush, al contrario de lo que pregona la prensa del sistema, no  es un fundamentalista "loco" obsesionado con  una cruzada del "bien contra el mal".
Bush es el presidente de los Estados Unidos, y allí no manda un loco, sino un operador de los intereses estratégicos del capitalismo y el poder militar-imperial  más concentrado del planeta.


Detrás de los planteos fundamentalistas de Bush, hay una estrategia sólida de conquista económica, política y militar que trasciende a su persona y a sus discursos formales.


Obviamente, estas estrategias (de presentar a Bush como un fanático religioso) son  diseñadas por grupos de poder  a los que les interesa que las guerras (cuya motivación central siempre está motorizada por la búsqueda del lucro económico) sean tomadas como un asunto religioso o ideológico.


En cuanto a Bin Laden, su "fundamentalismo" religioso es sólo la cara que esconde sus verdaderos objetivos de búsqueda de poder político dentro del mundo islámico.
El Líder de AL-Qaeda -según estimaciones del Mossad y de la CIA- apuesta a una guerra generalizada o a conflictos simultáneos  en Medio  Oriente y Asia, como consecuencia de la invasión de EE.UU. a Irak. 

Según esos informes, Al-qaeda esperará el ataque a Irak para lanzar una operación terrorista masiva orientada  a desestabilizar o derrocar a las cúpulas gobernantes de los países árabes aliados de EE.UU.
Entre ellos se menciona a Arabia Saudita y Pakistán. País este último con potencial nuclear, que mantiene un conflicto histórico con la India, que  tambien cuenta con arsenal nuclear.

Los operativos que lanzaría AL-Qaeda tras la invasión a Irak por EE.UU. tendría tres ejes principales:
A) Promover el derrocamiento del presidente de Pakistán, general Musharaf, mediante una incentivación del conflicto India-Pakistán. 
B) movilizar la oposición y el derrocamiento de la familia real saudí, principal aliada y sostén económico de de la fuerza desplegada en el Golfo.
C) Estimular la resistencia del fundamentalismo que controla el gobierno de Irán, cuyo poder militar y económico se vería seriamente dañado con EE.UU. controlando militarmente el Golfo tras la caída de Irak.

Las existencias mortales de Bush (el perseguidor) y Bin Laden (el perseguido), adquieren sentido en las antípodas de dos proyectos de poder que, mimetizados en un  enfrentamiento cristiano – islámico, se disputan el control político del mundo árabe.


Fuente: Douglas Maioli


  

Especial: EE.UU. y la nueva "guerra santa" contra Irak

Bush, las petroleras, y las empresas armamentistas inician una nueva cruzada contra el “eje del mal

Dick Cheney y Colin Powell /.AP

(IAR)_ Bush, los consorcios petroleros y los megagrupos del complejo militar-industrial intentan reeditar una versión bis de la Guerra del Golfo con la finalidad de apoderarse de los recursos energéticos de Medio Oriente y avanzar sobre el control estratégico del  petróleo del Asia Central. 

Los aliados de la ONU se dividen entre la reticencia y el apoyo al plan de invasión de los "halcones", que genera rechazo entre los países árabes y la población europea, y divide al Gobierno y a la opinión pública norteamericana. 

En este informe especial revelamos las claves económicas y geopolíticas de un conflicto signado por el petróleo, la expansión militar norteamericana y el negocio de las armas.

Por Rodrigo Guevara


La doctrina del "eje del mal"

La planificada invasión contra Irak responde a una nueva estrategia expansiva de los sectores petroleros y armamentistas en alianza con la derecha fundamentalista-financiera de Wall Street, cuyas principales fuentes de ganancia están siempre asociadas a las guerras petroleras desatadas por EE. UU.  en todo el planeta. 

La cara "legal" de esta nueva política invasora se sostiene en una doctrina: "el eje del mal".

 

Los acontecimientos del 11 de septiembre (11-S) sirvieron de punto de partida para el lanzamiento de un Nuevo Orden Mundial cuyas claves se encuentran dentro de las necesidades del capitalismo nucleado alrededor del Complejo militar-industrial y del Departamento de Defensa norteamericano.

 

Esos megagrupos están conformados por los  sectores energéticos y armamentistas decididos a conquistar regiones petroleras estratégicas en Asia Central (Mar Caspio), y en países como Irak, Irán, Libia, Cuba y Siria  comprendidos dentro de la doctrina lanzada por Bush después del 11-S, y cuyo andamiaje teórico se atribuye a Bush padre considerado por muchos como  el "verdadero presidente en las sombras" de EE.UU.

 

Tras la desintegración de la URSS en 1991 (y continuando la misión emprendida por Bush padre con la Guerra del Golfo) Estados Unidos aplica una serie de estrategias políticas y bélicas para darle forma al nuevo marco económico mundial, basado en el control de la explotación y distribución del petróleo y del gas natural a escala planetaria.

 

Su programa está destinado a sacar a los EE.UU. de la recesión (resultado del capitalismo especulativo de los últimos treinta años)  poniendo como "locomotoras" a lo militar y a lo energético, una combinación de desarrollo armamentista con dominio de zonas petroleras vitales para el autoabastecimiento y el futuro económico del imperio.

 

En ese contexto geopolítico de conquista militar-económica estuvieron comprendidos los bombardeos a Yugoslavia y la invasión a Afganistán cuya finalidad era  posesionarse y controlar las zonas petroleras del Asia Central. Turkmenistán, Uzbekistán, Tayikistán y Kirguistán, con un potencial de 200 mil millones de barriles de reservas de petróleo, que los convierte en la segunda región  proveedora del mundo después del Golfo Pérsico.

 

Curiosamente, en la doctrina del "eje del mal" (que ahora también  incluye a China, Rusia y Siria además de Corea del Norte)  los "terroristas" siempre provienen de países petroleros que se oponen a los planes expansionistas de las megacorporaciones capitalistas norteamericanas.

 

Junto con Iraq,  los países  incluídos en el "eje del mal" se  encuentran en la mira de los planes invasivos de Bush y su pandilla, bajo el pretexto de que  han desarrollado armas nucleares, químicas y biológicas con la finalidad de utilizarlas contra sus vecinos.

 

No se considera dentro de ninguna tesitura terrorista el potencial bélico (acompañado del expansionismo militar permanente) acumulado por  Estados Unidos, Gran Bretaña e Israel, quienes disponen de un arsenal químico y atómico capaz de destruir centenares de veces a toda la humanidad.

 

El ejército sionista de Sharon, financiado por Wall Street y la derecha militarista del Pentágono, tiene un misil nuclear apuntando a cada capital del mundo árabe. Pero para occidente, ese arsenal  está al servicio de los "cruzados" que combaten a los representantes demoníacos del "eje del mal".

 

Esos  mismos cruzados que lanzaron una "guerra humanitaria" para apoderarse de Yugoslavia y luego se abocaron  a la caza del petróleo asiático con la invasión a Afganistán, pretextando una expedición punitiva contra Bin Laden y los autores del atentado contra las Torres Gemelas. 

Ahora dirigen sus misiles justicieros hacia Iraq.

 

Una región clave para los planes de EE. UU.

Las acusaciones contra el gobierno de Sadam Hussein  de poseer un arsenal químico, bacteriológico y nuclear con fines terroristas esconde las verdaderas razones del conflicto: armas y petróleo en una región estratégica para el desarrollo del capitalismo expansivo estadounidense.

 

La región del Golfo (La Península Arábiga e Irán) alberga el 65% de las reservas mundiales de petróleo y el 33% de las de gas. En tanto que las llamadas "petromonarquías" aliadas absorben la tercera parte de todas las exportaciones militares de Estados Unidos.  

En esa región se encuentran los cinco Estados con las mayores reservas del mundo, todos ellos miembros de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP): Arabia Saudita (26.1%), Irak 10%), los Emirato Árabes, EUA (9.8%), Kuwait (9.7%) e Irán (8.9%).  

La extracción un barril de petróleo en esta región cuesta entre cinco y diez veces menos que en otras zonas del mundo, y durante esta década suministrará al resto del mundo más de la mitad del petróleo que consumirá. 

En tanto que la dependencia energética estadounidense será aún mayor: del 70%, según datos  de la Agencia Internacional de Energía. 

 

Desde el embargo a Irak –tras su derrota en la Guerra del Golfo- la cuota petrolífera iraquí está siendo exportada por Arabia Saudita. sus ventas de petróleo aumentaron desde los 5,2 millones de barriles al día en julio de 1990 a más de 8 millones en el presente.

  

Entre 1990 y 1997, Arabia Saudita, Qatar, Kuwait, Bahrein, Omán y los EUA suscribieron contratos con la industria militar estadounidense por valor de 36 mil millones de dólares la tercera parte de todas sus exportaciones militares. 

 

Los sauditas son  el mayor comprador de armas del mundo: de los 45 mil millones de dólares obtenidos por la venta de petróleo en 1997 gastó 11 mil millones en armamento), en su mayoría en cazas y bombarderos.  

 

En este circuito de petrodólares y armas EE.UU. mantiene el embargo a Irak y un control militar directo de toda la región. Los megagrupos del complejo militar-industrial le proveen a las llamadas “petromonarquías” el armamento que las propias FF.AA. norteamericanas utilizan para mantener el despliegue y mejorar su capacidad de intervención rápida en el Golfo.

 

La doctrina intervencionista se vio respaldada con la constitución de la RDF (Fuerza de Despliegue Rápido), que actualmente se denomina Comando Central de USA, y sirve al Ministerio de Defensa y el Pentágono para conducir todas las operaciones militares en Oriente Cercano.

Cuenta con bases áreas en Bahrein, archipiélago Diego García (que arrienda a Gran Bretaña en el Indico), en Omán y en Arabia Saudita.

 

De esta manera EE.UU. controla el suministro energético mundial y canaliza el flujo financiero de Oriente Medio (los petrodólares) hacia su Wall Street y su complejo productivo industrial – militar alimentado por  las guerras santas por la posesión del petróleo.

 

En este contexto no sorprende la nueva maniobra del gobierno petrolero de los Bush orientada a expulsar definitivamente a Irak  del control de su mercado petrolífero terminando con los desafíos militares de Sadam a su control estratégico de la región.


Los "halcones" de la Casa Blanca

La nueva teoría de justificación del ataque a Irak tiene como sus pilares fundamentales al Vicepresidente, Dick Cheney, al secretario de Defensa, Donald Rumsfeld, y a Condoleezza Rice , jefa del Consejo Nacional de Seguridad, que son  los más firmes impulsores de la nueva invasión contra Sadam Hussein dentro del Gabinete de Bush.  

 

Los estrechos lazos entre los sectores petroleros y los Bush se concretan principalmente a través de la presencia de dos figuras centrales: el Vicepresidente Dick Cheney y el Secretario del Tesoro Paul O Neill.  

 

Enron, la principal corporación energética del mundo (protagonista de una monumental bancarrota y de un escándalo de corrupción) es la mayor donante a las campañas electorales de los Bush desde veinte años. 

Los compromisos de la Casa Blanca con el sector petrolero llevaron a Bush a anunciar que anularía los decretos de Clinton que protegían millones de hectáreas de bosques (Alaska y otras once regiones protegidas) para poder perforar, buscar y extraer petróleo.

 

Esos megagrupos capitalistas extractivos dependen fuertemente de la intervención política y / o militar para lograr el acceso privilegiado a la explotación del subsuelo de las naciones, particularmente en el Tercer Mundo.

 

Los representantes "militar-industriales" en el Gabinete de Bush son  el secretario de Estado, Colin Powell (ex Ministro de Defensa de Bush padre), el secretario de Defensa Donald Rumsfeld y su adjunto Paul Wolfowitz, entre otros.

 

 Los "energéticos", Están representados principalmente por Dick Cheney y  la consejera de seguridad nacional Condoleeza Rice, figuras claves (junto con Rumsfeld) en la planificación de la nueva invasión a Irak.

 

Luego de la victoria militar en la Guerra del Golfo, esos sectores comenzaron a proyectar  una  coalición diplomática-militar  internacional dominada por EE.UU., como  base para 

la construcción de una nueva estrategia intervencionista cuya primera escala fue la guerra por el dominio de Afganistán.

 

Con su cargo de Asesora presidencial Condoleezza Rice dirige el poderoso Consejo de Seguridad Nacional, organismo asesor legal del Presidente, y lugar donde se proponen las principales acciones militares y diplomáticas de la Administración, con participación de las Fuerzas Armadas, la CIA, los ministerios de Estado, Tesoro y otras dependencias claves.

 

Rice considera que estamos en un periodo similar al de 1945-1947, cuando, con la derrota de Alemania, surgió la amenaza soviética y fue necesario establecer una nueva doctrina diplomática-militar para contener al nuevo enemigo.  

Hoy el nuevo enemigo está simbolizado en los llamados Estados “terroristas” encuadrados por Bush dentro del “eje del mal” tras la destrucción de las Torres Gemelas el 11 de septiembre del año pasado.

 

Dick Cheney (a quien se lo considera como el brazo ejecutor de papá Bush en el Gabinete de su hijo ) detenta la mayoría accionaria de Halliburton, Inc., conglomerado  que dirigió de 1995 al 2000. Es la subsidiaria más poderosa del gigante petrolero y de la construcción Brown & Root. Que, a su vez, por intermedio de compañías asociadas y/o inversiones conjuntas, puede instalar plataformas petroleras marinas, perforar pozos, construir y operar oleoductos.

 

Halliburton ,con sede en Texas, es la primera corporación del mundo en servicios de petróleo, desde tecnología para la extracción del crudo hasta programas para la localización de yacimientos. Su radio de acción se extiende del Caspio al mar del Norte; de África occidental a Oriente Medio, y de Venezuela a Bangladesh.

 

Como secretario de Defensa del gobierno de Bush padre, el vicepresidente electo Dick Cheney orquestó en 1990 la Guerra del Golfo para reafirmar el dominio de Estados Unidos sobre el petróleo del Medio Oriente.

 

En cuanto a Donald Rumsfeld, actual secretario de Defensa, es un representante de las megacorporaciones armamentistas que actúan dentro del complejo militar-industrial.

Junto a Condoleezza Rice son los principales impulsores del  Escudo de Defensa Antimisil cuyo programa fue aggiornado tras los acontecimientos del 11 de septiembre, con el argumento de prevención frente a un ataque con misiles proveniente de los países “terroristas”.  

 

El número dos del departamento de Defensa, Paul Wolfowitz, defensor a ultranza de Israel y su política militarista,  lidera las posiciones mas ultraconservadoras contra Sadam Hussein.

Al igual que lo hizo durante la Guerra del Golfo, impulsa una operación orientada a conseguir apoyo de un grupo de personalidades políticas a la nueva invasión en marcha contra Irak.

 
Con la excusa de la amenaza exterior del “eje del mal” el Pentágono y los sectores ligados al negocio bélico impusieron un notable incremento para el presupuesto de Defensa del 2003.

Bush ha solicitado y conseguido un aumento de 48 mil millones de dólares con lo cual se eleva a un total de 379 mil millones de dólares, constituyendo el mayor incremento en gastos de defensa desde la etapa Reagan. 

 

Esa cifra es equivalente al 40% de los gastos militares mundiales,  seis veces más que el presupuesto total de Rusia, y superior a los gastos de Defensa de los 19 mayores países del planeta.

Los "halcones" se preparan para otra guerra prolongada de conquista, cuya primera escala es el sometimiento militar de Irak.

 

La planificada nueva invasión contra Irak está determinada por la necesidad de una nueva estrategia expansiva de la oligarquía petrolera en alianza con los sectores del capitalismo bélico estadounidense, cuya principal fuente de ganancia está en las guerras imperiales desatadas por EE.UU. en todo el planeta.  

 

El objetivo estratégico de la invasión a Irak 

Desde un punto de vista geopolítico y militar, la región del Golfo ofrece a los Estados Unidos una base de operaciones desde la cual proyectar su poder hacia toda la zona del Cáucaso y el sur de Asia Central.

 

Irak esta a unos pocos cientos de kilómetros de los campos petrolíferos y de gas de la cuenca del Mar Caspio, donde los conglomerados petroleros y las transnacionales norteamericanas han fijado sus nuevas estrategias de negocios.  

 

Y dónde ingresan el negocio petrolero y el gasífero, ingresan el comercio de armas, los bancos y las transnacionales de Wall Street

y con ellos  la especulación financiera, la deuda externa, el hambre, la desocupación, y los "ajustes" perpetuos de la economía.

 

Tras la destrucción militar de la infraestructura de un país (como sucedió en Yugoslavia) llegan los "prestamistas" internacionales y las instituciones multilaterales de crédito con sus planes de "reconstrucción" para integrarlos al circuíto de la explotación capitalista-financiera a escala planetaria.  

 

Con la desaparición de la Unión Soviética y el fín de la "Guerra Fría", la estrategia colonizadora-militar del imperialismo norteamericano estuvo orientada al desmembramiento de los antiguos países socialistas para integrarlos al mundo capitalista y a las políticas del FMI y del Banco Mundial.

En esa dirección apuntaron la destrucción de Yugoslavia y la carnicería con posterior  apoderamiento de Afganistán. 

Con el control militar del Golfo Pérsico, los Estados Unidos consiguieron la disponibilidad ventajosa sobre las reservas petrolíferas de las que dependen sus rivales económicos de Europa, China y Japón.  

 

Con el control militar y político de Afganistán, sus corporaciones se aseguran la explotación de los campos de petróleo y gas de Asia Central y  consiguen un avance substancial en el dominio militar-estratégico de la región.

 

El dominio sobre Afganistán implica partir en dos zonas al Asia Central.
Impide a Rusia recuperarse como país petrolero y a China alcanzar acuerdos para explotar ciertos pozos en Uzbekistán y Turkmenistán, para revender el crudo en el Lejano Oriente.

 

Desde Afganistán se pueden establecer dos líneas de oleoductos y gasoductos: 1) Turkmenistán-Afganistán-Pakistán, 2) Islamabd-Sukkar-Pakistán que posibiliten transportar el recurso hacia puertos de Pakistán ubicados en la costa de Makran, en el mar de Arabia, y de allí hacia los mercados del mundo occidental.

Esto posibilitaría a las compañías petroleras estadounidense e inglesas, bajar el costo y reforzar la seguridad al evitar que los oleoductos y gasoductos atraviesen las zonas políticamente inestables, como es el caso que debe afrontar Rusia con el oleoducto chechenio.

El plan oculto de la nueva invasión a Irak  es cerrar el control militar y político sobre el petróleo del Golfo, y desde allí avanzar hacia el control militar- estratégico de los recursos petroleros y energéticos del Asia Central. 

 

La Agencia Internacional de la Energía prevé que la demanda petrolífera en el planeta crecerá en los próximos 20 años desde los actuales 77 millones hasta los 120 millones de barriles diarios.

En este contexto, las guerras por el petróleo conforman la hipótesis central de la geopolítica expansiva de EE.UU. en Medio Oriente, Asia y Latinoamérica.

 

Pese a la retórica demagoga de la diplomacia internacional, ninguna potencia está en condiciones de detener esta nueva escalada militarista del capitalismo norteamericano contra Irak.

 

Europa (pese a su hipocresía y doble discurso diplomático en la ONU) ha sido históricamente "socia" principal de todas las rapiñas capitalistas montadas detrás de las guerras petroleras emprendidas por Inglaterra y EE. UU. 

 

En el  nuevo orden mundial capitalista, los países europeos  juegan de  "furgón de cola" del poder financiero-tecnólogico-militar de los Estados Unidos, simbolizado por Wall Street y el Complejo militar-industrial. Eso ya quedó demostrado en la Guerra del Golfo, Yugoslavia y Afganistán.

 

El complejo entramado de intereses capitalistas, políticos y militares que une a Europa, Rusia, China y Japón con EE.UU., es superior a cualquier defensa irrestricta de Sadam Hussein y el pueblo iraquí.

En este contexto, la invasión a Irak aparece como inevitable.


Los planes para Irak después de Sadam

(IAR)_ Los negocios que vislumbran las corporaciones francesas, chinas y rusas en un irak post-Sadam, tornan improbable la oposición de esas naciones en la ONU a los planes de invasión y ocupación de Bagdad. Esa es la carta de triunfo con que cuentan Bush y el capitalismo norteamericano para lanzar el ataque.


Un informe aparecido ayer en la portada del diario The Washington Post analiza que pasaría con el crudo iraquí tras una hipotética invasión y ocupación de Irak por Estados Unidos.

El prestigioso diario (tradicional vocero editorial  de los sectores ultraconservadores republicanos de Washington) se refiere a la situación  post-Sadam y al futuro del petróleo de Irak, citando como fuentes a un ex director de la CIA,  R. James Woolsey, y a líderes en el exilio de la oposición iraquí.

 

Derrocado Sadam e  instalado en Bagdad un régimen pronorteamericano, la posibilidad de hacer negocios con los cruzados "antiterroristas" de Bush, aumenta progresivamente según la magnitud del daño que le inflijan los misiles y las bombas a su infraestructura.

Aquí es donde se tocan la guerra, el petróleo y los intereses del capitalismo diversificado interesado en invertir en la "reconstrucción"  de Irak.

 

Detrás de las "bombas inteligentes", de los tanques Abrams y de la 82 división aerotransportada, llegarán los ejecutivos y los técnicos de gigantes petroleros como Exxo-Mobil y Chevro-Texaco, acompañados de un ejército de lobbistas y consultores de bancos, compañías y grupos de inversión de Wall Street y de las metrópolis financieras de Europa. Pero, y como sucede habitualmente, serán las megacorporaciones norteamericanas las que disfrutarán de la tajada  del león en este lucrativo negocio de la guerra, la muerte y el petróleo. 

 

Tras el final de la Guerra del Golfo, numerosas corporaciones (europeas, rusas y chinas, entre ellas) concretaron preacuerdos, o están por hacerlo, para explotar yacimientos de crudo iraquíes, o reconstruir instalaciones o infraestructura destruídas por los bombardeos.

La mayoría de estos contratos todavía no se pudieron implementar debido a las sanciones de la ONU impuestas contra Bagdad.

 

Según The Washington Post los líderes de la oposición iraquí en el exilio solo responderán a los intereses de Estados Unidos. "Por supuesto que revisaremos todos estos acuerdos", dijo Faisal Qaragholi, un ingeniero petroquímico que dirige la oficina londinense del Congreso Nacional Iraquí (CNI), el bloque que agrupa a los grupos anti-Saddam y que Estados Unidos intenta preparar como alternativa para cuando el dictador sea derrocado.

 

El líder del CNI, Ahmed Chalabi - dice el diario de Washington-  fue aún más explícito cuando habló de la formación de una consorcio, bajo dirección estadounidense, para explotar la riqueza petrolera iraquí. "Las compañías estadounidenses tendrán una gran tajada del petróleo iraquí", admitió Chalabi.


A la hora de persuadir a los miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU, como Rusia, China y Francia, de que firmen el plan de ataque, los "negocios" jugarán un papel preponderante. EE.UU., como lo hace siempre, chantajeará a sus aliados con la promesa de  sus respectivas corporaciones petroleras no serán marginadas del festival capitalista que sobrevendrá tras la desaparición de Sadam. 

 

"Francia y Rusia tienen compañías petroleras e intereses en Iraq -dijo  a The Washington Post R. James Woolsey, ex director de la CIA-. Se les debería decir que si ayudan a empujar a Iraq hacia un gobierno decente, haremos lo que esté en nuestras manos para asegurarles que el nuevo gabinete y las compañías norteamericanas colaborarán estrechamente con ellas. Pero si se alinean con Saddam, será difícil, si no imposible, que el nuevo gobierno iraquí trabaje con ellas."

 

Entre las transnacionales petroleras que tienen su mira en Iraq figuran la francesa TotalFina Elf, la angloholandesa Royal Dutch Shell y un consorcio hispano-italiano formado por Repsol y Agip (para el yacimiento de Nassiriya, a orillas del Éufrates, en el sur del país), así como compañías de Rusia, China e India. Estos proyectos de colaboración abarcan un amplia área geográfica que se extiende desde el Kurdistán al extremo sur del país, junto a la frontera con Kuwait, y la frontera con Irán. A Iraq se le adjudican unas reservas probadas de 112.000 millones de barriles de crudo, las mayores del mundo después de las de Arabia Saudita.

 

Entre las que subscribieron acuerdos con Iraq tras la guerra del Golfo figura la rusa Lukoil, que se comprometió en 1997 a desarrollar el yacimiento de Qurna Occidental, pero no ha empezado a trabajar debido a las sanciones. Tampoco la francesa TotalFina Elf pudo completar su emprendimiento en el campo de Majnoon, al que se adjudica reservas por 30.000 millones de barriles. Bagdad a amenazó con la cancelación de los contratos.

 

En este contexto de intereses económicos, resulta improbable que  Rusia, China y Francia, miembros permanentes de Consejo de Seguridad con EE.UU. e Inglaterra, se opongan a una invasión para derrocar a Sadm Hussein. En el capitalismo, está históricamente demostrado, lo primero son los negocios.

 


Posiciones de las potencias ante un ataque de EE.UU.

 

George W. Bush, presidente de EE.UU.

 

Estados Unidos
(IAR) George W. Bush -continuando la obra empezada por su padre-, su vicepresidente Dick Cheney y los "halcones" de la Casa Blanca son los máximos defensores del ataque militar.

Ignorando  la oposición interna en el propio Gobierno (liderada por Colin Powell y los "moderados") que aconsejan agotar las vías diplomáticas, advirtió ante la Asamblea General de la ONU que  una acción contra el régimen de Sadam es "inevitable", a menos que éste cumpla con las resoluciones de la ONU y se desarme.

El mismo argumento que esgrimió sus padre, el ex presidente Bush, cuándo en 1991 tomó la decisión de lanzar la Operación Tormenta del Desierto contra Irak.

 

Gran Bretaña
El primer ministro, Tony Blair, aliado incondicional de las guerras imperialistas norteamericanas expresó claramente que su país está dispuesto a "pagar con sangre su apoyo  EEUU" contra Irak.

Blair advirtió a las potencias europeos más "reticentes" a la invasión, que Sadam Hussein representa un peligro que "no puede ser ignorado". No obstante, hay encuestas indicativas de que la sociedad inglesa se opone mayoritariamente al ataque.

 

Unión Europea
Se manifiesta contraria a un ataque contra Irak hasta que EE.UU. no presente pruebas sólidas que involucren a Bagdad con el terrorismo. El alto representante de Política Exterior y Seguridad, Javier Solana, ha hecho llamamientos a las autoridades iraquíes para que acepten la inspección de la ONU y evitar así un posible ataque.

 

España
El Gobierno aseguró  que España estará "siempre" con EE UU en su lucha contra el terrorismo, y se mostró partidario un eventual ataque contra Irak.

Pero en tanto José María Aznar reiteró su apoyo incondicional a los planes de Bush,  el líder de la oposición, Rodríguez Zapatero, condicionó cualquier actuación a una resolución previa del Consejo de Seguridad de la ONU y al "consenso internacional y nacional".

La sociedad española rechaza mayoritariamente la involucración de España en el conflicto.

 

Francia
A pesar de su oposición en los primeros momentos, el presidente Jacques Chirac ha dicho que existe "una evaluación muy convergente" con Washington y Londres sobre la "amenaza iraquí" y sus  "capacidades de destrucción masiva".

 

Alemania
En plena campaña electoral la mayoría de los alemanes se opone a que su país intervenga en un eventual ataque contra Irak.y eso  es vinculante. 

Tanto el actual canciller, Gerhard Schröder, como su rival, el democristiano Edmund Stoiber, han descartado cualquier apoyo a una campaña militar contra Sadam, diciendo  que podría socavar la coalición contra el terrorismo.

 

Rusia
Está en contra, pero su gobierno se mantendrá prescindente ante el ataque. Putin cambia su silencio por Georgia. El mandatario ruso tiene en mente un ataque a la vecina república de Georgia, a la que acusa de colaborar con los terroristas chechenos.

Rusia  busca el  apoyo de Estados Unidos EEUU. para su propia invasión. Para la prensa rusa "Putin canjea a Sadam Husein por Georgia".

 

China
Su presidente, Jiang Zemin, dijo  recientemente que piensa advertir a George W. Bush, durante una reunión que mantendrán en octubre, de lo "peligroso" que es "actuar por encima de Naciones Unidas". Además, y como un agravio a Washington, China recibió recientemente al ministro iraquí de Asuntos Exteriores, Naji Sabri, y se comprometió a defender su causa ante la comunidad internacional.

 

Países árabes
Según afirmaciones periodísticas del  presidente egipcio, Hosni Mubarak, "no existe ningún país árabe que acepte un ataque contra Irak, ni siquiera Kuwait o Arabia Saudí".

Las palabras de Mubarak han sido apoyadas por varios países como Qatar, Irán, Jordania, Siria o Arabia Saudí. El rey Abdulá de Jordania ha llegado a afirmar que una acción militar contra Irak "abriría la caja de Pandora".

 

India
El ministro de Exteriores, Yashwant Sinha, afirmó que la India tiene claro que no debería haber acción armada contra país alguno, y menos con el propósito de llevar a cabo un cambio de régimen».

 

Japón
En palabras del secretario general del partido en el poder, Taku Yamasaki, "como aliado que somos, nos opondremos a esto". No obstante, Yamasaki precisó que Japón se podría involucrar bajo el amparo de una ley antiterrorista, sólo si se demuestran los vínculos entre Bagdad y Osama bin Laden.

De todas maneras, la mayoría de los analistas y observadores internacionales estiman que EE.UU., tal cual lo hizo Bush padre en en 1991, utilizará  todo su poder de coerción en el Consejo de Seguridad de Las Naciones Unidas para armar una coalición internacional de respaldo a la invasión, como sucedió con Yugoslavia y Afganistán.

 


El posible plan de ataque a Irak

(IAR)_ El Departamento de Defensa de Estados Unidos ya  habría  evaluado la posibilidad de lanzar una "guerra relámpago" contra Irak, según un informe  del diario The New York Times dado a conocer hace poco.

 

Citando como fuente a funcionarios de Washington, The New York Times dijo que el objetivo es eliminar o aislar a Hussein e impedir que Irak haga uso de armas de exterminio masivo, ya sea contra una fuerza invasora o contra Israel, uno de los aliados de Estados Unidos.

 

La acción militar comenzaría en Bagdad y en uno o dos puntos de mando y almacenes de armamentos. La idea de tomar Bagdad primero y atacar “de adentro hacia afuera” permitiría a Estados Unidos operar en grandes distancias y maniobrar fuerzas para envolver un blanco de envergadura.

Los promotores del plan - según The New York Times - dicen que refleja el deseo de no comprometer en demasía al cuarto de millón de tropas estadounidenses previstas para la invasión. 

 

No obstante las ventajas y los riesgos de los ataques dirigidos a puntos internos del país para expandirse después hacia afuera, estarían siendo discutidas por los planificadores del ataque.

 

Según The New York Times, sus fuentes aseguraron que es posible paralizar el sistema centralizado de comando y control militar de Irak. Aunque se estudian otras opciones, el “plan Bagdad” podría ser aceptable para los aliados del Golfo Pérsico, que no están de acuerdo con un emplazamiento militar en gran escala de Estados Unidos en la región.

 


La escalada militar de EE.UU. en las regiones petroleras

 


Detrás del formidable incremento de la presencia militar norteamericana en el Golfo se esconde un  nuevo ciclo de expansión capitalista justificado en la "guerra contra el terrorismo"


(IAR) La Península Arábiga y el Golfo Pérsico ocupan un lugar central dentro de la actual geopolítica mundial de EE.UU.

Desde los años 80, y con la irrupción de la ola ultraconservadora y anticomunista de Reagan, Washington consolida su protagonismo militar en esa región estratégica, complementado y acompañado por  un notable incremento de su presencia bélica en las zonas del Cáucaso y del Asia Central. 

 

La revolución iraní de 1979, las dinámicas de enfrentamientos bipolar de la Guerra Fría, y el avance del ex imperio soviético hacia el petróleo afgano, fueron elementos esenciales para el trazado de una nueva estrategia de consolidación y expansión del poder militar norteamericano.

En este nuevo contexto intervencionista se desarrollaron las Fuerzas de Despliegue Rápido (Rapid Deployment Joint Task Force- RDJTF). Durante la Administración Reagan, esas fuerzas se convirtieron en el US Central Com -mand  (USCENTCOM).

 

El USCENTCOM  es uno de los cinco comandos unificados por área geográfica que existen dentro del Departamento de Defensa, y es responsable de planificar y conducir las acciones militares norteamericanas en toda la región ubicada desde el Cuerno de Africa hasta el Asia Central. Su cuartel general se encuentra en la base aérea de Mac Dill en Tampa, Florida.

 

El Comando Central cuenta con emplazamientos de  avanzada en la región del Golfo encargadas de coordinar las diferentes acciones bélicas: el de la Fuerza Aérea (AFCENT) en la base Prince Sultán de Arabia Saudí, el del ejército (ARCENT) en Kuwait, y los de la armada (NAV-CENT) y la marina (MARCENT) en Bahréin.  

 

En Bahréin se encuentra la base  naval norteamericana de Yuffair, sede de la 5ª Flota encargada de realizar operaciones en el Golfo Pérsico, Golfo de Omán, Mar de Arabia, partes del Océano Índico y el Mar Rojo. La 5ª Flota apoya desde el punto de vista naval todas las operaciones. La aviación norteamericana emplea la base aérea Sheij Isa, ubicada en la zona desértica al sur del país.

 

La invasión iraquí de Kuwait en 1990, agregada a la decadencia y posterior disolución de la URSS, consolidó y favoreció el protagonismo militar global de EE.UU. y le sirvió para el desarrollo de relaciones militares estratégicas más estrechas con los países petroleros aliados, nucleados en el Consejo de Cooperación del Golfo (CCG).

 

El esquema intervenciones militares esporádicas fue remplazado (bajo el pretexto de la "asistencia militar") por la presencia permanente de soldados norteamericanos, el emplazamiento de equipos militares para ser empleados en contingencias futuras, un creciente aumento de las ventas de armas a los países enfrentados con Irak, y el establecimiento de bases aéreas y navales en la región.  

Cuyos gastos son financiados en gran parte por las propias petromonarquías corruptas del Golfo, aliadas de Estados Unidos en la "guerra contra el terrorismo".

 

Argumentado las "amenazas" provenientes de Irak y de Irán la maquinaria estadounidense consolidó su presencia bélica en el Golfo,  las acciones militares periódicas (bombardeos que nunca se detuvieron desde la finalización de la Guerra del Golfo) y la vigilancia continua del territorio iraquí.

 

Los acontecimientos del 11-S  en Nueva York, fundamentaron  las nuevas coordenadas doctrinarias de la lucha contra el "terrorismo internacional" (detrás de la cual se esconde la búsqueda de control sobre los recursos energéticos y petroleros) y dieron a Estados Unidos un nuevo pretexto de consolidación y expansión  de su dominio militar estratégico en la región.

 

 La nueva escalada militar esta vez se realizó pretextando una respuesta de  Washington contra  la red terrorista de al-Qaeda y al gobierno talibán en Afganistán que le brindó cobertura y asilo.

 

.Dentro de este esquema mundial de campaña contra el "terrorismo" EE.UU. concretó la invasión a Afganistán, que le permitió 

 una nueva avanzada militar y la ampliación de su dominio estratégico sobre las zonas petroleras de la región. 

 

La nueva avanzada militar-capitalista 

Escudados detrás de la poderosa maquinaria bélica norteamericana, y a diez años de desaparición de la Unión Soviética, los sectores petroleros, las empresas armamentistas, y el capitalismo financiero de Wall Street encuentran hoy una coyuntura apropiada para avanzar sobre el petróleo del área caucásica y centroasiática.

 

 Convertido en potencia unipolar EE.UU. avanza  hacia los antiguos baluartes de influencia rusa, ampliando su red de accesos y bases militares a las  regiones del Cáucaso y el Asia Central). 

 

A partir de 1999 el área militar estratégica del USCENTCOM se extendió a los países ex soviéticos del Asia Central, compuesta por 25 países comprendidos desde esta zona hasta el Cuerno de África. Ese despliegue militar está destinado a la creación de bases adelantadas  en el teatro de futuras operaciones previstas tras el apoderamiento de Afganistán, y cuyo punto de proyección estratégica se inicia con la planificada nueva invasión a Irak.

 

 La ocupación de Afganistán y la "recolonización" de los antiguos países de la ex Unión Soviética (bajo pretexto de combatir al "terrorismo"), aumentó la expansión de la presencia militar norteamericana a niveles sin precedente en toda el área petrolera del Golfo, el Cáucaso y el Asia Central.

 

 Esta nueva escalada de su poderío en la zona  permite, a su vez, un avance substancial del capitalismo norteamericano asociado a las estrategias colonizadoras del Pentágono.

 

Las corporaciones petroleras consolidan su hegemonía sobre las reservas petroleras mas grandes del planeta, los grupos contratistas del Complejo militar-industrial amplían sus ganancias favorecidos por un aumento sin precedentes del presupuesto militar, y los bancos y las financieras de Wall Street motorizan un nuevo ciclo capitalista al calor de las "inversiones" especulativas en las zonas ocupadas. 

 

En este contexto, la invasión a Irak está pensada como la llave que cierra este ciclo de expansión militar-capitalista orientada al control estratégico de los recursos petroleros y energéticos más grandes del planeta.

 

Más información sobre la presencia militar-estratégica de EE.UU.en  el Golfo

 


 

¿Otro Vietnam para Estados Unidos?

 

(IAR)_ Immanuel Wallerstein, investigador adjunto en la Universidad Yale, escribió una nota para "ZNet en español" afirmando que la guerra de agresión contra Irak podría convertirse en otro Vietnam

 

Pronostica que al igual que en Vietnam, la guerra se prolongará y costará muchas vidas estadounidenses. Y que los efectos políticos serán tan negativos para EE.UU. que  podría terminar prematuramente con el mandato de Bush.

 

También anticipa el investigador que  el poder de Estados Unidos en el mundo se verá seriamente afectado. Y que una guerra contra Irak costará numerosas vidas, tanto iraquíes como estadounidenses, dado que los ataques aéreos a gran altura, del tipo de golpes quirúrgicos, no bastarán para concretar la invasión en términos militares.

 

 Una invasión de Irak llevará a un grado de agitación en el mundo árabe-islámico inimaginable hasta ahora, afirma. A los otros dirigentes árabes no les gusta ni un poco Sadam Husein, pero sus poblaciones no aceptarán lo que considerarán inevitablemente como un ataque no provocado contra un estado árabe, dejando a los dirigentes con pocas alternativas fuera de alinearse con la agitación o arruinarse. 

Y un ataque contra Irak podría provocar en última instancia el uso de armas nucleares, remata el prestigioso científico.

 


volver arriba

Irak en clave capitalista


Nuestro perfíl editorial


 

EDICION ESPECIAL: 

EE.UU. y los planes para invadir a Irak

 
 

Guerra imperial y conquista económica


Los vasos comunicantes del capitalismo globalizado


El poder "locomotora" del imperio


Claves estratégicas de la conquista de Irak


El ataque relámpago contra Irak


La estrategia de supremacía militar


EE.UU.y la nueva "guerra santa" del petróleo


El Nuevo Orden Mundial y la doctrina del "eje del mal"


Una región clave para los planes de EE.UU.


Los "halcones" de la Casa Blanca


Los objetivos estratégicos de la guerra contra Irak


Los planes para Irak después de Sadam


La posición de las potencias ante un ataque de EE.UU.


El plan de invasión militar


La escalada militar en las regiones petroleras


¿Otro Vietnam para Estados Unidos?


Sadam Hussein y la "madre de todas las guerras"


El ejército de Sadam


La maquinaria militar de Estados Unidos


Vidas paralelas: Bush y Bin Laden


 
   
     
     
 

EL CONFLICTO DE IRAK EN LA PRENSA

 
 

La OTAN contra el "eje del mal"

Los kurdos se unen contra Sadam en el norte de Irak

Los rusos no quieren el "ultimátum" a Irak

La invasión aprobada a medias en el Congreso 

El uso electoralista de la guerra

Perfil psicológico de Sadam

Israel preparado para la guerra

El gobierno inglés dice que Irak entrenó a Al Qaeda

Bush es un pastor evangelista

Blair también se prepara para la invasión

Líderes árabes presionan a Sadam

Bush apura a la ONU

Continúan los bombardeos a Irak

EE:UU: podría atacar desde Arabia Saudita

Radiografía del régimen iraquí

 
 
 
     
Vidas paralelas: Bush y Bin Laden



Sadam y la "madre de todas las guerras"

Sadam Hussein, presidente de Irak.


(IAR)_ Para EE.UU. y sus aliados occidentales Sadam Hussein no siempre fue el "malo de la película" .
 

En 1980 Sadam  invadió a Irán utilizando  armas químicas durante el desarrollo de esa guerra.

En ese entonces era aliado de EE.UU. y Occidente en la lucha contra el fundamentalismo iraní.

Los estados europeos le brindaron apoyo político y armas, a cambio de su petróleo.

Francia le vendió reactores Mirage, Alemania le suministró gas venenoso y EE.UU. le vendió helicópteros para fumigar con pesticidas los campos del enemigo. 

En ese tiempo, Sadam no era terrorista. Era un cruzado del bien que luchaba contra el régimen "demoníaco" que imperaba en Irán.

País que, casualmente, venía de expulsar a Estados Unidos de su territorio y de su petróleo.

Sadam dejó de ser un buen chico, y se convirtió en un dictador "terrorista" cuando 10 años después resolvió invadir Kuwait. Uno de los países de la región con más reservas de petróleo, y  gran " amigo" de EE.UU. y Occidente.

Bush padre organizó la Operación Tormenta del Desierto con el apoyo de los ex "amigos" europeos de Sadam, que como siempre "legalizaron" la invasión a través de la ONU.

Así se inició lo que lo iraquíes bautizaron como "La madre de todas las guerras".

Sadam y su ejército fueron expulsados de Kuwait y de sus fuentes petroleras. 

Todo volvió a la "normalidad", y Estados Unidos resolvió no  llegar hasta Bagdad.

El viejo Bush tenía reservada esa misión para su hijo W, hoy convertido en el nuevo cruzado del "bien contra el mal".

Según fuentes militares norteamericanas, los combates y los bombardeos dejaron más de 100.000 muertos entre soldados y civiles. Las FF.AA. norteamericanas contabilizaron 146 bajas, 35 de ellas producidas por disparos de las propias fuerzas americanas.

Pero ahí no terminó la carnicería petrolera de EE.UU. 

De acuerdo a estimaciones de las Naciones Unidas, desde el fin de la Guerra del Golfo han muerto un millón de personas como resultado de las sanciones económicas impuestas a Irak. 

Más de medio millón de niños padece desnutrición, y enfermedades como el raquitismo y el escorbuto hacen estragos en la población. Escasean los alimentos básicos en los mercados, y no se encuentran medicamentos. Los cortes de energía y de agua son diarios en la propia Bagdad.

En tanto Sadam Hussein, ahora convertido en dictador "terrorista",  vive en un palacio rodeado de servidumbre y arrojando alguna que otra bomba química contra sus enemigos internos.

Y Bush, un cruzado de última generación, medita junto a sus "halcones" una versión bis de la "madre de todas las guerras".

     
     
 

Nuestra red de distribución:  

alcanza  a más de 400 medios y redes productoras de información alternativa por la internet en español.  

Nuestra base de datos -que se irá ampliando- se integra además con organizaciones sociales, medios de comunicación, universidades, partidos políticos, sindicatos, asambleas barriales, militantes, intelectuales y periodistas  del campo popular a los que les llegará nuestra publicación por mail.  

Quien no desee recibirla: solo deberá reenviarnos el mail consignando como asunto: "eliminar", e inmediatamente será removido de nuestra base de datos.

 

 

PERFIL EDITORIAL DEL IAR

Somos:

Un grupo de profesionales del periodismo y de la comunicación unidos por un propósito común: desarrollar una publicación de   contrainformación periodística distribuída -en forma no comercial- por  medio de una red de correo electrónico.  

 

Contrainformación periodística es para nosotros mostrar la realidad funcional del poder capitalista para que pueda ser comprendida en todas sus conexiones económicas, políticas y sociales.  

 

Exactamente en las antípodas del periodismo comercial, que atomiza las conciencias con el bombardeo “informativo” destinado a desviar la comprensión de los procesos capitalista-dominantes.

 

Nuestro desarrollo editorial:

está particularmente orientado a mostrar la “verdadera cara” de la información  manipulada y ocultada tendenciosamente por los  medios masivos del sistema capitalista.

 

Nuestro objetivo está dirigido a desarmar la trama alienante de desinformación mediática construída en beneficio del poder económico y de las estructuras  políticas que sirven a sus intereses. 

 

Nuestra estrategia informativa:

se orienta principalmente a mostrar los contextos, las contradicciones y los intereses económicos y políticos que subyacen detrás de la información construída con objetivos comerciales y de control social.

 

El periodismo del sistema manipula y fragmenta las noticias con la finalidad explicita de ocultar  al poder dominante que las fabrica.

 

Nosotros aplicaremos herramientas de contrainteligencia periodística (basadas en el procesamiento estratégico de la información) para enmarcarlas dentro de los verdaderos intereses de poder que representan.  

 

Nuestra cobertura:

comprenderá ediciones semanales con actualizaciones periódicas según se desarrolle  la coyuntura de la información periodística. Contaremos con desarrollos informativos propios, y también con noticias y análisis provenientes de otros medios alternativos.

           La dirección

 

volver arriba

Se autoriza el libre uso, impresión y distribución de toda la información editada, siempre y cuando no sea utilizada para fines comerciales y sea citada la fuente.
Las informaciones, notas y opiniones que no provengan de nuestras fuentes son de exclusiva responsabilidad de sus autores o de los medios que las difunden.

iar_contacto@hotmail.com

agrega un comentario