Julio López
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Informe Fricader
Por ((ivpress)) - Saturday, May. 24, 2003 at 3:21 PM

En el semanario roquense La Comuna del 19 de mayo salió un extenso informe sobre la lucha de los trabajadores del ex frigorífico Fricader. Lo publicamos a continuación.

Semanario La Comuna, Gral. Roca, 19/05/03.
Fricader, un destino enlazado con la gente de Gómez

La historia de vida de una de las más antiguas trabajadoras de la firma, quien también habla de los altibajos del frigorífico, de Río Negro y de la propia Argentina, a un año de la ocupación de la planta.

“Es muy triste, da mucha pena todo lo que nos pasó y lo que le pasó al frigorífico". Con voz muy baja, con pocas palabras, con muchos recuerdos. Así habla Mercedes Sandoval, una de las trabajadoras con mayor antigüedad del ex Fricader.
"Acá trabajaba yo y ahí mi compañero. Este era el lugar para las menudencias.....". La semana pasada, a pocos días de que se cumpliera el primer año de la ocupación de la planta del ex-Fricader por parte de sus empleados, Mercedes recorrió con "La Comuna" las instalaciones en las que trabajó por casi 25 años, de donde fue despedida hace menos de dos y las que desde hace meses pelea por evitar su remate.
"Mi vida me la pasé acá, trabajando", dice, y es imposible no creerle. Entró a la planta de Fricader en 1978, veinte años después de su fundación y en medio de un país dominado por la locura militar. Siguió trabajando con la llegada de la democracia y la esperanza de que con ella se comía, se curaba y se educaba.
Continuó en su puesto en democracia y viendo cómo las esperanzas se iban de a poco y ya no se comía, no se curaba ni se educaba. Unos 25 años después, a mediados del 2001, terminó en la calle, desempleada y con la ayuda de una bolsa alimentaria que el estado le entregaba cada tanto. Fue poco tiempo antes de que el sonar de las cacerolas se hiciera ensordecedor.
En el medio de todo eso se casó con quien luego sería uno de los choferes de esa misma empresa, tuvo más hijos a los que crió y educó con su trabajo en la planta, tuvo nietos, vivió y sufrió. Todo eso bajo la sombra de Fricader.

La vida color Fricader
"Cuando entré, trabajaba en el despostado de lanares para exportación, después me mandaron a hacer la sala de cabezas, al tiempo pasé a matanzas. En esa época se ganaba bien y a mi marido y a mí nos alcanzaba para vivir decentemente", recuerda Mercedes sobre "los años de oro" del frigorífico
Esos años en los que el establecimiento llegó a dar empleo a poco más de 400 empleados, que ganaban por quincena lo que luego les costaría dos meses de trabajo reunir y en los que se llegó a faenar cerca de 400 animales por día.
La estabilidad económica de esos años sirvió para que Mercedes y su esposo, que habían llegado unos años atrás de la chacra Romagnoli, tengan su casa en el barrio, manden a los chicos a la escuela y vivan "bien". Con todo lo que ello implica. "En esa época se trabajaba y se vivía bien. Había fiestas, se festejaba el día de la carne, el día de la Madre, el del Padre. Eramos una familia y nunca nadie nos dijo no. Estábamos seguros ", cuenta.

El principio del fin
"Todo eso duró hasta los 90. Una vez que llegó (el último dueño Guillermo) García. Nos empezó a reducir el sueldo, nos sacó el premio de los 100 pesos por puntualidad y los 40 por quincena. Empezó a vaciar la empresa y a hacer lo que quería. Nos pagaban 20 pesos un día, 50 pesos a la otra semana y nos largaron a la calle así", dice Mercedes, de 52 años.
Así empezó Fricader a desangrarse. Pronto los sueldos, cada vez más bajos y con mayor impuntualidad, fueron acompañados del despido de buena parte del personal y con una salvaje precarización de las condiciones de trabajo. "Empezaron a echar compañeros, primero despidieron a veinte, después a treinta. Si hacías paro te echaban, si te quejabas también. Y nadie te apoyaba, ni el Ministerio de Trabajo. Tenía gente en negro trabajando y cuando iba la DGI los escondía. Hizo con la empresa lo que quiso", recuerda la mujer.
"García nos decía apenas llegó a la empresa que iba a cerrarla y luego abrirla por chauchas. Había compañeros que se quedaron en la calle, con varios hijos y no les dieron ni un peso. Trabajábamos como animales porque no nos daban ni ropa, ni botas y estábamos hasta las once de la noche. Mi marido hacía el reparto, a las seis de la mañana se iba de casa, salía a las diez de la noche y a las cuatro entraba de vuelta", cuenta Mercedes, hoy una de las cinco mujeres que integran la Cooperativa de trabajo que intenta revivir al "gigante" que hace varios años constituyó el pulmón laboral de todo un barrio. "Pensar que antes en la planta eramos mayoría las mujeres", cuenta y se le dibuja una sonrisa en la cara.
Con el reuma en el cuerpo-la consecuencia más evidente del frío en el que trabajó por más de dos décadas-y los recuerdos en su cabeza, Mercedes habla del día que marcó el fin de su relación laboral con Fricader. Y sobre todo, de lo que pasó después de ese día.
"Mi marido y yo damos desempleados. Fue muy duro y muy triste, sobre todo en los primeros días. Fuimos ajustándonos y con poco tirábamos. Mi yerno y mi hija nos ayudaban, venían y nos daban plata, y así nos íbamos arreglando. Yo hasta de piojos me llené. Ahora, por suerte, ya salimos adelante".

Postales del naufragio
En febrero de 2001 finalmente Fricader tuvo que bajar sus persianas. Decenas de trabajadores quedaron en la calle. Casi todos ellos siguieron yendo durante un mes a las puertas del frigorífico a reclamar una respuesta que nunca llegó.
"Todos los días íbamos a las cuatro de la mañana, la hora de entrada, para ver si nos pagaban lo que nos debían. A las ocho nos volvíamos. Todos los días lo mismo, nunca nos pagaron", recuerda.Mercedes cuenta que en la caída fue "incómodo" recibir la ayuda de los hijos: "en esa época yo había empezado a fumar demasiado y mi hija me estaba manteniendo el vicio".
Dice que una vez que quedó en la calle tampoco la jubilación fue posible"porque nos habían hecho los descuentos en los sueldos, pero no los aportes. Me faltan dos años de aportes".
Habló de un final que era por todos temido pero por casi ninguno aceptado: " mi marido me decía que iban a cerrar el frigorífico, pero nunca pensamos que iba a pasar esto. Pasaba en otras fábricas y nosotros lo veíamos, pero nadie se imaginó".
Dice que recibieron el "apoyo de la sociedad que nos ayudó mucho. También fueron muchos políticos pero no pasó nada". Y se refirió al temor al desalojo: "cuando vimos lo de la fábrica Brukman, todos pensamos lo mismo. Si pasa vamos a resistir. La mayoría dice que sí, están dispuestos a todo".
Por estos días Mercedes confía en que las soluciones lleguen con el nuevo gobierno. Otra vez su historia personal, la de Fricader y la de un país parecen irremediablemente de la mano.

La pelea judicial no para más La jueza Susana Burgos es quien tiene en sus manos el proceso de quiebra de Fricader. La cooperativa critica su mal desempeño en la causa.

Cuando a principios del 2001 se abrió la quiebra del frigorífico Fricader, también se abrió una lucha judicial que hasta el momento no tiene tregua.
El remate de las instalaciones y el inmueble se suspendió más de una vez, la última por tiempo indeterminado, pero la lógica indica que tarde o temprano ocurrirá.
Es porque, para la Justicia, la liquidación de la empresa es la única manera de saldar el pasivo de Fricader definitivamente.
La quiebra fue solicitada por el propio dueño de la empresa, que en ese entonces era Guillermo García. Paradójicamente, García es uno de los principales acreedores de Fricader. Según consta en el decreto de verificaciones de créditos, a García se le debe medio millón de pesos.
Pero es prácticamente imposible que logre cobrarlos, ya que antes que él, deberán cobrarse del monto de la eventual subasta los abogados, el síndico,el martillero y el banco Nación.
La base del remate ronda los 500.000 pesos, y la deuda sumada de todos los acreedores verificados anda por los 6.5 millones. Eso quiere decir que si se remata, podrán cobrar íntegramente sólo los auxiliares de justicia y el banco Nación sólo podrá recibir una mínima parte de su crédito.
El primer remate estaba previsto para el 30 de mayo del año pasado, pero se suspendió por tiempo indefinido tras la histórica toma de la empresa por parte de los ex empleados y una dosis de influencia política del ex titular de la SIDE, Carlos Soria.
Las propuestas de reactivación y las audiencias de conciliación con el banco no tuvieron ningún efecto jurídico, al igual que las decenas de cartas de apoyo a la Cooperativa que recibió la jueza y que se adjuntaron al expediente.Si bien la jueza reconoció en su última entrevista con "La Comuna" que los miembros de la Cooperativa "quieren hacer las cosas bien", también admitió que el remate "es la única manera de licuar y saldar el pasivo multimillonario de la empresa".
A eso, desde la Cooperativa acusan que la jueza "no ver la parte social del problema".
También sospechan de alguna relación de Burgos con la Legislatura de la provincia con el fin de frenar las ventajas que hubiera traído a la Cooperativa la declaración de la planta como "bien de interés público sujeto a expropiación".
Según José Mancini, "ella supo de antemano que el expediente de la legislatura se archivaría y por eso prosiguió con la orden de remate".

Un año de toma, con muchas promesas y pocos resultados

Los empleados ocuparon la fábrica y crearon una cooperativa, pero las trabas legales y burocráticas impidieron la producción.

Un año pasó ya de la ocupación por parte de un grupo de empleados de las instalaciones del frigorífico Fricader. En todo este tiempo corrió tanta agua debajo del puente que cuesta creer que los empleados estén casi como al principio. En medio quedaron promesas del municipio, legisladores, concejales y hasta del gobernador. Hoy, la planta produce chacinados y el remate parece cada vez cercano. Aunque los empleados no bajan los brazos.
Mayo de 2002: Ante la amenaza del remate de las instalaciones de Fricader, ordenado por la jueza Susana Burgos, un grupo de ex-empleados decide ocupar la planta. Los ocupantes eran integrantes de la Cooperativa que se había formado en noviembre de 2001, nueve meses después del cierre definitivo del frigorífico. Por ese tiempo, el síndico les advierte sobre las pocas probabilidades de cobro de los sueldos y las indemnizaciones a los empleados despedidos. Semanas antes habían logrado la declaración de interés municipal al proyecto de reactivación
Junio del 2002. Los trabajadores consiguen suspender el remate ordenado por el Juzgado Civil 3. Los ex empleados y ahora socios de la Cooperativa de Trabajo obtienen el apoyo de diferentes sectores sociales y políticos.
Julio del 2002. Exigen al Nación, principal acreedor de la quebrada empresa, la entrega de la planta a los trabajadores.
Agosto del 2002. Una comisión de seguimiento del plan para reactivar la empresa viaja a Buenos Aires y presenta en la sede central del Nación un proyecto que incluye un pedido de tenencia precaria a favor de la Cooperativa por dos años y un crédito flotante de 800 mil pesos con garantía hipotecaria sobre la planta. La propuesta, reactivadora del sector lanar, fue declarada inviable. Semanas después presentan una segunda propuesta, que nunca fue respondida.
Septiembre del 2002. Se reúnen con el gobernador Pablo Verani, quien se comprometió a poner su gabinete a estudiar una salida para los obreros. Llegan a un convenio con los empleados de la fábrica neuquina Zanon para vender parte de la producción y a cambio de un porcentaje de las ventas en Roca.
Octubre del 2002. El 15 de ese mes el Concejo Deliberante comienza a discutir un proyecto de ordenanza que declara de Utilidad Pública a la planta. Es el primer paso para que la Legislatura pida la expropiación del frigorífico en quiebra. Dos semanas después se declara de utilidad pública y sujeto de expropiación por dos años, en medio de una gran polémica en la ciudad.
Diciembre del 2002. Un intento de desalojo de la planta fracasa ante la negativa de los integrantes de la Cooperativa.
Febrero del 2003. La Cooperativa comienza las tareas de chacinado, hoy venden 400 kilos diarios que se venden directamente a los particulares.
Abril del 2003. La Legislatura archiva el pedido de expropiación. El Municipio, con el visto bueno de los trabajadores, inicia nuevas gestiones ante el Nación.

El leasing, última y difícil alternativa

Hace dos semanas el Secretario de Coordinación Ricardo Epifanio le llevó a las autoridades del Banco Nación en Capital Federal una propuesta que aún no tiene respuesta. La idea, en resumidas cuentas, es que el Nación "se haga cargo de Fricader y luego lo entregue en leasing a los trabajadores de la Cooperativa", explicó Carlos Rodríguez, titular de Gobierno municipal. "Estamos esperando una respuesta, aunque no podemos adelantar que sea positiva", completó el funcionario.
Por su parte, el gerente del Nación en Roca, Jose Luis Rejep aseguró a "La Comuna" que "en esta sucursal no hemos recibido el proyecto nuevo. Yo me enteré a través de los medios. De todas formas el tema Fricader es mucho más complejo y no se acaba con las tratativas con el banco Nación, el frigorífico tiene además otros acreedores, un gerente y los dueños de la hacienda, y los jueces nunca están de acuerdo en cercenar el derecho de los acreedores".
Rejep fue uno de los primeros que advirtió sobre la "inviabilidad" de los proyectos de Fricader. Un negociador en Capital aseguró "que el banco no está muy dispuesto a hacerse cargo de semejante deuda, lo más probable es que las negociaciones no avancen".
José Mancini, integrante de la Cooperativa, aseguró a "La Comuna" que "es la propuesta menos riesgosa para nosotros y para el banco. Es lo primero que nosotros les propusimos, no queremos que nos regalen nada, queremos trabajar".

http://www.paideia.edu.ar/lacomuna

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