Julio López
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JUICIO A PIQUETEROS EN CAMPANA
Por AGRUPACIÓN ALMAFUERTE - Friday, Nov. 21, 2003 at 8:18 AM
laalmafuerte@yahoo.com.ar

CINCO CUMPAS PIQUETEROS FUERON ENCAUSADOS POR PATTI, PEREZ COMPANC, RUCKAUF Y LA POLICÍA. VAN A JUICIO ORAL.

A mediados del año 2001 los docentes comenzamos una intensa lucha por nuestros salarios y también, entre otros reclamos, por más cupos en los comedores escolares y por un aumento en la capitación que el gobierno giraba por cada chico.
Los compañeros docentes de Escobar fuimos al paro con estos reclamos. Hicimos marchas locales (las más grandes hechas hasta ahora en Escobar), fuimos a La Plata, a la residencia de Olivos, y la Plaza de Mayo. También fuimos a las plazas de cada Localidad del Partido, al Concejo Escolar, al Municipio, a Acción Social y al Consejo Deliberante de Escobar. En este último les hicimos llegar a los señores Ediles un proyecto de Ordenanza en el que proponíamos como solución al tema de los comedores escolares el cobro de un aporte extraordinario de $5 por mes a aquellos contribuyentes cuyas propiedades estuvieran valuadas en más de 200.000 pesos (y en Escobar hay muchas). La respuesta que obtuvimos a este proyecto fué que ellos nunca se “tirarían” contra los habitantes de más dinero del partido. Y el proyecto hasta hoy jamás fue tratado.
Por aquel entonces los cupos de los comedores escolares se habían congelado por decisión del gobierno provincial. Es decir que si algún papá necesitaba enviar a sus chicos al comedor, la respuesta que obtenía de parte del directivo era que no había más vacantes.
Un grupo de docentes y estudiantes universitarios consecuentes con estos reclamos, nos reunimos en mi casa y decidimos hacer algo frente a este problema. No podíamos permanecer indiferentes al hambre que estaban pasando muchos de nuestros alumnos, y a la falta de soluciones por parte del gobierno.
Razonamos que era imposible impartir educación a chicos que no comían bien, se desmayaban de hambre o directamente estaban desnutridos. Dijimos que mientras luchábamos y esperábamos que las promesas gubernamentales se cumplieran, nosotros debíamos conseguir la forma de complementar la alimentación que los chicos recibían en la escuela, pero no en un fututo lejano y utópico, sino acá y ahora.
También sabíamos que semejante empresa era de imposible realización sino era encarada de conjunto con todos aquellos que pensaran parecido, sin importar su militancia política, sindical o religiosa. Lanzamos entonces una convocatoria amplia para tratar este tema. Se acercaron partidos de izquierda, delegados docentes, organismos de derechos humanos, organizaciones de desocupados, y varios compañeros independientes con ganas de luchar por nuestra dignidad.

Seguramente, todos ustedes habrán visto las condiciones en que viven las familias de nuestros alumnos más humildes. A mí por ejemplo, una vez me tocó entrar a una casa de un solo ambiente en el que una mamá yacía en el único colchón que había, embarazada de ocho meses, mientras sus ocho hijos (el mayor de ellos, una niña de 15 años) jugaban descalzos en el barro del piso de tierra.
Por esos días del invierno del 2002 llovía muy seguido y como la familia contaba con solo dos pares de zapatillas, los chicos se turnaban para ir a la escuela. Los dos que iban al comedor escolar debían traer lo que pudieran para compartir con los que se quedaban. Un día los hermanitos se pelearon porque los que fueron no pudieron llevar en los bolsillos el postre de ese día: habían dado flan. Cuando le pregunté a la mamá si comían bien, me dijo que lo hacían "de vez en cuando", pues su marido era desocupado y buscaba comida de la basura y a veces encontraba algo y a veces no.
Este es solamente uno de los miles de casos que se pueden verse a diario en las barriadas humildes, y son tan comunes que muchas personas lo toman ya como normal, como natural, como una consecuencia inevitable del destino. Pero para mí y mis compañeros esta situación era una aberración espeluznante propia del Siglo XII nada natural, y a la que por supuesto había que combatir dejando de lado la indiferencia.
Un día de mediados de mayo de 2002 organizamos una reunión de padres, alumnos y docentes de la Escuela 17 de Matheu, y a propuesta de una madre votamos comenzar con un comedor comunitario en las cercanías de la escuela. Al principio comían sábados y domingos más o menos 30 chicos (algunos de ellos comían en la semana en el comedor de la escuela). Pero al poco tiempo notamos que el problema del hambre castigaba por igual a toda la familia y no solo a los chicos, así que decidimos que debían comer también los padres.
Muchos vecinos colaboraban donando comida, y muchos comerciantes se solidarizaban. Pero como la crisis económica también castigaba al pequeño comerciante, nos era insuficiente la cantidad de comida que conseguíamos.
Decidimos entonces invitar a distintas organizaciones piqueteras para que nos contaran como hacían para hacer funcionar sus comedores de lunes a viernes y dar de comer a tantas personas sin pedir al pequeño comerciante, y consiguiendo además la participación de los propios adultos.
No queríamos vinculación alguna con punteros políticos. Por eso optamos por una organización piquetera independiente.
Salimos a la lucha por la dignidad del trabajador (ocupado y desocupado), conseguimos no solamente mercadería suficiente como para dar de comer a 200 personas (chicos y grandes) de lunes a viernes, sino además planes sociales, materiales de construcción, ropa, y una cosa muy importante: Posibilidades de comenzar a impulsar microemprendimientos.
Todas nuestras decisiones eran tomadas en asamblea, y estas asambleas eran semanales. Una de estas decisiones precisamente fue la de conseguir leña para calentar la olla en la que cocinábamos, y ramas y troncos para levantar nuestro comedor, cosa que no representaba un gran problema pues en Matheu hay muchos lugares en donde conseguir leña y ramas.
El jueves 24 de octubre de 2002 fuimos a un campo con todo el aspecto de haber estado abandonado, al que los propios vecinos venían pidiéndonos desde hace rato que limpiáramos, pues era usado de escondite por malvivientes que acosaban a los chicos que pasaban por allí rumbo a la escuela. Recuérdese que en Escobar hay una ordenanza impulsada por el intendente Patti que prohíbe tener los baldíos en esas condiciones, y que de ser necesario, la propia municipalidad ingresa a los terrenos y los limpia. Pensamos entonces, que si el municipio hace eso con los terrenos que tienen dueño, nosotros tranquilamente podíamos hacerlo con uno sin dueño.
Repito, para nosotros el campo estaba abandonado y parecía no tener dueño. Lleno de basura, era un monte casi impenetrable, con alambrados rotos. A pesar de ello intentamos ubicar infructuosamente a algún eventual dueño, cosa que no conseguimos.
No nos hizo falta cortar ninguna rama pues en el suelo había suficientes (eucaliptus caídos despues de un temporal). Al rato de estar allí, una persona que nuestros compañeros reconocieron como uno de los padres más violentos y problemáticos de la Escuela 17 (con denuncias reiteradas por maltrato de sus propios hijos), comenzó a insultarnos diciéndonos que éramos los ladrones que habíamos robado a todos los vecinos desde hacía meses a esta parte y que pagaríamos por ello, que él tenía vinculaciones con Patti y Pérez Companc, y que nos haría meter en cana, (un año antes aproximadamente no solo en Escobar, sino en todo el gran Buenos Aires se había puesto de “moda” el robo de cables para vender el cobre, seguramente a eso hacía referencia el hombre).
¡No podíamos creer lo que escuchábamos!, incluidos los insultos a nuestros compañeros docentes tales como “ustedes no pueden enseñar nada a sus alumnos porque son vagos y delincuentes”.
Cuando los vecinos comenzaron a acercarse, nosotros les explicamos que no éramos delincuentes sino trabajadores, que estabamos buscando leña para dar de comer a muchos chicos, que éramos docentes de sus propios hijos, etc., pero que si consideraban que habíamos hecho algún daño nos poníamos a su entera disposición para subsanarlo.
El señor que nos acusaba nos dijo que ya había llamado a sus amigos policías (sic), y que vendrían a buscarnos de inmediato. Como no teníamos nada que ocultar decidimos esperarlos para aclarar todo.
A la media hora llegó un patrullero con dos policías que nos dijeron que no le diéramos demasiada importancia al hombre porque era un loco conocido de la zona, y que ellos nos sacarían de allí para evitar más discusiones. Fue así que cinco de nosotros subimos al patrullero y en vez de ser soltados como prometiera la policía, nos llevaron primero al destacamento de Matheu, y después a la comisaría de Escobar.
Nos llamó la atención la celeridad del procedimiento, pues al rato de estar en la comisaría de Escobar INCOMUNICADOS apareció un secretario de la fiscalía de Campana para decirnos que estábamos encausados bajo los cargos de “Robo calificado, en descampado y en banda” . cuando le preguntamos qué significaba eso el funcionario nos dijo les corresponde una pena de entre tres y seis de prisión efectiva, pero que hasta que no se realizara el juicio estaríamos detenidos, y que esto podía llevar meses. ¡Estábamos azorados!. En principio esa causa había sido armada por los policías del destacamento de Mathe (los mismos que nos habían dicho que no nos preocupáramos).
No podíamos creer que para detenernos a nosotros, que no hicimos nada fueran tan veloces, y para encontrar a los verdaderos delincuentes tardaran meses (cuando los encuentran).
Esa noche comenzó a llegar a la comisaría muchísima gente reclamando nuestra inmediata libertad. Fueron compañeros docentes, estudiantes, partidos políticos, organizaciones piqueteras, etc. Hasta los propios presos comunes reclamaban por nuestra liberación a los gritos.
Nos verduguearon a más no poder, sobre todo cuando se enteraron que nustros abogados eran de la CORREPI. Nos gritaban cosas tales como “Para los policías muertos en cumplimiento del deber no hay derechos humanos, y para delincuentes como ustedes sí”.
Al otro día (viernes 25 de octubre de 2002) nos trasladaron a los tribunales de Campana pues era tanta la gente que venía en reclamo de nuestra liberación que no alcanzaban los policías de Escobar para custodiarnos (varios de ellos nos decían que por culpa nuestra no podían estar en la calle mangueando), y allí ya nos esperaba una manifestación de cientos de piqueteros, docentes y estudiantes, que cortaban las calles frente al juzgado.
Así las cosas, el juez cambió la carátula a “intento de hurto”, una figura legal difusa, y nos liberaron frente a la comisaría de Escobar.
Uno de los días más lindos de mi vida fue ese momento de la liberación. Compañeros desocupados (varios padres de la escuela 17) y varios docentes habían cortado la 25 de Mayo esperando nuestra llegada desde Campana, y habían almorzado allí unos sanguchitos. Cuando fuimos liberados nos acercaron una cajita con cinco sándwiches: uno para cada uno de nosotros.
Al otro día de nuestra liberación se hizo una nueva asamblea en el comedor, y allí votamos por unanimidad continuar con la construcción de nuestro comedor aunque a Pérez Companc y a Patti no le gustara. En esa asamblea los compañeros recordaban los muchos pedidos que le habíamos hecho llegar a las fundaciones Fleni, Margarita Pérez Companc, y al propio Pérez Companc... y la respuesta de este verdadero delincuente fue la cárcel de los que luchan contra el hambre en el barrio en el que él tambien vive.

Hace un mes recibí la notificación que nuestra causa será llevada a juicio oral en los tribunales de Campana, y que el día jueves 27 de noviembre a las 10.30 debíamos concurrir a una audiencia preliminar a las 8.30 de la mañana. ¡Que justicia la argentina!. ¿Porqué no ponen el mismo empeño en perseguir a los verdaderos delincuentes?. ¿Porqué no ponen la misma celeridad en descubrir a los culpables de las torturas y desapariciones de jóvenes de la zona, sobre todo de los bolivianos?.
Según las estadísticas que el propio gobierno maneja, en el año 2002 hubo 144 secuestros extorsivos, y en lo que va del 2003 210 (muchos de esos secuestros terminaron en asesinatos). Por los secuestros del 2002 hubo nada más que dos juicios orales, y por los del 2003 ninguno. Hay un solo policía preso por esos secuestros....
Evidentemente nuestra causa tiene un poderoso trasfondo político. Lo que se busca es aplicar una medida ejemplificadora a los que luchan contra el flajelo del hambre. Nosotros debemos demostrar que a la hora de defender a los luchadores estamos todos unidos reclamando el inmediato desprocesamiento.
Por eso este jueves 27 a las 10.30 de noviembre todos debemos concurrir a la Unidad Correccional Nº 1 de Campana (a la entrada de la ciudad, bajando de la Panamericana) a las 10.30 hs y expresar alli nuestro reclamo de desprocesamiento de todos los

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