Julio López
está desaparecido
hace 6433 días
versión para imprimir - envía este articulo por e-mail

TODOS POR IGUAL, nace una nueva publicación en el MIVSP
Por Rubén Bocasucia (((i))) - Friday, Jul. 09, 2004 at 1:11 PM
autroja@hotmail.com

TODOS POR IGUAL
La Mejor Manera de Participar
Una Publicación Realizada por Trabajadores del MIVSP
Nº 1 - Año 1 - Julio de 2004

¡Primicia exclusiva!
ENCONTRAMOS UN EMPLEADO DEL MINISTERIO QUE ESTÁ CONFORME CON SU SUELDO.

En los agitados días de Mayo-Junio del 2004, en medio de asambleas, paros y movilizaciones por los 250 pesos al básico, descubrimos a un personaje único. Al tomar el ascensor (el primero de la derecha) para ir al piso 13 a sumarnos a la batucada, notamos que ya estaba marcado el «-3» y seguimos viaje. Llegamos al tercer subsuelo y nos animamos a hacer algo que normalmente no hacemos: salir y recorrerlo. Sin saber, nos asomamos a un submundo lúgubre, húmedo y desconocido. Al rato, nos encontramos con un hombre flaco, alto, de unos 50 años, medio pelado y con la piel bastante amarilla, que barría con una escoba unos volantes que habían caído desde lo que él llama «allá arriba». Era Manuel Ignacio Victorino Salinas Paz, más conocido como «Manu», un empleado de más de 25 años de antigüedad en el ministerio. Con voz ronca y tranquila, Manu nos preguntó:

-¿Sigue el kilombo allá arriba, en Planta Baja?
-Sí, -le respondimos- las asambleas se hacen casi todos los días. ¿Estás enterado de lo que pasa?
-Sí, un poco. Mucho no me interesa porque con el sueldo me las arreglo bastante bien. Me alcanza.

Nos dejó helados. Pensamos que estaba bromeando, pero después de un rato de tomarnos unos mates con él y entrar en confianza, nos dimos cuenta que no. Manu nos empezó a contar su increíble vida y cómo el sueldo no sólo le alcanza, sino que hasta puede ahorrar unos pesitos por mes. Esta es su historia.

-Hace ya unos 6 años empecé a quedarme de lunes a viernes a vivir en el ministerio, para ahorrarme todos los días el micro (¡¡carísimo!!) desde barrio El Carmen, donde tengo mi casita y mi familia. Me traje un colchón y la paso bomba: en verano tiro el colchón en el archivo del Tribunal de Cuentas, al lado de la escalera, por donde corre un lindo fresco; pero en cuanto empieza el frío, me lo llevo al cuarto de calderas y del invierno... ¡ni noticias!.
-Y tu familia... ¿cómo se las arregló?
-Empezaron a rebuscárselas. Un poco de dinero que les juntaba yo, otro poco que se las ingeniaban ellos; como todo el mundo. Igualmente, soy un privilegiado.
-¿Un privilegiado? ¿Por qué?
-Y porque mi hijo vive y estudia afuera, en el exterior.
-¿Quéeeé... en el exterior, en Europa?
-Nooo, pibe -Manu nos mira de reojo- en el exterior del ministerio, en el Normal 3. Además acá, le conseguí muchas cosas útiles: hojas, carpetas, lapiceras, tijeras, abrochadoras, hasta un paragua que se olvidaron una vez.
-Pero, acá adentro... ¿no te aburrís?
-¡Paaara naaada! Desde el conmutador del primer piso me mantengo comunicado con todos mis parientes: con los de Berazategui, con los de San Clemente, hasta con los que viven en Perú. Después de comer, me voy al quinto piso a ver televisión (algún partido de Boca o una telenovela) y ahí me quedo un buen rato tomando un par de wiskachos, ya que hay botellas de todos los colores; hay hasta cubitos en la heladera. Después, prendo una computadora, me conecto a Internet, busco varias páginas porno y... ehh, bueno... me entretengo bastante.
-Pero... ¿a la noche no hay un sereno y un policía?
-El cana se raja siempre y el sereno está dibujado: se asusta tanto que se la pasa frente a la virgencita de planta baja, rezando. -ahora Manu nos muestra una generosa carcajada desdentada- Cuando en algún piso hago mucho ruido o se me cae algo, lo escucho al sereno que empieza a rezar más fuerte, casi a los gritos.
-¿Y no te gustaría irte de vacaciones?
-Ehh... no sé... Acá, en verano, los fines de semana que hace mucho calor saco la reposera y el mate, me instalo en el jardín del frente del ministerio (donde están las dos piletas) y la paso bárbaro; las piletas no serán muy profundas pero te podés dar un chapusón. Y así fue que, casi sin darme cuenta, me empecé a quedar algunos sábados y domingos, hasta que me quedé a vivir para siempre.
-¿Desde cuándo vivís acá permanentemente?
-Desde hace dos o tres años, cuando me enteré que el ministerio que se llamaba MOSP (Ministerio de Obras y Servicios Públicos) pasó a llamarse MIVSP (Ministerio de Infraestructura, Vivienda y Servicios Públicos).
-¿Y por qué desde ese momento?
-Porque cuando vi las siglas, me dije: MIVSP, son las siglas de mi nombre... tengo que vivir aquí. Mi mujer y mi hijo llamaron por teléfono a un neurosiquiátrico para internarme, pero me escapé de casa a tiempo y llegué corriendo hasta acá. Desde entonces vivo relativamente bien.
-¿De qué te alimentás?
-Al principio, empecé comiendo cucarachas. La cucaracha tiene muchas proteínas y vitaminas A y B, así que les ponía limón y completaba (con vitamina C), una dieta nutritiva. El problema eran los sábados que había desinfección; después, por 3 o 4 días no encontrabas una cucaracha por ningún lado. Pero me organicé y conseguí un frasquito donde guardaba cucarachas para cuando no tenía ni una. Con el tiempo, las empecé a buscar por los 13 pisos y eso me llevó a descubrir, en muchos armarios y escritorios, todo tipo de comida acobachada por los oficinistas: yerba, bizcochitos, tartas, yogures, pan, gaseosas, facturas, mortadela; hasta una ginebra medio llena encontré. Hay de todo. Por último, aprendí a meterme por el mostrador del bufet de planta baja y, moderadamente, comer lo que se me canta. Aunque cada tanto vuelvo a mi primer amor, las cucarachas.
-¿Y ropa? ¿No te comprás ropa, alguna pilcha?
-No porque uso la ropa de trabajo, que me calza justo. Menos mal que en febrero de este año nos dieron ropa nueva, porque a mediados de marzo tenía el casamiento del hijo de un amigo y no sabía qué ponerme.

Manu en ese momento nos dejó: se fue tras dos cucarachas que pasaron a toda prisa, quizá sabiendo lo buen cazador que es. Pero nosotros quedamos tan shockeados con su relato, que tardamos en reaccionar.
Cuando volvimos a planta baja, a la superficie, una única idea nos quedó dando vuelta por nuestra sacudidas cabecitas: con los sueldos miserables que tenemos y con la insensibilidad y la desidia de los funcionarios, ¿será este el futuro que nos espera?

Para colaborar, opinar o comunicarte con nosotros, escribinos a:
todos_por_igual@yahoo.com.ar

agrega un comentario