En el marco de las múltiples actividades que se realizaron el día 19 de diciembre en Rosario, tuvo lugar el Homenaje a Graciela Acosta y Escrache a la Seccional 29 de Villa Gobernador Gálvez. Alrededor de 300 manifestantes del Centro Comunitario Flamarión Sur de V.G. Gálvez, PC, Movimiento Territorial de Liberación, Federación Juvenil Comunista, Asamblea Permanente por los Derechos Humanos de Rosario, Refundación Comunista, Polo Obrero, y otras organizaciones, marcharon desde la Plaza de la Madre hacia el lugar del acto.

El acto y escrache se realizó lo más cerca posible de la comisaría 29 de V.G.Gálvez, la cual se encontraba sólidamente fortificada, con tres líneas sucesivas de vallados (parecía un bunker, faltaban los nidos de ametralladoras nomás). Se tuvo que hacer en la esquina ya que toda la cuadra de la seccional se encontraba aislada tras los vallados. A esta comisaría pertenecían los efectivos policiales que abrieron fuego con balas de plomo y gases contra la gente en el saqueo a la sucursal de Gálvez del Supermercado La Gallega durante la tarde del día 19 de diciembre de 2001. Tanto antes como después de ese hecho, se han denunciado múltiples violaciones a los derechos humanos y casos de gatillo fácil en los que se encontrarían implicados efectivos de esta comisaría.

Transcribimos a continuación fragmentos destacados de las intervenciones de Horacio Aquino y Mónica Cabrera, los cuales describen la situación en Villa Gobernador Gálvez. En sus testimonios se vislumbra una ciudad sometida al clientelismo del partido justicialista y el gatillo fácil de la policía, y los gravísimos hechos de la represión del 19 de diciembre de 2001.

Hace 40 años comenzaba a andar la Doctrina de Seguridad Nacional que contenía entre sus principales principios, en los cuales se comenzaron a formar todos los agentes de seguridad del país, aquel que decía que el enemigo estaba adentro del país, había un enemigo interno. Entonces, se empezó a perseguir, a asesinar, a detener, a hambrear, a desaparecer. Ese es el resultado de la aplicación de la Doctrina de Seguridad Nacional.

En la provincia de Santa Fe hay alrededor de 3.000 denuncias contra policías de la provincia. Hay alrededor de 12.000 agentes policiales en la provincia de Santa Fe. Hay alrededor de 3.000 denuncias y solamente hay un centenar de procesados, y muchísimos menos detenidos. En la ciudad de Villa Gobernador Gálvez, en los dos años que transcurren desde el 19 de diciembre de 1999, fecha en la cual ocurre un caso de gatillo fácil en el mismo barrio Fonavi en el que vivía Graciela Acosta, hasta el 19 de diciembre de 2001 en el que la policía de la seccional 29 mató a Graciela Acosta enfrente del supermercado La Gallega, la policía de aquí mató a 17 personas, hubo 17 víctimas del gatillo fácil.

Pero lo que hay que entender es porqué matan. Para qué matan. Y matan para seguir contribuyendo a la inequitativa distribución de la riqueza, a empobrecer a una mayoría y dejar que unos pocos se sigan enriqueciendo. En esta ciudad, ¿porqué reaccionó el 19 y el 20 de diciembre el pueblo de Villa Gobernador Gálvez, como reaccionaron todos los compañeros, todos los desocupados, todos los afectados por la crisis aquel día de aquel año? Y, por algo habrán reaccionado. En esta ciudad, desde que empezó a funcionar el menemismo, hace aproximadamente doce años, existía un solo asentamiento precario. Durante el mandato de Menem y durante la intendencia de quien hoy es diputado de la nación Pedro Jorge González se incrementaron los asentamientos precarios. Existía cuanto entró el intendente González un solo asentamiento precario. Hoy existen en nuestra ciudad cuatro asentamientos precarios más, todos asentados en terrenos fiscales. Esto significa algo, esto significa que avanzó más el empobrecimiento.

Graciela Acosta fue ultimada por las balas de la policía. Dejó siete hijos sin madre. Pero también ese mismo día hubo otra víctima más, Graciela Machado, que murió producto de un paro cardiorrespiratorio, a 150 metros de donde moría producto de las balas Graciela Acosta. Ese mismo día también otra víctima era detenida frente al supermercado de Filipini y Lavalle, la compañera María Castro, quien no murió pero si purgó nueve meses de prisión efectiva por levantar un kilo de azúcar de la vía pública.

Compañeros, este acto, recordando a las víctimas de diciembre de 2001 tiene una gran significación para todos los que vivimos aquí, porque algo de la verdad empieza a sobresalir. Aquella verdad que decía Mónica Cabrera a las dos, tres horas que la habían ultimado a Graciela Acosta, aquella verdad que empezamos a repetir desde el primer día, que la policía de Villa Gobernador Gálvez había matado a Graciela Acosta.

A continuación, Norma Ríos de APDH Rosario toma el micrófono y dice:

Nosotros estábamos en el Hospital de Emergencias Clemente Alvarez (HECA) de Rosario aquel día de 19 de diciembre de 2001, alrededor de las 6 de la tarde, y encontramos una mujer que lloraba. Lloraba y decía desesperada "A mi amiga la mataron, pero me apuntaron a mí y yo acá tengo la bala." Y nos mostró la bala. Por eso nunca dudamos de la palabra de Mónica Cabrera. Por eso nos callamos muchas veces incluso, tratando de que ella sobreviviera, porque a esas palabras, siguieron amenazas de todo tipo e incluso intimidaciones desde el poder policial y político, porque no fue un policía, sino que fue un miembro del gobierno de Villa Gobernador Gálvez el que le dijo que iba a ir cinco años presa por mentir. Por eso la compañera va a decir ahora unas palabras.

Buenas tardes compañeras y compañeros. Lo que les voy a pedir primeramente es que bajen un poquito las banderas para que nos podamos ver todos. Lo que quiero recordar de Graciela Acosta es un 19 de diciembre donde no había banderas. Y la consigna era la unidad. Pero la unidad no estaba con banderas ni con gorros ni con pañuelos, la unidad estaba sellada con sangre, porque llegaron los heridos uno tras otro, de distintos lugares. Y todos los movimientos de desocupados y de todas partes venían reclamando a sus heridos. Todavía se pueden sentir en las paredes del HECA los gritos por el Pocho Lepratti. Y así cada vez que un médico salía, decías: -Que no sea mi compañero, mi compañera.

Ahí estaba la Asamblea por los Derechos Humanos, y un montón de compañeros de organizaciones, y nunca más como ese día la consigna fue la unidad. No había distintos cantos, no había distintos gritos, sólo una lágrima de silencio que perduró durante toda la tarde y durante toda la noche. Y así siguió el 20 en Buenos Aires. Pero ese día, nosotros no estuvimos, porque estábamos velando a Graciela Acosta.

Es así, como se refleja hoy en día en todos los movimientos que tienen que ser, una consigna única que va más allá de los documentos, que va más allá de las posiciones de todos. ¿Dónde nos vamos a encontrar cuando llegue el momento? Es así. Como nos encontramos el 19 de diciembre. Los que estaban y los que no estaban. Los que salían a disculparse y los que seguían en la lucha. A veces me lo recuerdo, y así la recuerdo a Graciela Acosta.

Yo no quisiera estar hoy acá. No quisiera que esto hubiera pasado. No habría querido que Graciela estuviera donde está. Pero es así. Ellos lo hicieron posible. Pasó más de un año y medio para que el juez tomara como prueba determinante la bala que yo le entregué. Y eso fue debido a mi militancia política. El se refrendaba sobre eso más que nada, por eso cuestionaba mucho mi testimonio. Pero fue a través de la movilización de ustedes, de los movimientos, de las idas y marchas a Tribunales, de los aprietes al juez, y de que entre todos asumimos como otra consigna del 19, fue lograr que hoy, un policía de la seccional 29, el sargento Quiroz, esté detenido.