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La Intervención: ¿un triunfo popular?
Por Maximiliano Jozami - Sunday, Jun. 13, 2004 at 5:40 PM

Respuesta al artículo de Julio Carreras (h), titulado "Santiago del Estero, un laboratorio social"

La Intervención Federal no ha surgido de la nada: fue la demorada respuesta del gobierno de Kirchner a la movilización popular que amenazaba con convertirse en un nuevo Santiagueñazo.
La proximidad cronológica y política de un proceso de movilización con la caída de un gobierno y la llegada de otro, puede causar (y lo ha hecho) demasiadas confusiones. Pero, ¿es la Intervención la continuidad del proceso de movilización popular o es su negación?
Para una respuesta basta indagar los motivos que llevaron al pueblo a la calle: el 45 % de los niños santiagueños desnutridos (Página/12, 11/3/03), el altísimo desempleo, la mayoría de la población bajo la línea de pobreza, la terrible situación de los campesinos (víctimas de una sistemática usurpación de tierras), en síntesis, el colapso del régimen del atraso y la barbarie.
Un gobierno que encarnara verdaderamente los intereses populares, que fuera la continuidad de la movilización, habría tomado medidas contundentes. Pero los niños santiagueños siguen estando desnutridos; no se ha reabierto media fábrica (el índice de desempleo sigue por las nubes) y, a pesar de que ahora se mantenga “públicamente lo que se conversa en privado”, las penurias campesinas (y esto el autor del artículo en cuestión lo sabe mejor que muchos) siguen a la orden del día (en los Juríes un juez nombrado por la Intervención ya ha andado desalojando familias). La línea de pobreza sigue siendo insuperable para la mayoría de la población; aún no se ha hecho efectivo el menor de los aumentos salariales.
La Intervención se ha limitado a remover alguna que otra camarilla dirigente y a destinar millonarias partidas del presupuesto para pagarle al Banco de Nueva York una fraudulenta deuda contraída por el gobierno de Juárez.
Pero para no llegar a esta conclusión, el artículo de Julio debe omitir no sólo toda referencia a las reivindicaciones generales del pueblo santiagueño, sino también la presencia en este proceso del pueblo mismo (de la juventud trabajadora no organizada, de la clase media que salió masivamente) y de sus organizaciones (es increíble que no se nombre al MST-Teresa Vive, cuya columna no bajaba de los 400 compañeros, ni al infaltable ex MIDN). Cuando cuenta que “algunos se atrevieron a resistir al juarismo”, no se hace mención alguna a las huelgas docentes ni a las luchas piqueteras que muchas veces confluyeron. El artículo se limita a hacer referencia a la “Asociación de Familiares de Presos Políticos y Desaparecidos” y al “Foro de Asociaciones Intermedias”. Como ambas organizaciones se han integrado completamente al Estado, la conclusión lógica es: si no es que el pueblo ha llegado al poder, al menos tenemos un gobierno popular.
Este gobierno “popular” está cada día más “jaqueado” (como se ve forzado a admitir el artículo) por una avalancha de luchas reivindicativas, de las cuales la más importante es actualmente la ocupación de más de 2000 viviendas en todo el territorio provincial. Es en este punto donde el artículo falta a la verdad de una manera tal que roza la difamación. Habla de “hordas de pobres lúmpenes villeros” que “han generado un bolsón de resistencia agresiva a la intervención”, a través de “cortes de ruta, quema de neumáticos durante todo el día y todos los días frente a la casa de gobierno, marchas con características muy semejantes a las que eventualmente organizaban la Rama Femenina o la juventud juarista, sólo que ahora con otros símbolos”. Para escribir esto no hay muchas alternativas: se es un estúpido sin remedio o se está faltando a la verdad deliberadamente. Ahora bien, la trayectoria de Julio nos plantea un dilema, pues es un periodista reconocido no sólo por sus dotes intelectuales, sino por su honestidad.
Sin embargo, cualquier santiagueño será incapaz de citar ejemplos de “marchas con características muy semejantes” realizadas por la Juventud Juarista o la Rama Femenina. Jamás los juaristas cortaron una ruta, jamás ocuparon el peaje, jamás quemaron una goma. Quienes vienen realizando esto, y no sólo en Santiago, sino en todo el país tienen otro nombre que, misteriosamente, no aparece en todo el artículo: PI-QUE-TE-ROS.
Es la clase trabajadora (ocupada y desocupada) santiagueña la que lleva adelante esta magnífica lucha. Una simple encuesta por los barrios lo comprobaría, si es que uno se negara a ver la realidad. “Nadie puede negar” que inicio de esta medida fue, en algunos tramos, “sugerida” por punteros vinculados al PJ. Pero tampoco “nadie puede negar” que, en primer lugar, el “método” de la ocupación de barrios no es sólo completamente ajeno al juarismo, sino que fue utilizado en su contra durante el período que precedió a su caída, que hubo barrios enteros en los cuales no tuvo injerencia ningún puntero, que este proceso escapa totalmente al control del juarismo, y que no se resolverá hasta que los ocupantes y no ocupantes tengan una vivienda digna. Con el ejemplo de sólo un barrio bastará para demostrar lo dicho: el Barrio Textil, de La Banda, había sido ocupado 2 veces anteriormente, durante el gobierno de los Juárez. La última ocupación, simultánea a la de los demás barrios, no contó con la participación de ningún puntero juarista, sino del movimiento piquetero.
Los “ocupantes ilegales”, en su accionar, han demostrado una sensatez mucho mayor a la de cualquier defensor del régimen: la utilización prebendaria de las viviendas ha sido impedida mediante la acción directa; el pueblo ha sido mucho más “lógico” que los legalistas: no podemos morirnos en la calle si hay barrios que llevan más de 6 años deshabitados.
Los “no-ocupantes” en lucha (Me.Pe.Vi.Di) se han sumado a la Coordinadora Interbarrial y de esta manera han quebrado el intento de la Intervención de enfrentar pobres contra “pobrísimos” (que de “supuestos” no tienen nada), planteando una solución clara: la construcción de más viviendas, para todos, bajo el control de las organizaciones obreras y populares.
Puede sorprender a algún desprevenido que ante cada reivindicación del pueblo surja “un bolsón de resistencia agresiva a la intervención”. La única forma de sorprenderse es tomando parámetros como la “sola actitud de mantener públicamente lo que se conversa en privado” para juzgar “un cambio esencial en las políticas de estado de nuestra provincia”. Pero este gobierno “popular”, al ser una Intervención Federal, reproduce rigurosamente las características y las limitaciones de Kirchner. De ahí que se privilegie el pago de la deuda externa (por más fraudulenta que fuere, sin importar cuán repudiados hayan sido los gobiernos que la hayan contraído) por sobre cualquier reclamo popular. De ahí que se le hayan “quitado algunas de estas prebendas al grupo Ick”, lo que significa que se le han dejado varias y que, en el supuesto caso de que se vaya a fondo contra Ick, será para beneficiar a otro capitalista. También de ahí los supuesto “tres proyectos diversos en su seno” (del gobierno), que no son más que la expresión misma del kirchnerismo. Así, de pronto, en un mismo gobierno, con un gabinete nombrado en su totalidad por Kirchner (del cual Lanusse es cómplice; negar esto es ya un absurdo), aparecería un “malvado” señor Ilarregui, “sin hacerle ascos al aparato juarista”, por un lado y, “en la otra punta”, “el transversalismo”. El tercer “proyecto diverso” estaría encarnado por una buena persona, de propósitos “muy loables”, don Pablo Lanusse.
Y así, de un plumazo, nos olvidamos que fue el gobierno de Kirchner (quien no llegó al poder de la mano de ningún transversal, sino del PJ y del duhaldismo, la mafia más grande del país) el que mandó a estos sátrapas; que Lanusse, a quien se intenta hacer aparecer distanciado tanto del PJ como del “transversalismo” de Luis Duhalde es, justamente, hombre de este último, quien hace días no vaciló en salir a defender los “derechos humanos” de una de las burocracias sindicales más recalcitrantes del país, el ongarismo, sentado en la misma mesa que Hugo Moyano, a quien, con orgullo llamó “compañero”, al igual que a Ongaro.
Y no es sólo Ilarregui el que no le hace “ascos al aparato juarista”, fue Lanusse quien firmó los decretos duplicando la prebenda para los intendentes, maestros en la táctica y estrategia punteril. Lanusse ha venido con una misión clara: ARMAR UN JUARISMO SIN JUÁREZ, que responda directamente al gobierno nacional. Y para eso, no le va a “hacer ascos” a NADA.
Es en este contexto que se realiza la convocatoria a una Asamblea Constituyente, que tiene tres ejes: por un lado, se pretende distraer engañosamente al pueblo santiagueño, planteando que los problemas no son el hambre, la miseria y la desocupación, sino algunas abstracciones legales; por otra parte, estamos ante una clara maniobra para extender el plazo de la Intervención por seis meses más y, por último, las elecciones para una Convención que en realidad no decidirá nada (Lanusse ya se encargó de aclarar que la Intervención le dará un “libreto” a los Constituyentes), al ser un primer escenario de confrontación de fuerzas, serán el laboratorio ideal para determinar el candidato oficialista para las elecciones a Gobernador.
Los santiagueños no necesitamos una Constituyente con un “libreto”, NECESITAMOS UNA ASAMBLEA CONSTITUYENTE QUE PASE A GOBERNAR, disolviendo todo otro poder constituido, y que tenga de esta manera vía libre para implementar inmediatamente un salario mínimo equivalente a la Canasta Familiar, el reparto de las horas de trabajo para terminar con la desocupación (reducción de la jornada laboral a 6 horas, sin disminución del salario), la reapertura del Parque Industrial bajo gestión de los trabajadores, la triplicación del Presupuesto para Salud y Educación, un Plan Popular de Viviendas bajo control obrero y la Reforma Agraria.
Como lo demuestra el proceso de movilización vigente en diversas ciudades y pueblos, los descompuestos gobiernos municipales, con su monstruosa estructura de punteros, no pueden convivir con un régimen que verdaderamente se plantee la solución de los problemas del pueblo. Cada ciudad y pueblo debe luchar por su propia Asamblea Constituyente.
La “unidad popular” entonces, tiene que ser en el sentido de la unidad con los explotados y no con nuestros verdugos. Debemos hacer un llamado a las organizaciones obreras, sindicales, piqueteras, populares, campesinas, de izquierda, a constituir un Frente Político que luche por una Asamblea Constituyente con Poder que reorganice la Provincia sobre nuevas bases sociales.

Maximiliano Jozami

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a troscomico Pitrolita Wednesday, Jun. 16, 2004 at 10:25 AM
funcionales tragicòmicos trosquicòmico Wednesday, Jun. 16, 2004 at 5:09 AM
estas son las alianzas que valen, che! juan salvo Tuesday, Jun. 15, 2004 at 11:09 AM
MAXI JOZAMI, PIQUETERO DE MTV Kuska Purita Tuesday, Jun. 15, 2004 at 9:10 AM
despiste lucho Monday, Jun. 14, 2004 at 12:38 PM
:p (vos sabes quien soy) Monday, Jun. 14, 2004 at 4:48 AM