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TERRORISMO DE ESTADO EN LA PROVINCIA DE SANTA FE
Por Miguel Hatemann - Thursday, Oct. 17, 2002 at 10:27 PM

LA DICTADURA DEL LOLE: En la provincia gobernada por Carlos Reutemann se torturan y asesinan militantes populares y se censura a la prensa para que encubra estos crímenes.

En la provincia de Santa Fe, gobernada por Carlos Alberto Reutemann, se persigue, se mata y se tortura a los militantes populares. Y además, para encubrir estos crímenes propios del terrorismo de Estado, se ejerce una permanente presión mafiosa sobre los medios de comunicación para que oculten la responsabilidad política que hay detrás de estos hechos, que forman parte del plan de extermino sistemático que comenzó en 1976 y que una vez más, luego de años de genocidio económico, entró en su etapa represiva más alevosa y desembozada. En la provincia gobernada por Reutemann este plan de exterminio ofrece su rostro más frío y cínico. Y tiene sus nombres: además del propio gobernador Reutemann (directo responsable político de las ejecuciones sumarias, las torturas y las violaciones a menores perpetradas por la policía) está todavía en su cargo, inamovible, el secretario de Seguridad, Enrique Álvarez, hombre de los servicios de inteligencia de la dictadura y principal ejecutor del trabajo sucio en la provincia de Reutemann. El jueves 12 de octubre, a pocas horas de perpetrado el segundo ataque contra la militante de base Susana Ábalo, un mensaje claro y contundente llegó a los principales medios de comunicación de la ciudad: "Prohibido nombrar a Reutemann y a Álvarez. Prohibido hacer referencia a los responsables políticos en las notas sobre el caso Ábalo", dijeron los apretadores reutemistas a los periodistas y formadores de opinión de Rosario.
Algunos medios acataron la orden sin inmutarse, en otros se le puso resistencia, e incluso en ciertos casos la censura reutemista generó conflictos entre los trabajadores y sus jefes. Como sucede siempre, hubo de todo. Veamos un ejemplo: el periodista Oscar Bertone, conductor del programa radial "Mañana Exprés", que se emite de lunes a viernes de 9 a 12 por LT8, ofreció, una vez más, el más claro ejemplo de la prensa falaz, obsecuente y vendida a los intereses de los grupos económicos más concentrados y antipopulares. "Reutemann no tuvo nada que ver con esto", dijo Bertone al aire, la mañana del viernes 13 de octubre, con relación al segundo ataque contra Ábalo. Y esgrimió una teoría absurda, insostenible desde el punto de vista lógico: "Gente vinculada a Duhalde estaría operando en Santa Fe para complicarle las cosas a Reutemann en la provincia, para que así se decida a aceptar la candidatura a presidente", señaló Bertone demostrando la desesperación y torpeza de ciertos sectores de la derecha. Ante semejante aberración, ese mismo día, informantes vinculados a los propios servicios de inteligencia tuvieron que salir a desmentir tan burda operación. Esas mismas fuentes, en estricto off de récord, le confirmaron a los periodistas lo que todo el mundo sabe pero nunca será publicado: el ataque a Susana Ábalo salió de los servicios y fue ordenado por el propio Álvarez.
En este sentido, que exista una interna entre Álvarez y el ministro de Gobierno, Esteban Borgonovo, no entra en contradicción con la existencia de una sistemática escalada represiva, sino que lo refuerza y le da su verdadera significación política. Por un lado, Álvarez quiere forzar la caída de Borgonovo. Hay una disputa interna por el poder, para dirimir quién manda a la policía. Álvarez viene ganando la batalla. Si a alguien responden los uniformados de la provincia es al ex servicio de inteligencia Álvarez. En este contexto, Borgonovo, un militante peronista que alguna vez pretendió ser progresista, está ahora en medio de una pelea sucia. Es decir, en medio de una interna similar a la que se verifica entre la Bonaerense y la Federal: allí, ambos bandos "se tiran muertos" para inculparse y desacreditarse mutuamente. Aquí en Santa Fe, con el caso Ábalos, se están "tirando" con una mujer torturada. Pero como indicaron los atacantes de Ábalo: "Esto es sólo el comienzo", "Esto es el aperitivo". Eso le dijo a Ábalo la mujer que la tajeó en el baño de la Facultad de Derecho. Es de esperar que en cualquier momento comiencen a tirarse con muertos. No serían los primeros muertos. No hay que olvidar que la policía de la provincia de Santa Fe asesinó en Rosario a siete personas durante la represión del 19 y 20 de diciembre. Y más allá de la masacre, cuya virulencia fue mayor que en cualquier otro lugar del país, la escandalosa actitud de la Justicia al "investigar" los crímenes demostró una vez más que se trata de un plan sistemático propio de esta etapa del capitalismo financiero en crisis, que Reutemann encarna de tal manera, con tal grado de coherencia, que es en este momento el niño mimado de los sectores más reaccionarios del establishment financiero. No hay que olvidar que, tras la aberrante violación a una menor en la comisaría 1º de Rosario, tanto Álvarez, como Borgonovo, como Reutemann, encubrieron a los violadores en forma alevosa hasta que pudieron. Sólo cuando el hecho salió en los diarios los funcionarios, sin temor al ridículo, declararon haberse enterado "por la prensa".
Por si fuera necesario, el 16 de octubre, al ser consultado por una periodista de LT8 acerca del caso Ábalo, Reutemann cometió un doble acto fallido impresionante. "Tienen que actuar los servicios internos (sic)", dijo el gobernador dejando estupefactos a todos. Evidentemente, quiso decir "Asuntos Internos". O sea que el gobernador reconoció que el ataque a Ábalo fue cometido por policías. (La división Asuntos Internos se encarga de investigar delitos cometidos por los propios agentes de la policía). Pero además de ese reconocimiento, la palabra maldita, la palabra que el propio Reutemann censuró en los medios de prensa, salió de sus propios labios: "Servicios", dijo Reutemann, confirmando lo que todo el mundo sabe y nunca será publicado.
Pero cuidado: más allá de la interna Álvarez-Borgonovo, el nuevo ataque a Ábalo tiene un valor fundamental, inequívoco, fuera de toda discusión: es un mensaje para todas las organizaciones de base, para todos lo militantes del campo popular, para todos lo que están resistiendo. Con o sin interna en el seno de las fuerzas de seguridad, asistimos a una nueva escalada represiva. La existencia de la interna puede explicar la alevosía, lo desembozado del ataque y la elección de la víctima, pero nada más. Aquí el mensaje es claro: "Los vamos a matar".
En ese marco, será necesario profundizar los lazos entre las distintas expresiones de la resistencia popular. Y tener bien claro que, más allá de los distintos objetivos y las distintas maneras de construir, sólo la unidad hará posible resistir los futuros embates de la represión.

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