Por la Reapertura del Estómago Universitario : Argentina Indymedia (( i ))

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Por la Reapertura del Estómago Universitario
Por Rubén Bocasucia (((i))) - Tuesday, Nov. 30, 2004 at 5:27 PM
autroja@hotmail.com

POR LA REAPERTURA DEL ESTÓMAGO UNIVERSITARIO
Sinceramente, no creía que lo fuera a ver abierto otra vez al Comedor Universitario. Todavía tengo grabado en algún lugar de mi saturado disco rígido neuronal, las imágenes que de chico veía cuando con mi familia pasábamos en auto por la avenida 1 y llegábamos al cruce con la calle 50, en el galpón reciclado donde actualmente está la facultad de Odontología. Una larga cola de varios cientos de estudiantes que avanzaban ansiosos hacia la gran puerta de entrada. Creo que en ese entonces (8-10 años) quería ser universitario algún día con el único fin de hacer esa desordenada y caótica fila de juventud. ¡Cuánto color, cuánto movimiento, cuanta no-uniformidad en una sociedad militarizada y asfixiante!. Ahí había vida.
El Comedor Universitario de la UNLP tiene su historia: arrancó en 1935 con la Asociación de Ayuda Estudiantil y continuó funcionando (con avances y retrocesos, pero sobre todo, con muchas interrupciones gorilas) hasta mayo del ‘74, cuando empezó a estrangularlo el interventor de la nefasta Triple A en la Universidad. Después, en el ‘76, la dictadura militar lo terminó de cerrar. Desde entonces, el estómago de los universitarios pasó a ser, para el Estado, un tema sin presupuesto y sin importancia.
Volvió la democracia formal en el ‘83 y tuvimos dos décadas casi ininterrumpidas de Franja Morada al frente de la FULP. Pero de comedor, ni noticias. Obviamente, a los tilingos qué les importa que los hambrientos coman, que los laburantes estudien, que el pobrerío mejore. Mas bien, quieren que se vuelvan a su casa masticando resignación, un menú que su «comedor» brinda gratuitamente todos los días.
Finalmente y después de casi treinta años, el 18 de octubre de 2004 volvió a abrir el Comedor Universitario de la UNLP, funcionando provisoriamente en la tradicional sede del club Universitario de La Plata, de calle 46 entre 2 y 3, con un menú único de un peso. Un pequeño triunfo de la lucha.
Desde que gran parte de la izquierda partidaria superó mínimamente el canibalismo que la caracteriza y logró arrebatarle la conducción de la FULP a la Franja Morada (en la inolvidable noche del 19 de diciembre de 2001 y bajo el estado de sitio del genocida De la Rúa) el reclamo del Comedor pasó a ser prioritario para la Federación. A partir de entonces se han hecho marchas, recitales, se firmaron petitorios, se hicieron clases públicas (con ollas populares incluidas) logrando con esto, que el tema vuelva a instalarse con fuerza en la comunidad universitaria. Es cierto que ayudó y ayuda bastante, la crisis terminal que atraviesa la UCR, no sólo en la facultad de Derecho y en la UNLP, sino también a nivel provincial y nacional. Pero creo que lo determinante fue la unidad para luchar por algo concreto y necesario (y no por pajereadas) que demostraron las 14 agrupaciones del palo, que levantaron juntas esta bandera. Porque a las autoridades de la UNLP (y en general, a toda autoridad) le importa un carajo si la gente come o no.
Con poca asistencia los primeros días (quizás por una desinformación generalizada), cada semana se agrega más gente al Comedor y actualmente concurrimos alrededor de 600 estudiantes (llegando al cupo máximo establecido) en 4 turnos de 150: de 1130 a 1200 hs., de 1215 a 1245 hs., de 1300 a 1330 hs. y de 1345 a 1415 hs. Aunque por suerte los organizadores no son muy estrictos con los horarios, lo que permite una flexibilidad muchas veces tan necesaria, para poder concurrir al despelote horario que son las cursadas en cualquier facultad.
Los tickets se compran la semana anterior (ahí mismo, en la sede) y eso permite una planificación importante, lo cual evita un crimen de lesa humanidad: tirar comida. El menú, que se sirve en bandejas verdes, consiste en un pan (más chico que una flautita, más grande que un miñón), una fruta (manzana, naranja, banana o mandarina) y una fuente descartable con el plato del día. Puede ser arrollado de carne con papas al horno, o fideos con tuco y carne picada, o salpicón de ave, o hamburguesas con ensalada primavera, etc. Pero el plato que se roba todos los aplausos es la lasaña de los jueves. Mmm......deliiicciiiaaa.....
Los cubiertos son de plástico y sirven salvo los miércoles, cuando la milanesa viene medio duranga y el cuchillito no la puede cortar. Entonces lo que se acostumbra, es comerla en sandwich.
Debido a que el hambre y la pobreza que afectan a buena parte de la población de este país, ya hicieron pie también en la Universidad, el Comedor resulta algo práctico para ayudar a paliar la situación de cientos de estudiantes de clase media-baja (en mi caso, como el sueldo no me alcanza, sobrevivo con la encomienda salvadora que manda mi querida suegra desde Salliqueló para el 25 ó 26 de cada mes). No son pocos los que llevan una bolsa y retiran la comida para comerla en su casa o en una plaza, y está bien que no se obligue a nadie a concurrir al Comedor, pero la mayoría come en el lugar. Las porciones no serán abundantes, pero tampoco son insuficientes (bah, no sé, habría que preguntarle a alguien de mayor contextura física que yo). Y la buena onda, en general, de la gente del club (a pesar de que, de alguna manera, los estamos molestando) como de los chicos y la gente del padre Cajade (responsables de elaborar y servir la comida) hacen de las cuatro filas de largas mesas y banquetas un lugar, digamos, agradable.
Vienen alumnos de las 15 facultades y de una escuela superior (aunque habría que ampliarlo a los estudiantes terciarios), pero lo que abunda es gente de las 5 facultades del Bosque (Ingeniería, Exactas, Arquitectura, Informática y Odontología) por una cuestión de proximidad física.
Alguna remera de Los Piojos o de Burt Simpson, alguna mochila de 2 Minutos, de la Cannabis o del Che Guevara: el ambiente es bastante informal y todo el mundo comparte las jarras de agua mineral, levanta su bandeja y la lleva adelante, participa de la armonía del lugar. Conozco chabones que han llegado a decir: «cómo voy a ir a comer a un lugar donde almuerza tanta gente» o «No me gusta no poder elegir qué voy a comer». ¡Pero qué le vamos a hacer! En la Universidad hay mucho garca, mucho garca. Lo interesante es que ni siquiera los que opinan de esta manera son impedidos de concurrir al Comedor: cualquier estudiante puede hacerlo con su libreta estudiantil.
Pero lo que sobresale en la alquilada sede del club Universitario no es el confort, sino los problemas originados por la falta de infraestructura acorde. El lugar, en realidad, es un pasillo ancho que conduce al gimnasio del fondo, siendo muy precario todo: afuera no hay un bicicletero donde atar las bicis, los baños están en el segundo piso, no hay una pileta con una canilla donde el personal pueda enjuagar nada, no existe sillas altas para los dos o tres hijos pequeños de los estudiantes que concurren con sus padres, no hay un horno donde mantener caliente la comida (por eso, a veces está fría), no hay ventiladores de techo, etc. Es que este lugar, a pesar de la buena voluntad, no es un Comedor.
Por eso se vuelve tan urgente empezar a discutir cómo logramos ampliar esta pequeña gran conquista: cómo recuperamos el «Rektorado» de 6 y 47 (el boliche que administran un par de conchetos empresarios, entongados con las corruptas autoridades y beneficiados con un contrato de alquiler que hasta da risa). Cómo logramos que se terminen de abrir los restantes dos comedores (el de Ciencias Naturales, para las cinco facultades del otro lado del Bosque -Medicina, Naturales, Agronomía, Veterinaria y Observatorio- ya está casi terminado) y cómo logramos que aumente significativamente el número de los que puedan concurrir (de cientos a miles).
En ese sentido, sirve la marcha que se realizó el miércoles 24/11, que salió desde el Comedor y recorrió el centro de La Plata, se detuvo frente al «Rektorado» y terminó en el Rectorado para exigir a las autoridades mayor presupuesto alimentario. Las marchas sirven bastante pero en este caso, creo que también serviría algún tipo de acción directa (colectiva o individual) sobre el boliche «Rektorado» y sus truchos administradores (escucho propuestas).
Este paso adelante que significó la reapertura del Comedor Universitario es un logro importante, que incluso se reflejó en las elecciones estudiantiles, ya la izquierda matuvo los ocho centros de estudiantes que dirige desde el 2001, impidiendo una recuperación del radicalismo en uno de sus ámbitos más habituales: la Universidad. Pero también hay cosas que dan lástima: en la marcha del miércoles, algunos post-psico-bolches-sectarios le tiraban huevos a un pequeño grupo de la Franja Morada que participaba de la marcha. Tirando comida, en una marcha por comida: si querés tirarle algo, tirale piedras o bombitas de carnaval llenas de mierda, pero no comida. Es así, no entienden nada.
Pero a pesar de todo, de las idas y vueltas, la conciencia del estudiantado ha pegado un salto y vamos por más: ahora de postre queremos helado o torta. Y lo queremos ya.